La de la Santa Sede es una diplomacia al servicio de la paz, de la persona humana, una diplomacia de la misericordia
ANSA |
El Arzobispo en la 64ª
Peregrinación Militar Internacional celebrada en Lourdes del 24 al 26 de mayo:
"La situación geopolítica es tan tensa y polarizada que se hace muy
difícil promover e implantar la paz en las mentes y en los corazones. Sobre todo
porque los productores de armas apoyan y alimentan los conflictos, y los
avances tecnológicos contribuyen a un enfoque cada vez más frío y distante de
la inmensa tragedia de la guerra".
La de la Santa Sede es una
diplomacia al servicio de la paz, de la persona humana, una diplomacia de la
misericordia. Así lo reafirmó Mons. Paul Richard Gallagher, Secretario para las
Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, con ocasión de
la 64ª Peregrinación Militar Internacional, celebrada en Lourdes del 24 al 26
de mayo. En la tarde de la inauguración, el prelado intervino en la Conferencia
de Autoridades Internacionales titulada "El vuelo de la paloma", ante
autoridades militares, civiles y religiosas de todo el mundo.
"En el panorama internacional,
la Santa Sede siempre ha promovido la virtud del 'coraje de la paz'",
recordó Gallagher, ilustrando el primer aspecto de la diplomacia papal;
"se necesita más coraje para hacer la paz que para hacer la guerra, siendo
esta última 'siempre una derrota'. El valor de elegir el encuentro en lugar de
la confrontación, el diálogo en lugar de la violencia, la negociación en lugar
de la hostilidad, la sinceridad en lugar de la hipocresía". A veces, sin
embargo, lamentó, "la situación geopolítica es tan tensa y polarizada que
resulta muy difícil promover e implantar la paz en las mentes y los corazones.
Sobre todo porque los fabricantes de armas apoyan y alimentan los conflictos, y
los avances tecnológicos contribuyen a un enfoque cada vez más frío y distante
de la inmensa tragedia de la guerra".
"Refiriéndose al Apóstol
Pablo, el Papa Francisco nos pide que actuemos con humildad, mansedumbre y
magnanimidad", añadió el Secretario para las Relaciones con los Estados y
las Organizaciones Internacionales, "esta es una buena lección para todos
los que, como vosotros, estáis comprometidos cada día en el escenario de las
relaciones regionales, nacionales e internacionales". Sobre la diplomacia
multilateral, Monseñor Gallagher pidió una renovación de la ONU: "¡Cuán
necesaria es una reforma del funcionamiento de las Naciones Unidas (más
particularmente del Consejo de Seguridad), de manera más representativa y
teniendo en cuenta las necesidades de todos los pueblos! Esto requiere el apoyo
de toda la comunidad internacional y el restablecimiento del espíritu de
Helsinki".
Evocando el segundo aspecto de la
diplomacia de la Santa Sede, el del servicio a la persona humana, monseñor
Gallagher señaló que "detrás de todos estos conflictos, de todas estas
tensiones, de todas estas dramáticas situaciones humanitarias hay seres
humanos, con nombres y apellidos". "Colocando a la persona humana en
el centro de sus actividades, la diplomacia pontificia busca proseguir su
vocación y elevarse por encima de todo particularismo, dirigiéndose a todos
aquellos que buscan la paz, el desarrollo y el respeto de los derechos
humanos", subrayó el prelado. Este papel "no se inspira en
preocupaciones temporales, sino en un enfoque verdaderamente teológico de la
diplomacia como medio para alcanzar la paz, el amor y la fraternidad".
Gracias a su alta misión de
anunciar el Evangelio y promover los valores de la justicia, la verdad y el
bien, la Santa Sede acompaña así a las naciones en la construcción de la paz y
la fraternidad entre las personas, pero también entre los pueblos, afirmó el
arzobispo. Imparcial, libre de todo interés propio, la Santa Sede "puede
convertirse más fácilmente en mediadora e interlocutora. Libre de toda ambición
política, económica o militar, ha sabido hacer de su singularidad una fuerza, y
de su voz una brújula que guía las conciencias a través de las tragedias de
este mundo".
"En la historia de la Iglesia,
ayer como hoy, son innumerables las personas -creyentes, consagrados o
políticos- que han ejercido su acción política o diplomática en nombre de la
misericordia", señaló el Secretario para las Relaciones con los Estados y
las Organizaciones Internacionales, abundando en el tercer aspecto de su
razonamiento. "Así, para la Iglesia, la misericordia se ha convertido
también en una categoría política y diplomática", prosiguió, "y ha
sido sobre todo el Papa Francisco quien ha apoyado esta vía, que permite
alcanzar la forma más elevada de justicia defendiendo lo que es justo y
condenando la injusticia. Se pueden construir entonces vínculos personales y
sociales profundamente humanos para edificar la civilización del amor y
promover la 'cultura del encuentro'".
Por lo tanto, la diplomacia papal
"tal como se ha desarrollado y como ha sido llevada a cabo creativamente
por el Papa Francisco" puede llamarse "diplomacia de la
misericordia". "Al vincular la misericordia a la diplomacia, el Papa
reafirma el principio de neutralidad y el rechazo a legitimar a uno u otro de
los beligerantes", concluyó el ponente. "La neutralidad, establecida
hace siglos por sus predecesores, se ve así enriquecida por Francisco con esta
nueva dimensión y con el rechazo a abrazar una posición puramente política de
la autoridad papal."
Por Charles de Pechpeyrou
Vatican News