"Si realmente siguen siendo 'juegos', pueden ser, por tanto, un lugar excepcional para el encuentro de las personas, incluso las más hostiles", dice el Papa
Foto: exhibición deportiva en el Vaticano. Dominio público |
"Me
uno a las intenciones de la misa que va a celebrar, ya que próximamente serán
los Juegos Olímpicos en su ciudad. Pido al Señor que colme de sus dones a todos los que participan
de un modo u otro - ya sean deportistas o espectadores -, y que
sostenga y bendiga a quienes los acogen, en particular a los fieles de París y
de otros lugares", dice la carta.
Si siguen siendo 'juegos'
"Sé
que las comunidades cristianas se están preparando para abrir las puertas de
sus iglesias, de sus escuelas y de sus hogares. Sobre todo, abran las puertas de su corazón, dando testimonio,
con la gratuidad y la generosidad de su acogida a todos, de Cristo que los
habita y que les comunica su alegría", añade el Papa.
Francisco,
aprovecha para recordar a los más débiles. "No os olvidéis de las personas
más vulnerables, en particular de aquellas que se encuentran en situaciones
precarias, y que se les facilite el acceso a los Juegos. En términos más
generales, espero que la organización de estos Juegos sea para todo el pueblo
francés una oportunidad de armonía fraterna que permita, más allá de las diferencias y las oposiciones,
fortalecer la unidad de la nación, comenta.
"El
deporte es un lenguaje universal que trasciende fronteras, idiomas, razas,
nacionalidades y religiones. Tiene capacidad de unir a los pueblos, de promover
el diálogo y la acogida recíproca. Estimula la superación personal, entrena el
espíritu de sacrificio, promueve la lealtad en las relaciones interpersonales y
nos invita a reconocer nuestros propios límites y el valor de los demás. Los Juegos
Olímpicos, si realmente
siguen siendo 'juegos', pueden ser, por tanto, un lugar excepcional para el
encuentro de las personas, incluso las más hostiles. Los cinco anillos
entrelazados representan este espíritu de fraternidad que debe caracterizar la
manifestación olímpica y la competición deportiva en general", añade el
Papa.
"Es
con este espíritu con el que la antigüedad estableció sabiamente una tregua
durante los Juegos y que la era moderna intenta periódicamente retomar. En este
período turbulento en el que la paz mundial está seriamente amenazada, espero fervientemente que todos
estén dispuestos a respetar esta tregua con la esperanza de una resolución de
los conflictos y un retorno a la armonía. ¡Que Dios tenga misericordia de
nosotros! Que Él ilumine las conciencias de quienes detentan el poder sobre las
graves responsabilidades que les incumben, que conceda éxito a los
pacificadores y que los bendiga, concluye el Papa.
Fuente: ReL