Una historia de vocación sacerdotal y misionera
Rubén Cabrera, de Caravaca de la Cruz. Dominio público |
Rubén
Cabrera nació en 1995 en
Caravaca de la Cruz, Murcia. "Soy el sexto de ocho hermanos. Somos dos hermanas y seis
hermanos. Mi madre, Raquel Teresa Rosique López es caravaqueña, hija del pintor
y profesor murciano Don Blas Rosique, conocido en el pueblo y en la
región. Mi padre, Juan Pablo Cabrera Forte, nació en Reus y vivió hasta los 18
años en San Carlos de la Rápita, Tarragona", explica.
Su
madre entró en el Camino Neocatecumenal a los 16 años, y
atrajo a su padre a él cuando se conocieron. En ese ámbito familiar Rubén
recibió la fe: "los
domingos rezando juntos Laudes, rezando antes de dormir y al levantarnos y
llevándome a las eucaristías todos los sábados por la tarde". Para crecer
en la fe le ayudó, dice, "el ejemplo de mis padres y el rezar junto con ellos cada
noche antes de dormir y ese momento cada domingo de oración doméstica, donde
podíamos hablar y contar nuestros problemas y donde mis padres siempre nos
daban una palabra de fe".
El único católico practicante en clase
Aunque
Murcia figura en las estadísticas como una de las zonas más religiosas de
España, Rubén ya experimentó ser el único chico que practicaba la fe en su clase, en una escuela
aconfesional. "Eso me llevaba a debatir con los no creyentes, por qué me comportaba de
una forma u otra. Incluso tuve profesores de Filosofía que cuestionaban mis creencias: me
tocaba defenderme o callarme".
A
los 14 años pasó una época
difícil y también con dudas de fe. Le acosaban en la escuela, en casa
no se sentía amado y estaba en crisis. "Dudaba de la existencia de Dios,
ese Dios que mis padres me habían tanto hablado, que era un Dios que me amaba:
no veía ese amor en mi entorno", recuerda.
Lo
que le ayudó fue empezar a participar en las catequesis del Camino
Neocatecumenal, empezar a vivir la fe en comunidad. "En esa comunidad me encontré con el amor de Dios
que no veía, a través de los hermanos, de los sacramentos, y concretamente
del sacramento de la penitencia".
Una invitación: luchar contra el Dragón
Cuando
llevaba un año en el Camino, acudió a Fátima en 2010, a una peregrinación con
motivo de la visita de Benedicto XVI. "Hubo un encuentro vocacional con Kiko Argüello,
Carmen Hernández y el padre Mario, iniciadores del Camino Neocatecumenal.
Kiko anunció el kerygma con mucha fuerza y me sentí tocado por el Señor, que me
llamaba para algo más grande. Kiko hablaba de Apocalipsis 12, de la batalla contra el demonio y
que a quien sintiese la llamada al sacerdocio, el Señor le llamaba a luchar directamente contra
ese Dragón. Yo venía de estar encerrado en mi habitación leyendo
libros de fantasía, un mundo en el que soñaba en ser un héroe que destruye al Dragón y salva a la
princesa. Y Dios usó ese lenguaje para llamarme. Tenía 15 años, así
que seguí mi camino de fe discerniendo con mis catequistas y hermanos".
En
una convivencia con otros seminaristas y Kiko Argüello en Italia en 2013,
sintió que Dios le llamaba a perseverar hacia el sacerdocio "pero lejos de
mi tierra. Es por eso que mi rector me propuso cambiar de seminario y me enviaron al Seminario
Redemptoris Mater de Galilea, dónde he estado 11 años".
En el seminario en Galilea
El
Seminario Redemptoris Mater de Galilea tiene sacerdotes de muchos países, pero
están incardinados en la
iglesia local (al servicio del Patriarca de Jerusalén) aunque a
disposición para evangelizar "en
los países de Oriente Medio y de todo el mundo". "Recibimos
las clases en el mismo seminario, porque es también sede del Studium
Theologicum Galilaeae que es una afiliación con la Universidad
Lateranense de Roma. Los profesores son profesores de todo el mundo, laicos y
presbíteros, que vienen a dar clases y aparte tenemos profesores estables que
viven con nosotros en el seminario o cerca del mismo", explica.
Físicamente,
el lugar del Seminario es la Domus Galilea, en
Galilea, a orillas del lago de Tiberíades, en la carretera que antiguamente
unía Korazim y Cafarnaum. "El
idioma oficial de la Domus es el italiano, pero hay un grupo de
seminaristas que estudian el hebreo para poder acoger a los hebreos que vienen
a visitar la casa. La casa se mantiene por las donaciones de amigos
benefactores y por los hermanos que vienen a visitarla y pasan unos días allí
que pagan su estancia", detalla Rubén Cabrera.
Además
de los seminaristas, en la
Domus Galilea hay hermanos en misión, familias en misión, hermanas consagradas...
Se ejerce la hospitalidad de peregrinos, se rezan las horas del oficio, se hace
lectio divina, misa diaria, visitas a Santos Lugares... El rector de la casa es
el sacerdote italiano Rino Rossi, y el vicerrector es el sacerdote peruano
Armando Medina Vargas. La casa intenta
también ser un puente de conexión de los cristianos con los judíos y árabes
locales.
Allí
Rubén se formó con compañeros
españoles e hispanoamericanos (los hay de Colombia, Perú, Bolivia, El
Salvador, Nicaragua, Costa Rica etc...). "Los clérigos españoles que
sirven en Tierra Santa suelen ser de algún movimiento de la Iglesia",
explica. "Actualmente en
Tierra Santa está trabajando el Verbo Encarnado, los Legionarios de Cristo, el
Opus Dei..." Además de los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, que
siempre incluyen algunos españoles e hispanos.
Una parroquia de Jordania: desempleo,
refugiados, universidad...
Rubén
va a servir ahora en la parroquia de Zarqa, al norte de Jordania, una población
que nació como una base militar y que hoy tiene una gran universidad gubernamental en las afueras. "Es
una zona de ingresos medios a bajos, que cuenta con trabajadores calificados y
no calificados, la tasa de
desempleo es alta. Hay muchos refugiados que han llegado de otros países en
años recientes", detalla.
La
parroquia nació en 1956 y se fue ampliando con salones parroquiales, oficinas y
un edificio escolar que hoy tiene veintitrés salas, una biblioteca, un
laboratorio de ciencias, un laboratorio de computación y una sala de música.
"Frente a la entrada de la escuela, al otro lado de la calle, hay un excelente centro médico, dirigido
por monjas, que atiende las muchas necesidades médicas de la comunidad. Las
monjas también tienen un taller
de costura, bordado y confección de vestiduras litúrgicas, que venden
en su tiendecita",
explica Rubén.
La
parroquia cuenta con unas 350 familias de árabes cristianos, de todas las
clases sociales, "pero domina más la pobreza y la discriminación por ser
una minoría, por eso quien tiene oportunidad emigra", añade.
Los
parroquianos árabes están bastante acostumbrados a tener sacerdotes europeos. A
veces les impresiona. "Muchos de ellos quieren emigrar a Europa y que un español deje su tierra por
ellos, les llama mucho la atención. Por eso, siempre me he sentido muy
acogido por ellos y muy amado, también porque ellos saben que su idioma no es fácil y haberlo aprendido lo aprecian
enormemente. De hecho, se suelen abrir más con un presbítero extranjero que
con el párroco árabe, porque se sienten más libres", añade.
Aprendiendo de la obra de Tolkien
Rubén,
que se sintió llamado a
luchar contra el Dragón, como San Jorge, caballero cristiano, muy venerado
en Tierra Santa, es un apasionado de la obra de J.R.R.Tolkien y El
Señor de los Anillos. "Tolkien transmite el mensaje de que las personas pequeñas y
débiles son las protagonistas, que no se juzgue a aquel que cae en la
tentación del Anillo (como Boromir), y en la insistencia y acompañamiento del mago Gandalf he visto
siempre un reflejo de la Iglesia. También me ayuda ver que el
protagonista no está nunca solo, todo puede hacerlo gracias a la
comunidad".
Una
escena que le inspira es la
confianza de los cuatro hobbits con el misterioso guía desconocido en el que
tienen que confiar en la posada de El Poney Pisador. "Ese tener
que fiarse del perfecto desconocido siempre me ha recordado a esa compañía silenciosa que Cristo
tiene con nosotros, saber reconocerlo como nuestro guía y
defensor". Le gusta cómo lo explica Diego Blanco en su libro Un
Camino Inesperado: "Aragorn es un perfecto desconocido
y va a guiar a los hobbits
al igual que el Espíritu Santo es un perfecto desconocido para ti y para mí, y
nos va a guiar por un camino perfectamente desconocido […] Aragorn es Cristo
caminando junto a los discípulos hacia Emaús. Discípulos que no saben quién es
el que les acompaña, porque no se muestra tal y como es, pero que sin duda es
el que es".
"Yo
pasé mucho tiempo encerrado en mis libros y juegos. Las películas de El
Señor de los Anillos y más adelante los libros, no entendía
porqué, me dejaban un
sabor de boca diferente al resto". Leer el libro de Diego Blanco
le ayudó a profundizar en Tolkien, el Cardenal Newman, Chesterton, C.S. Lewis...
"Hoy,
como sacerdote, me ayudan las obras de estos autores en mi vida personal y mi
misión. Tolkien, en El Señor de los Anillos,
creo que nos enseña que el problema profundo del hombre es el Anillo, el miedo a la muerte, y tenemos
que llevarlo al fuego de nuestro bautismo. Y que en nuestra aventura no
estamos solos".
(Publicado
originariamente en la web de la Fundación Tierra Santa).
P. J. Ginés
Fuente: ReL