"Es necesario ocuparse de ellos con un compromiso personal, del mismo modo que es necesario que esto se lleve a cabo con la ayuda de colaboradores competentes"
El Papa en audiencia con los miembros de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores (Vatican Media) |
El Papa recibió a los miembros de la Comisión Pontificia para la
Protección de Menores, reunidos en sesión plenaria en Roma, y en su discurso,
leído por un colaborador debido al resfriado, les instó a "dejarse sacudir
por el sufrimiento" de quienes han padecido violencia y a continuar con su
compromiso de escucha, intervención, prevención y ayuda.
Las víctimas, en primer lugar. De
su sufrimiento debemos dejarnos "sacudir" y no permitir nunca que
estos hermanos y hermanas "no sean acogidos y escuchados", agravando
aún más su sufrimiento. El Papa Francisco se reúne con los miembros de la
Comisión Pontificia para la Protección de Menores, el organismo dirigido por el
cardenal Sean O'Malley, arzobispo de Boston, creado en 2014 para combatir el
mal de los abusos en la Iglesia a través de la formación, la intervención, la
prevención y la protección. La Comisión -en la que participan tanto expertos
como las mismas víctimas de abusos- se encuentra actualmente inmersa en su asamblea
plenaria en Roma. Hoy, 7 de marzo, la audiencia con el Papa, quien, a causa de
un persistente resfriado ("todavía estoy resfriado", dice con voz
débil), no ha podido leer el texto preparado, confiando la lectura a su
colaborador monseñor Pierluigi Giroli.
Vocación valiente
En su discurso, Francisco alienta
el valioso servicio realizado por la Comisión Pontificia en este decenio y
ofrece claras indicaciones para el trabajo en el futuro, que se hará, dice,
"con espíritu de equipo, tendiendo puentes y colaborando". A
continuación, el Papa agradece el tiempo y el esfuerzo dedicados a completar el
Informe Anual sobre las Políticas y los Procedimientos de Protección en la
Iglesia, cuya elaboración había pedido: no "un documento más",
subraya, sino una forma de comprender mejor el trabajo que aún queda por
delante. Pero, sobre todo, el Pontífice quiere dirigirse a cada uno de los
miembros, para expresar su gratitud a quienes durante toda una vida han
trabajado para "cuidar a las víctimas de abusos".
Es una vocación valiente, que
nace del corazón de la Iglesia y la ayuda a purificarse y a crecer.
Hacer de la Iglesia
un lugar seguro
El Papa Francisco mira hacia los
últimos diez años y constata cómo la tarea de asesoramiento y salvaguarda de
menores y personas vulnerables de la Comisión se ha "ampliado
enormemente", asumiendo también "una fisonomía más definida". Es
decir, la que él mismo pidió "para contribuir a hacer de la Iglesia un
lugar cada vez más seguro para los menores y los adultos más frágiles".
Ante el escándalo de los abusos y
el sufrimiento de las víctimas podríamos desanimarnos, porque el reto de
reconstruir el tejido de vidas heridas y sanar el dolor es grande y complejo.
Pero nuestro compromiso no debe desfallecer; es más, los animo a seguir adelante,
para que la Iglesia sea siempre y en todas partes un lugar donde todos puedan
sentirse en casa y cada persona sea considerada sagrada.
Escuchar
directamente la voz de las víctimas
Para vivir bien este servicio,
hay que hacer propios los sentimientos de Cristo, subraya el Papa: "Su
compasión, su modo de tocar las heridas de la humanidad..." "No
podemos ayudar a otro a llevar sus cargas sin ponerlas sobre nuestros hombros,
sin practicar la cercanía y la compasión", añade. Todo se reduce a esa
"cercanía" a las personas heridas que, subraya Francisco, en el
ministerio eclesial de la protección, no es un concepto abstracto, sino
"una realidad muy concreta, hecha de escucha, de intervención, de
prevención, de ayuda".
Todos estamos llamados
-especialmente las autoridades eclesiásticas- a conocer directamente el impacto
de los abusos y a dejarnos sacudir por el sufrimiento de las víctimas,
escuchando directamente sus voces y practicando esa cercanía que, a través de
opciones concretas, las alivie, les ayude y prepare un futuro distinto para
todos.
Un servicio
reservado, pero "visible"
Que nunca suceda que estas
personas se sientan rechazadas: "No debe suceder que estos hermanos y
hermanas no sean acogidos y escuchados, porque esto puede agravar mucho su
sufrimiento", recomienda el Papa Francisco. "Es necesario ocuparse de
ellos con un compromiso personal, del mismo modo que es necesario que esto se
lleve a cabo con la ayuda de colaboradores competentes". El Papa dice ser
consciente de que "gran parte de este servicio se lleva a cabo de forma
reservada", como corresponde por respeto a las personas. Pero, al mismo
tiempo, desea que "sus frutos se hagan visibles", para que "se
conozca y se vea el trabajo que realizan acompañando el ministerio de protección
de las Iglesias locales.
Su cercanía a las autoridades de
las Iglesias locales les reforzará a la hora de compartir buenas prácticas y de
verificar la idoneidad de las medidas que se han puesto en marcha.
Los frutos en las
Iglesias locales
Antes de concluir, el Papa se
declaró animado por los "grandes frutos" en el servicio a las
Iglesias locales y también al ver tomar forma Memorare, la iniciativa para
ayudar y colaborar con las Iglesias locales de todo el mundo en la formación y
capacitación para la prevención y protección de los niños y los adultos
vulnerables. "Se trata -subraya- de una manera muy concreta de que la
Comisión demuestre su cercanía a las autoridades de estas Iglesias, mientras se
refuerzan los esfuerzos de protección existentes.
Con el tiempo, esto creará una
red de solidaridad con las víctimas y con quienes promueven sus derechos,
especialmente allí donde los recursos y la experiencia son escasos.
De ahí un mandato final:
"Que la Iglesia siga comprometiéndose con todas sus fuerzas en la
prevención de los abusos, en su firme condena, en la atención compasiva a las
víctimas y su compromiso permanente de ser un lugar hospitalario y
seguro".
Salvatore Cernuzio – Ciudad del
Vaticano
Vatican News