El Vaticano no ha ocultado su "satisfacción" al anunciar que Melchor Shi Hongzhen ha sido "reconocido oficialmente, a los efectos del orden civil, como obispo de Tianjin [Tientsin]" por el régimen de Pekín, y que esto es un "fruto positivo del diálogo entre la Santa Sede y el gobierno chino".
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El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano y firmante del acuerdo secreto de la Santa Sede con el gobierno de Pekín,Foto: Captura RAI. Dominio público |
Al
morir Li Side, también monseñor Hongzhen se encontraba en arresto domiciliario.
Ordenado en 1954, había sido nombrado coadjutor de Li Side el mismo año que él
como titular, en 1982. Desde que se hizo cargo formalmente de la diócesis, el
gobierno nunca le había
reconocido hasta hoy.
La
diócesis cuenta con 56.000 fieles distribuidos en 21 parroquias, atendidas por 62 sacerdotes y un buen
número de religiosas.
Su
reconocimiento ahora por la dictadura de Xi Jinping es un alivio para la Santa
Sede ante la tercera
renovación, probablemente en octubre, del acuerdo firmado con China en
2018, que se renueva cada dos años y cuyas cláusulas siguen siendo secretas, aunque se sabe que
conciernen al acuerdo entre las partes para el nombramiento de obispos. Su
aplicación está siendo netamente desfavorable para la Iglesia, pues ha sido
aprovechada por el Partido Comunista Chino para incrementar su control sobre los católicos y para imponer a Roma el
reconocimiento de los obispos oficialistas.
El
caso más doloroso fue, hace poco más de un año, la convalidación por el Vaticano del
traslado, decidido y efectuado unilateralmente por el régimen comunista, del
obispo José Shen Bin de
la sede de Haimen a la de Shanghai, un acto directamente contrario al acuerdo.
El
régimen redobló la afrenta en diciembre de 2023 con la aprobación de un Plan Quinquenal de Sinización del
Catolicismo -esto es, de sometimiento a las directrices del Partido-,
y la suavizó a principios de 2024 acordando con la Santa Sede tres nombramientos, uno de ellos con la
creación de una nueva diócesis cuyas fronteras hubo que pactar.
El
reconocimiento ahora de monseñor Hongzhen, que tiene 95 años, parece destinado
a facilitar la renovación del acuerdo firmado por el cardenal Pietro Parolin, secretario de
Estado vaticano. Un acuerdo cuyas debilidades y riesgos señaló desde el principio el cardenal José Zen, obispo emérito de
Hong Kong: deja a la Iglesia china en manos del régimen comunista si se
renueva o la aboca a una despiadada persecución si no se renueva.
Carmelo López-Arias
Fuente: ReL