CARDENAL SARAH A OBISPOS DE ÁFRICA: DEBEMOS DEFENDER LA UNIVERSALIDAD DE LA FE DE CARA AL SÍNODO DE LA SINODALIDAD

El prefecto emérito del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Cardenal Robert Sarah, alentó en Camerún a todos los obispos de África a ser defensores de la unidad de la fe en la segunda sesión del Sínodo de la Sinodalidad, que se realizará en octubre de este año en el Vaticano.

Crédito: Sabrina Fusco / ACI Prensa. Dominio público
El Sínodo de la Sinodalidad fue convocado en el mes de octubre de 2021 bajo el lema Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. A la sesión de 2023 se convocó a 365 personas, entre obispos, religiosos, sacerdotes, diáconos y laicos. Por primera vez, quienes no son obispos —entre ellos 54 mujeres— tuvieron derecho a voto.

Antes de la realización del evento, cinco cardenales, entre ellos Sarah, consultaron al Papa Francisco sobre algunos temas de doctrina y disciplina que se trataron en el Sínodo. Al concluir la primera sesión del evento, se publicó el documento de síntesis en el que algunos temas controvertidos como el género, la identidad sexual o el diaconado femenino no presentan ninguna conclusión, sino que sólo se pide que se continúe su estudio.

Una obra de caridad: Recordar la verdad sobre la homosexualidad

El Cardenal Sarah se encontró hace unos días con los obispos de Camerún. Antes de hablar del Sínodo, los felicitó por prohibir la implementación de la declaración Fiducia supplicans del Vaticano, que permite la bendición de parejas homosexuales.

“Han servido grande y profundamente a la unidad de la Iglesia. Han cumplido una obra de caridad pastoral recordando la verdad”, señaló el purpurado, según detalla el vaticanista italiano Sandro Magister, en su sitio web Diakonos.be.

El cardenal, oriundo de Guinea, señaló luego que “algunos en occidente han querido hacer creer que ustedes han actuado en el nombre de un particularismo cultural africano. ¡Es falso y ridículo atribuirles tal propósito! Algunos han afirmado, en una lógica de neocolonialismo intelectual, que los africanos no eran  ‘todavía’ listos para bendecir parejas homosexuales por razones culturales, ¡como si occidente estuviese más adelantado que los africanos atrasados. ¡No!”.

“Ustedes han hablado por toda la Iglesia ‘en nombre de la verdad del Evangelio y por la dignidad humana y la salvación de toda la humanidad en Jesucristo’. Han hablado en el nombre del único Señor, de la única fe de la Iglesia”.

Defender la “unidad universal de la fe” en el Sínodo de la Sinodalidad

En sus palabras a los obispos africanos, el Cardenal Sarah los animó a defender la fe ante quienes “se alistan a propugnar un programa de reformas” en el Sínodo, como “la idea destructiva de que la verdad de la fe debe ser recibida de modo diferenciado y de acuerdo a los lugares y culturas de los pueblos”.

En su opinión, esta perspectiva hace parte de la “dictadura del relativismo”, que muchas veces denunció el Papa Benedicto XVI, que busca además “consentir violaciones de la doctrina y de la moralidad en determinados lugares con el pretexto de la adaptación cultural”.

“Se quiere permitir el diaconado femenino en Alemania, los sacerdotes casados en Bélgica, la confusión entre sacerdocio ordenado y sacerdocio bautismal en la Amazonía”, pero “nosotros, sucesores de los Apóstoles, hemos sido ordenados no para promover y defender nuestras culturas, sino ¡la unidad universal de la fe!”, exclamó.

“Esta  verdad es la misma en todo lugar, en Europa y África, en Estados Unidos, porque la dignidad humana es la misma en todo lugar”.

Cardenal Sarah: La Iglesia Católica en África es la voz de los pobres y los sencillos

Tras recordar que los obispos de África ya han defendido la dignidad del hombre y la mujer creados por Dios, en la primera sesión del Sínodo de la Sinodalidad, el Cardenal Sarah lamentó que esta “voz ha sido ignorada y despreciada por quienes tienen como única obsesión complacer a los lobbies occidentales”.

“La Iglesia de África deberá defender entonces la verdad del sacerdocio y la unidad de la fe”, subrayó.

El prefecto emérito resaltó además que “la Iglesia de África es la voz de los pobres, los simples y los sencillos. A ella le espera la tarea de anunciar la Palabra de Dios a los cristianos de occidente que, por ricos, se creen evolucionados, modernos y sabios por la sabiduría del mundo”.

“No sorprende entonces que los obispos de África, en su pobreza, sean hoy los heraldos de esta verdad divina ante la potencia y la riqueza de ciertos episcopados de occidente”, agregó.

El purpurado africano indicó asimismo que “numerosos prelados occidentales se han paralizado ante la idea de oponerse al mundo porque sueñan con ser amados por él. Han perdido la voluntad de ser signos de contradicción”.

“Tal vez una excesiva riqueza material lleva a asumir compromisos con los asuntos del mundo. La pobreza es una garantía de ser libres para Dios”.

El “ateísmo fluido” en la Iglesia Católica: “La última trampa de satanás”

El Cardenal Sarah advirtió luego que “la Iglesia de nuestro tiempo vive la tentación del ateísmo”, un ateísmo “fluido” que es “una enfermedad peligrosa, considerando además que sus primeros síntomas parecen benignos”.

“¡No debemos ceder a la mentira! La esencia del ateísmo fluido es la promesa de un acomodamiento entre la verdad y la mentira. ¡Es la tentación más grande de nuestro tiempo!”.

Tras señalar que “todos somos culpables de este acomodamiento”, el purpurado africano puso como ejemplo que a veces “fingimos ser cristianos creyentes u hombres de fe, celebramos ritos religiosos, pero en realidad vivimos como paganos y no creyentes”.

“El ateísmo fluido es la última trampa del tentador, de satanás”, advirtió.

Tras alentar al cambio en cada uno para contribuir al cambio del mundo, el Cardenal Sarah instó a caminar “con nuestra mano en la mano de Dios” y así hacer frente a la crisis actual.

Para concluir, el cardenal resaltó que “la Iglesia está muriendo, infestada por amargura y por el espíritu de partes, y sólo el espíritu de fe puede fundar una auténtica benevolencia fraterna. El mundo está muriendo, devorado por la mentira y la rivalidad, y solo el espíritu de fe puede darle la paz”.

Por Walter Sánchez Silva