El sacerdote Ángel Castaño Félix, subdirector del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid, explica cómo se hacen presentes los santos y la Virgen María cada vez que se celebra la Eucaristía.
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Dominio público |
Para
poder afirmar esta presencia, señala, es necesario tener conciencia “de lo que
significa la Iglesia como comunión de los santos”. Así, explica que “en el
Credo decimos ‘creo en la Iglesia’, ‘creo en la comunión de los santos’” y que,
como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica, “no son dos artículos
distintos, son el mismo”, de tal forma que podríamos decir “Creo en la Iglesia,
es decir, en la comunión de los santos”.
Partiendo
de esta consideración, el P. Castaño aborda el significado de la comunión de
los santos, que consiste en que “todos somos miembros del Cuerpo de Cristo y en
la medida en que pertenecemos al Cuerpo de Cristo, estamos unidos”.
Esta
unión no se refiere sólo compartir la misma fe, celebrar los mismos sacramentos
y tener la misma vida de santidad, sino a que “en el Cuerpo de Cristo todos
somos miembros de Cristo y, por lo tanto, formamos un solo cuerpo”.
Así,
añade, “comunión de los santos significa que somos uno. Y si somos uno, allí
donde está uno, de algún modo está la totalidad. El Señor triunfante en el
cielo está presente en todas partes. La Virgen María como Madre del Señor,
miembro de la Iglesia, glorificada en el cielo en cuerpo y alma, está también
presente universalmente en la vida de todos los hombres, como madre” y, en cada
celebración eucarística, “lo hacemos así, unidos a los santos”, detalla.
Por
último, el P. Castaño señala que “la Iglesia ora con María, se une a la Virgen
María; ora a María, sabiendo que el destinatario último de la oración siempre
es Dios Padre, por Cristo, en el Espíritu Santo; y oramos también por medio de María,
en la medida en que el Señor le ha encargado la misión de ser nuestra madre y,
por tanto, de cuidar de nosotros”.
“En la Eucaristía también está presente la Virgen María, como
están presentes los santos. Aunque somos nosotros los que celebramos la
liturgia ellos están unidos a nosotros en la adoración al Padre y en el culto a
Dios, concluye.
Por Nicolás
de Cárdenas
Fuente: ACI