Las estadísticas sobre estabilidad matrimonial no son esperanzadoras en Occidente: Miguel Ángel Martín Cárdaba las hace frente en su última publicación, "Por qué otros van a fracasar en el amor... pero tú no"
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Foto: Unsplash / Jonathan Borba). Dominio público |
Recientemente,
el doctor en Comunicación, licenciado en Filosofía y diplomado en Sociología
acuñaba el término en Por qué otros van a fracasar en el amor… pero tú no (Rialp).
Y con él hace referencia a que, por mucho que predomine el enamoramiento o lo que
uno esté dispuesto a engañarse,
hay estadísticas que por
lo general, no fallan. Tenerlas en cuenta son, a juicio del autor,
esenciales para enfrentar otras matemáticas y que tampoco fallan, las que
muestran que, al menos en Occidente, aproximadamente la mitad de parejas casadas se divorcia, un 15% se separa sin
completar los trámites del juzgado y otro 7% "permanecen juntas
pero crónicamente infelices".
Con
este contexto, surge la
duda legítima de si el amor puede durar para siempre. Millones de casos
muestran que es posible, pero no basta con dejarlo todo al azar: según datos
recogidos por Martín Cárdaba, la misma psicología humana parece estar orientada
a que "el ciclo del amor está diseñado para durar alrededor de 4
años" según los antropólogos y, a partir de ahí, "la cosa se pone
difícil".
El
de Martín Cárdaba es un libro sencillo,
directo y breve, de poco más de 135 páginas que combinan el puro y frío dato estadístico con
una sinceridad mordaz y un sentido del humor que, por raro que
parezca, no desentona con la seriedad de los objetivos que se propone. Entre
ellos, el de responder a una pregunta: ¿Cómo elegir
pareja y no morir en el intento?... Ni en el desarrollo.
Extraemos
algunas de sus propuestas de su "Proceso de selección":
1º Elegir a la persona, ¿con Cupido o
como un gestor?
Martín
Cárdaba plantea si lo idóneo para elegir a la pareja con quien compartir el resto de la vida es
hacerlo a través de las flechas de Cupido. Por el contrario, plantea, "no debería ser muy
diferente al proceso de seleccionar un candidato para un puesto de
trabajo". Esto "no significa que haya que ir por la vida encuestando
candidatos", pero si considera importante "un enfoque con la misma dosis de cabeza y sensatez que de
corazón y sentimiento: el amor es una aventura para la que hacen falta una
serie de habilidades y capacidades concretas y no todo el mundo está capacitado
para este reto. No basta
con querer o desearlo, hace falta estar preparado".
2º Mucho más que compartir una cosmovisión
Para
el autor, "el quid de la cuestión no es simplemente compartir los mismos valores", sino la
"importancia comparativa" que se le da a cada valor, es decir, la
existencia de una "jerarquía de valores" que "determina cada una
de las decisiones". "Es fundamental que cada uno esté de acuerdo con
el destino final del viaje, pero exactamente igual de importante es estar
también de acuerdo en cuáles son las formas válidas y aceptables de
viajar", apunta.
3º Frente al gran mito: ¿Los polos
opuestos se atraen?
Si
algo abunda en el libro además de las cifras y argumentos que respaldan una
afirmación es la refutación
de lo que en muchas ocasiones no son más que mitos. Y uno de ellos es el de
que los polos opuestos se atraen. El autor ha buceado en "montañas de evidencias científicas"
que demuestran que "las personas que tienen intereses, orígenes
socioeconómicos e incluso personalidades similares, generalmente experimentan mayores niveles de satisfacción y
estabilidad".
De
este modo, "lo que según
la ciencia es cierto para los imanes, no suele cumplirse para las personas:
"Una persona tímida y tranquila puede quedar inicialmente fascinada por la
vitalidad de otro. Sin embargo, con el paso del tiempo, cada fin de semana
corre el peligro de convertirse en un escenario en el que el plan de quedarse
en casa con sofá, manta y Netflix del primero choca frontalmente con el plan de
salir de fiesta `a darlo todo´ del segundo", ejemplifica.
4º Elegir un buen compañero de vida:
un criterio crucial
Uno
de los muchos "criterios clave" que ofrece el autor para saber si la
persona elegida será o no un buen compañero de vida es el de "evaluar su actitud ante los problemas y
dificultades, su reacción ante imprevistos y contrariedades, si se derrumba
al menor contratiempo o mantiene la calma, si se sumerge en el fatalismo o se
centra en cómo atajar el problema". Pero igual de importante o más que
esto es "encontrar a alguien que no añada más problemas de los que ya hay". Según
Cárdaba, "la tendencia a preocuparse y problematizar en exceso forma parte
de un rasgo más amplio que los psicólogos denominan neuroticismo y
que es el rasgo de la
personalidad más relevante a la hora de predecir la satisfacción o
insatisfacción de la vida en pareja".
5º La proporción mágica, la verdadera
"clave"
Dos
de los especialistas citados por el autor son Gottman y Levenson, a raíz de su
hallazgo de "la verdadera
clave para evaluar y predecir la satisfacción y estabilidad de una pareja".
Según estos, sería "la proporción que existe entre el número de
interacciones positivas dividido por el de las negativas". Tras estudiar
el modo de relacionarse de cientos de matrimonios, los expertos llegaron a la
conclusión de que ni siquiera "un equilibrio entre ambas era
suficiente". Según su investigación, las que se mantenían unidas y felices
son aquellas que, incluso en pleno conflicto, "alcanzaban una proporción
mínima de cinco positivas por cada una negativa". Por debajo de esa
proporción mágica de cinco a uno, dice Cárdaba, la relación tiende a
deteriorarse.
6º Saber cómo resolver conflictos… y
lidiar con los no resueltos
Aunque
saber resolver los conflictos es algo crucial, el comunicador menciona que
según los expertos, el 69%
de los problemas y desacuerdos que surgen en una relación no se resuelven nunca,
de modo que, "como una mancha de boli en tu camisa preferida, siete de
cada diez conflictos son para siempre" y surgen "a raíz de las
irremediables diferencias que existen entre dos personas". Por eso, llama
la atención de que hasta en siete de cada diez ocasiones, "más esencial
que encontrar a alguien que sepa cómo resolver conflictos, es encontrar a alguien que sepa cómo
lidiar con los conflictos no resueltos".
7º Tres cosas que no se pueden
cambiar: el pasado, el clima y otras personas
Otra
de las afirmaciones que aborda es la del "ya cambiará". En su
opinión, aunque es cierto que la gente "puede evolucionar levemente e incluso cambiar comportamientos
concretos", hay ciertos rasgos estructurales que son "bastante
estables".
Por
ello, resalta la importancia de "no caer en la clásica tentación de pensar que cuando las
circunstancias sean otras, cuando se case o cuando tenga hijos, cambiará". O peor,
agrega, "que tú le cambiarás".
Según el autor, hay una lista de cosas que "por mucho que se quiera, no se
puede cambiar", como "el pasado, el clima u otras personas". El
autor no dice que la gente no pueda cambiar, pero sí reconoce que "la probabilidad de que ese cambio
ocurra en el grado que se necesita o desea es muy escasa. Lo que se ve es
lo que hay. Si hay algo de otra persona que te exaspera o disgusta, ve
asumiendo que la cosa no va a mejorar demasiado".
José María Carrera
Fuente: ReL