Nuevo estudio sobre la Sábana Santa de Turín confirma torturas descritas en los Evangelios
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©Screenshot YouTube @AtrapadosEnElTiempo |
Un análisis
detallado de la Sábana Santa de Turín ha encontrado partículas de creatinina
con ferritina, lo que respalda la idea de que las heridas visibles en el
sudario son consistentes con las torturas que Jesús sufrió según los relatos
bíblicos.
Un estudio
publicado en julio reveló que un nuevo análisis de la Sábana Santa de Turín,
que incluía la composición y un análisis microscópico de las manchas de sangre,
muestra que las marcas son coherentes con las torturas sufridas por Cristo tal
como se describen en los Evangelios.
El estudio,
titulado «New Insights on Blood Evidence from the Turin Shroud Consistent with
Jesus Christ's Tortures», afirma que la presencia de partículas de creatinina
con ferritina, que suelen ser un subproducto de las contracciones musculares,
«confirma, a nivel microscópico, las durísimas torturas sufridas por el Jesús
de la Sábana Santa de Turín».
Además,
«numerosas manchas de sangre esparcidas por toda la imagen del doble cuerpo de
la Sábana Santa muestran pruebas de que Jesús de la Sábana Santa fue
torturado», afirmaba.
«Marcas de
sangre por toda la imagen del cuerpo que concuerdan con la flagelación previa a
la crucifixión, marcas de sangre en la cabeza que concuerdan con una 'corona'
de espinas, marcas de sangre en la mano y los pies que concuerdan con la
crucifixión y la mancha de sangre en el pecho que evidencia una herida
post-mortem que se corresponde con la herida post-mortem de lanza que Cristo
recibió tal y como se describe en la Biblia», decía el informe.
El nuevo
estudio ha sido redactado por Giulio Fanti, profesor asociado de Mediciones
Mecánicas y Térmicas del Departamento de Ingeniería Industrial de la
Universidad de Padua. Según su sitio web personal, Fanti ha estudiado y escrito
sobre el famoso paño funerario desde 2004.
La financiación
del estudio, según el informe, «corrió a cargo en parte de un grupo religioso
que pidió el anonimato» y que el grupo confió a Fanti el análisis del llamado
«pañuelo del Padre Pío», un tejido en el que están impresas dos imágenes
consideradas milagrosas en el anverso y el reverso de (una parecida a la Sábana
Santa de Turín) Jesucristo y San Pío de Pietrelcina, respectivamente.
Según el
informe, un estudio preliminar realizado por Fanti, junto con el ingeniero
Christian Privitera, reveló la presencia «de una sustancia casi transparente»
entre los hilos manchados de sangre del sudario.
«Esta
sustancia, dado su origen y de acuerdo con otros estudiosos que han analizado
el Sudario de Oviedo, podría ser el líquido semitransparente producido por un
edema pulmonar», decía el informe, en referencia a la acumulación excesiva de
líquido en los pulmones que se cree que sufrió Jesús mientras estaba en la
cruz.
El Sudario de
Oviedo (España) es lo que tanto la tradición como los estudios científicos
afirman que fue el paño utilizado para cubrir y limpiar el rostro de Jesús tras
la crucifixión.
El estudio de
Fanti sobre el Sudario de Turín afirmaba que, aparte de confirmar los relatos
evangélicos de la tortura de Jesús, incluida la flagelación, el ojo derecho del
hombre del sudario, dado que estaba «más hundido» con una marca vertical sobre
el párpado «aparentemente surcado», indican que «pudo haber sido cegado por
otro golpe del flagelo en la cabeza».
«Como
alternativa a la marca del azote en el ojo derecho, se puede pensar en una
herida producida por una espina de la corona colocada en la cabeza de Jesús»,
afirma el informe.
El sudario, de
cuatro por cuatro metros, presenta una imagen foto negativa de cuerpo entero de
un hombre, de frente y de espaldas, con señales de heridas que se corresponden
con los relatos evangélicos de las torturas que sufrió Jesús en su pasión y
muerte.
La Iglesia
Católica nunca se ha pronunciado oficialmente sobre la autenticidad del
sudario, alegando que los juicios sobre su antigüedad y origen correspondían a
la investigación científica. Los científicos han debatido su autenticidad
durante décadas, y los estudios han arrojado resultados contradictorios.
Una prueba de
carbono realizada en 1988 databa la tela en el siglo XII, lo que llevó a muchos
a concluir que el sudario era una falsificación medieval. Sin embargo, los
científicos han cuestionado esa afirmación señalando que la metodología de la
prueba era errónea y que la muestra utilizada en el proceso de datación por
carbono era una pieza utilizada para remendar la tela en la Edad Media.
Un estudio de
2014 publicado en el Journal of Forensic Sciences de 2018 por Matteo Borrini,
forense italiano, y Luigi Garlaschelli, químico italiano, afirmaba que los
patrones de sangre en el sudario no coincidían con los dejados por una persona
crucificada.
Garlaschelli
también publicó un vídeo en YouTube de su experimento en 2015 utilizando a una
persona viva para estudiar los patrones de sangre en varias posiciones, así
como presionando una esponja contra un maniquí de plástico para examinar la
forma en que fluía la sangre falsa.
Sin embargo,
varios expertos e investigadores criticaron el estudio de 2014, afirmando que
sus conclusiones carecían de la exactitud de estudios anteriores, algunos de
los cuales incluían cadáveres de hombres que murieron de hemopericardio, la
acumulación de sangre en el corazón, que se cree que fue lo que finalmente
causó la muerte de Jesús en la cruz.
En su informe,
Fanti cuestionaba los resultados del estudio de 1988, afirmando que ciertos
factores, entre ellos la presencia de radiación de neutrones, transformaban los
elementos del sudario, «sesgando así en gran medida los resultados de la
datación por radiocarbono de la HST realizada en 1988 en muchos siglos».
Fuente: InfoCatólica