Como consejo de mayor relevancia, menciona que "si el matrimonio es cosa de tres, el marido, la mujer y Dios, siempre funciona".
Mar Dorrio. Dominio público |
Desde
entonces, su formación y transmisión de contenidos en torno a la familia y el
matrimonio ha sido imparable: también está en Instagram,
donde le siguen más de 8.000 personas y ha publicado dos libros de orientación familiar, el último de ellos, Cocinar con sobras después del `Sí, quiero´" (EUNSA).
Recientemente
ha participado en el canal El
Rosario de las 11 pm de Belén Perales, donde ha destacado
algunos puntos de su último libro y ofrecido 13 útiles consejos para que los
matrimonios "tengan unidos su segunda edición mejorada" y que, lo que
en algún momento pueden parecer "sobras de asado que den pereza
recoger" se transformen "en unas maravillosas croquetas". ¿El
secreto? "Cariño, tiempo y dedicación".
1º Apaga tu fuego interior
La
escritora menciona la importancia de "apagar los fuegos interiores"
para que el amor continúe presente en familias y matrimonios. "Todos los problemas tienen
solución mientras se quieran solucionar", explica.
Pero
para ello, hay que querer y poner medios cuando llegan las discusiones: "Cuando te vas con la memoria a los
buenos momentos engañas al cuerpo y resurgen las hormonas de ese buen
momento. Para estar feliz y encantada con tu marido, tendrás que ir con la
imaginación donde te convenga, en una excursión con tu marido o a un momento
maravilloso, no pensar en la próxima bronca".
2º Un potente radar… que solo tienen
ellas
"Nosotras tenemos un radar para
captar todo lo que pasa alrededor. No es que ellos no quieran darse cuenta,
es que no tienen ese radar", comenta. Por eso, explica a mujeres y madres
que cuando los hombres "no se dan cuenta de que estáis tristes o dicen
algo que os ha sentado mal no es que no os quiera o sea egoísta, es que no
tiene ese superpoder".
3º Conocernos más para sufrir menos
También
explica la importancia de conocer los lenguajes del amor. Muchas veces,
explica, "los hombres son
los que hacen actos de servicio, por ejemplo pasando la ITV del coche de su
mujer, pero se olvidan de
darle una felicitación de San Valentín y ella piensa que su marido no
se acuerda de ella". Por eso, también invita a apreciar los actos que
"marido y mujer hacen por el otro y que no se están valorando":
"¿Cuántos enfados hay por no conocernos más?".
4º El matrimonio, un ring de boxeo… para
bien
Dorrio
considera que el matrimonio debe ser como un ring de boxeo, pero para bien,
buscando siempre devolver golpes de entrega y felicidad. "Mi felicidad es
secundaria, lo primero es la suya, que el otro esté contento. Si no te casas para hacer feliz a
la otra persona, mejor no te cases, pero si aplicas esta receta, será el
antídoto que nos curará incluso de nuestro propio dolor".
5º Dar la vuelta a la tortilla con los
suegros
Para
la escritora, la familia política es uno de los elementos que más familias
pueden romper y es necesario "darle la importancia que merece". A
veces, explica, parece que tenemos que estar felices con la familia política,
pero el problema no es la suegra, es la reacción a los posibles ataques de la
suegra o de la familia política: "Si vamos a una cena familiar, debemos tener un protocolo en
el que cuando la suegra compare a los niños, el marido tenga una sonrisa en su
cara y la mujer venga en su rescate".
Con
este ejemplo, aplicable a cualquier otro momento, Dorrio se muestra convencida
de poder "dar la vuelta a
la tortilla" y que a partir de situaciones complicadas, los
matrimonios "puedan salir más unidos y fuertes que nunca y superar
cualquier batalla".
6º Hablarlo todo, pero con cuidado
"En
el matrimonio tenemos que hablarlo todo, pero escogiendo las palabras, el tono,
el sitio… Cuando quieras corregir tienes que cuidar las palabras sin convertirlas en un cristal, para
poder hablarlo todo y decir cualquier cosa, siempre que no utilicemos ironías o
gritos", añade.
7º Pierde todas las batallas que puedas
La
escritora llama la atención sobre la importancia de "ceder en todo lo
posible" a la hora de tomar decisiones y "perder todas las batallas posibles" en las discusiones.
Para
tomar decisiones, cuenta que "lo mejor es no tener un comité de expertos y
consultar a toda la familia: solos tu y yo".
"Para los `qué más da´, cede, cede
y cede. Y cuando no puedas ceder porque son decisiones que afectan para
toda la vida, hay que ver qué le importa más a la otra persona y si es posible,
ceder. Pero cuando ceder, asumes la decisión del otro y si sale mal, no lo echamos en cara.
Si uno toma la decisión ya no es suya, es de los dos y nos tienen que ver como
una muralla firme que nadie pueda romper", añade.
8º Sin acuerdo de protección de datos
Dorrio
comenta que en el matrimonio no
solo hay que ser fiel: "También hay que ser leal. Por eso no tenemos
que firmar ningún documento de protección de datos, porque si te casas conmigo
tu mal humor de los lunes por la mañana está a salvo conmigo". El
escenario ideal, añade, es "que acabemos queriendo los defectos de nuestra
persona favorita a la que hemos decidido hacer feliz el resto de nuestras
vidas".
9º Si es un accidente, no es un problema
También
explica que "el 80% de los
problemas del matrimonio no son causados con mala intención, y lo que no tiene mala intención no
tiene categoría de problema". Y en caso de que si haya un problema,
"cuando la persona que te tendría que proteger te ha hecho daño",
Dorrio es firme en su postura: "Perdona, perdona y perdona, siempre".
10º No hace falta un burofax para
perdonar
Sin
embargo, aunque siempre hay que perdonar, también hay muchas formas de
expresarlo y hay que estar atentos a ellas: "Hay gente incapaz de verbalizar el perdón literalmente, pero
son capaces de recoger algo que no recogerían nunca, hacer un recado por ti que
no haría en la vida… No necesitamos un burofax [para entenderlo]".
11º No consueles a princesas que no sean
de tu reino
En
una sociedad que nos lleva en dirección contraria al sentido común y a una
familia fuerte y unida, Dorrio considera que hay que ser conscientes de las
propias debilidades. Así, al igual que el hombre debe saber que su órgano
sexual es el ojo, el de la mujer es el oído: "Lo que él ve aunque sean dos
segundos permanecerá mucho en su memoria y un piropo puede producir un shock a
una mujer".
Por
ello, se dirige a las mujeres para que cuiden su vestuario y formas tanto dentro como fuera
del hogar, en el trabajo o en reuniones, y a los hombres para "que no consuelen a princesas que
no sean de su reino". La única intimidad, añade, se reduce al acrónimo
MMHH: madres, mujeres, hijas y hermanas.
12º Ellas se desahogan hablando, ellos
apartándose
También
destaca la complementariedad que debe marcar la actitud de hombre y mujer ante
los problemas, pero también que ambos son "meridianamente opuestos": "Las mujeres necesitamos
desahogarnos y eso significa descarga completa, que escuchen nuestro
problema las veces que haga falta. ¿Y cuándo la descarga es completa? Cuando la
mujer puede cambiar de tema. Y si no lo hace, acabará sintiéndose poco
escuchada y querida, la peor termita para el matrimonio".
Un
caso distinto al de los hombres, que según su carácter "hacen algo que
implica no hablar ni dar explicaciones. Los caballeros tienen que escuchar y las mujeres dejarles que
encuentren su fórmula para desahogarse. Y cuando él vuelva, sin preguntas
ni distracciones, ya que lo que para nosotras es un desahogo, para ellos es una
lata".
13º La guinda del pastel: el matrimonio
es cosa de tres
Como
consejo final y de mayor relevancia, menciona que "si el matrimonio es cosa de tres, el marido, la mujer y Dios,
siempre funciona".
"Si
metes a Dios en tu vida tiene un efecto diálisis. Cuando estéis enfadados, te
tomas un café con Dios y la Virgen, les cuentas todo y el enfado se
transformará en ternura, en perdón y en todo lo que necesites para salir adelante.
Cada vez que te tomes ese café lo irás notando y te irás transformando",
concluye.
José María Carrera
Fuente: ReL