Se cataloga como alta fidelidad a la capacidad de reproducir un sonido o imagen con mínimo margen de error, así mismo los cristianos debemos imitar a Cristo
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Andrey Julay | Shutterstock |
Sin
embargo, reproducir la imagen y la palabra de Cristo con nuestro modo de vivir
es en lo único que tendríamos que esforzarnos durante nuestro breve paso por
este mundo, como lo hace notar el salmo 39 (5-7):
"Señor,
dame a conocer mi fin y cuál es la medida de mis días para que comprenda lo
frágil que soy: no me diste más que un palmo de vida, y mi existencia es como
nada ante ti. Ahí está el hombre: es tan solo un soplo, pasa lo mismo que una
sombra; se inquieta por cosas fugaces
y atesora sin saber para quién".
Dios siempre
es fiel
Pero, volvamos a la cuestión de ser fieles a
Cristo. ¿Qué implica la fidelidad?
"La fidelidad expresa la constancia en el
mantenimiento de la palabra dada. Dios es fiel". (CEC 2365)
En la vida, nos comprometemos de
muchas maneras:
En
el trabajo en el que firmamos un contrato para prestar nuestro servicio y
recibir un pago.
En
la escuela cuando nos inscribimos y sabemos que debemos estudiar, esforzarnos
para sacar buenas calificaciones y pagar las cuotas a tiempo.
En
el matrimonio para amarnos, respetarnos y compartir alegrías y penas,
ayudándonos en todo momento, al igual que con la familia y los amigos.
Con Dios es exactamente lo mismo, con
la enorme diferencia de que Él permanece fiel aunque nosotros no lo seamos (cfr 2 Tim 2, 13) .
La vida es
efímera
Reflexionando, nos damos cuenta de que los seres
humanos viven, mueren y, si no fueron influyentes, son olvidados. ¿Cuántas
generaciones han pasado antes que nosotros? son innumerables, y lo único que
permanece es un recuerdo que se diluye con el tiempo.
Sin embargo, para Dios somos eternos, por eso,
entendamos que lo único que vale la pena es vivir para Él, ser cristianos de
una pieza, manteniendo nuestra mirada en el abrazo final que nos dará Cristo
cuando lleguemos a su presencia.
Que
el salmo 90 (9-10) nos centre en nuestro último destino:
"Nuestros
años se acaban como un suspiro. Nuestra vida dura apenas setenta años, y
ochenta, si tenemos más vigor: en su mayor parte son fatiga y miseria, porque
pasan pronto, y nosotros nos vamos".
Y
que Cristo nos ayude a permanecer siempre fieles Él.
Mónica
Muñoz
Fuente: Aleteia