Más vale maña que fuerza
![]() |
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor.
Que pases un feliz día.
Tenemos una mesa muy grande y antigua que tiene
un cajón enorme. Para guardar cosas es estupendo, porque cabe de todo, pero no
es que sea precisamente un canto a la fluidez: ¡cerrarlo cuesta bastante!
Sin embargo, el otro día, tras sacar el
material que necesitaba, no lograba que volviera a su sitio de ninguna manera.
A fuerza de empujar, ¡casi arrastro la mesa! Pero, a pesar de verme con la
lengua fuera, el tozudo cajón seguía sin ceder ni un milímetro.
Extrañada, miré el interior. ¡Ahí estaba! Una
caja se había quedado enganchada, haciendo de tope entre el cajón y la mesa. En
cuanto la coloqué bien, ¡el cajón volvió a su lugar sin más resistencia!
¡¡Y cuántas veces nos pasa lo mismo, querido
cajón!! Hay momentos en que nos atascamos, no logramos “cerrar bien”, y la
tristeza acaba llenando nuestro interior.
A algunos les gustaría “vaciar el cajón”; es
decir, tratar de olvidar o fingir que no ha pasado nada, ¡¡pero no podemos
quitar el pasado, sacarlo de nuestra historia!!
El Señor nos ofrece una solución diferente.
Cristo nunca borra: Él coloca. De este modo, la caja sigue estando dentro del
cajón, ¡pero ya no se engancha!
La clave está en parar, ver lo que nos atasca.
Y eso es lo que el Resucitado está deseando hacer contigo. Por muy atascado que
te sientas, Él nunca te dejará tirado, porque, como dice la Palabra, “eres
precioso a mis ojos, y yo te amo” (Is 43, 4).
Su amor es esa roca en la que podemos cimentar
la vida. No cambia si nuestro cajón es suave o se atasca, si avanzamos o
retrocedemos, si reímos o lloramos. Su amor es siempre… hasta el extremo.
Hoy el reto del amor es dedicar tiempo como un
acto de amor. Cuando te encuentres con un “cajón atascado”, no des media
vuelta. Regálale algo de tu tiempo. Una palabra, una sonrisa o un poco de ayuda
puede ser suficiente para colocar lo que está enganchado y que todo fluya…
¡incluso mejor que antes!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
11 mayo 2024
Fuente: Dominicas de Lerma