UN SACERDOTE ESPAÑOL, UN PASTEL Y EL REGALO ORQUESTAL DE HAYDN

El Oratorio de la Santa Cueva puede parecer humilde, pero esta pequeña iglesia española albergó el estreno de 'Las siete últimas palabras de Cristo' de Haydn

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En la ciudad costera de Cádiz (España) se alza una modesta capilla con un notable mérito a la hora de alcanzar la fama. El Oratorio de la Santa Cueva puede parecer humilde, pero gracias a la visión y determinación de su párroco, Don José Sáenz de Santa María, esta pequeña iglesia española acogió el estreno de Las siete últimas palabras de Cristo de Haydn , un momento que vinculó a la modesta capilla con las grandes tradiciones de la música clásica europea.

A finales del siglo XVIII, Don José estaba convencido de que la música sacra podía mejorar la fe de sus feligreses y ayudarlos a meditar sobre los misterios de Cristo. Queriendo aportar algo especial a sus servicios del Viernes Santo, decidió encargar una nueva pieza musical específicamente para su congregación. Pero en lugar de buscar un compositor local, Don José recorrió toda Europa y se puso en contacto con el propio Haydn , ya famoso por sus sinfonías y óperas. El resultado de esta audaz decisión fue una de las obras más profundas de Haydn .

Haydn compuso Las siete últimas palabras de Cristo como una serie de movimientos orquestales, cada uno de los cuales refleja las últimas palabras de Cristo desde la cruz. La música tenía como objetivo ser meditativa y ofrecer momentos de reflexión durante el servicio del Viernes Santo. Fue una gran composición pensada para un espacio pequeño y sagrado, y su estreno en el Oratorio de la Santa Cueva agregó un aire de solemnidad y profundidad espiritual a la ocasión ya de por sí sagrada.

El detalle más encantador, sin embargo, es el entorno. El Oratorio no es una inmensa basílica o catedral, sino una humilde capilla. Sin embargo, los lugareños abarrotaron el lugar para escuchar la obra maestra de Haydn, de pie, hombro con hombro, con gran expectación. El contraste entre la sencillez del entorno y la complejidad de la música crea una imagen impactante: una composición de talla mundial que debuta en una humilde capilla de una ciudad española por aquel entonces modesta.

Pero la creatividad de Don José no se limitaba a la música. Después de interpretar la pieza, encontró una forma original de agradecerle a Haydn por su trabajo. En lugar de un simple pago, Don José le envió al compositor un pastel como muestra de su gratitud. Cuando Haydn cortó el pastel, lo encontró lleno de monedas de oro , una sorpresa que habría sido tan encantadora como generosa. Esta peculiar historia de gratitud se convirtió en parte de la leyenda que rodea la composición.

Hoy en día, el Oratorio de la Santa Cueva es un destino obligatorio para los amantes de la música y la historia, un lugar donde el arte y la fe antaño colisionaron de una forma singular y encantadora.

Los visitantes vienen no sólo a ver la capilla, sino también a reflexionar sobre su papel en dar vida a una de las mayores obras de Haydn, en un lugar donde un humilde sacerdote, un famoso compositor y un pastel lleno de monedas de oro se convirtieron en parte de un capítulo inolvidable en la historia musical.

Daniel Esparza

Fuente: Aleteia