Casado y padre de cinco hijos
Ernesto Cofiño. Dominio publico |
Al conocer el anuncio realizado por la Santa Sede, Mons.
Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, ha comentado: «Damos gracias a Dios
por esta feliz noticia y agradecemos al Santo Padre que haya querido tomar esta
decisión. Ernesto correspondió a la gracia de Dios y a su vocación viviendo las
virtudes cristianas en su familia, en el desempeño de su profesión de médico,
en el servicio generoso a los más necesitados: enfermos, pobres, huérfanos.
Junto con su esposa Clemencia, transformó su casa –bendecida con cinco hijos–
en un hogar luminoso y alegre».
En una entrevista, el postulador de la causa, el sacerdote
Santiago Callejo, destaca la generosidad de vida del doctor Cofiño: «Ernesto
fue un buen marido y padre, y quiso ser un buen médico, porque sabía que el
trabajo era su camino para servir a los demás, para cambiar el trozo de mundo
que Dios le había encomendado. Nos muestra que el trabajo y la familia son los
lugares donde estamos llamados a comportarnos como lo haría Jesús. Se empeñó
con todo su corazón al servicio de los demás. Se preocupó por cultivar su propia
vivencia cristiana y estimulaba la vida espiritual de quienes se acercaban a
él».
En opinión del postulador, el doctor Cofiño «supondrá una
inspiración muy cercana para la Iglesia en Guatemala». Y añade que su fama de
santidad se ha extendido mucho en los últimos años: «A la postulación nos
llegan a diario relatos de sitios muy diversos, aunque predominan las personas
de su tierra natal y también quienes piden por su intercesión recuperar la
salud, ya que era médico». Callejo invita a «aprovechar este nuevo paso hacia
su beatificación para pedir favores a Dios a través del nuevo venerable».
Rasgos biográficos de Ernesto Cofiño
Ernesto Cofiño nació en Ciudad de Guatemala el 5 de junio de
1899. En 1919 inició estudios de Medicina en la Universidad de La Sorbona
(Francia). Dirigió su tesis doctoral el Dr. Robert Debré, considerado uno de
los fundadores de la pediatría moderna. Se casó con Clemencia Samayoa en 1933 y
tuvieron cinco hijos: Ernesto, Clotilde Clemencia, Sofía, Roberto y José Luis.
Se dedicó a la pediatría con una mirada profunda de la persona,
que lo llevaba no solamente a ocuparse de la salud física de sus pacientes sino
a hacer suyos los problemas de los niños o de sus familias. Pionero de la
investigación pediátrica en Guatemala, luchó contra la desnutrición y las
enfermedades infantiles y ocupó la Cátedra de Pediatría de la Facultad de
Medicina de la Universidad de San Carlos (USAC).
Movido por su fe y un deseo de solidaridad, promovió la creación
de iniciativas en favor de la vida y se involucró personalmente en muchas de
ellas, en beneficio de futuras madres, de huérfanos y de niños de la calle.
Además, ofreció soluciones concretas a varios problemas sociales, colaborando
en la fundación de asilos y centros asistenciales. De 1951 a 1955 fue director
del Centro Educativo Asistencial (antiguo Hospicio Nacional); también dirigió
la Sociedad Protectora del Niño (1940-1946) y la Lucha Nacional contra la
Tuberculosis (1945-1946). Durante los años en que estuvo al frente de Cáritas
de Guatemala, organizó la distribución de alimentos en barrios de escasos
recursos económicos.
En 1956 descubrió su vocación al Opus Dei, institución de
la Iglesia Católica fundada por san Josemaría Escrivá el 2 de octubre de 1928
para promover entre personas de toda condición la santificación en medio del
mundo a través del trabajo ordinario. Al mismo tiempo que ejercitaba su trabajo
de médico y se implicaba en numerosas obras sociales, intensificó su trato con
Dios, a través de la misa y comunión diarias, la confesión frecuente, la
oración, los sacrificios en la vida ordinaria y otras prácticas de vida
cristiana. Tenía gran devoción a la Madre de Dios y rezaba a diario el Rosario.
Dedicó tiempo a estudiar y a mejorar su formación religiosa. Intensificó la
dedicación personal a sus amigos y conocidos, comunicando su alegría y su fe a
muchas personas. Le atraía la idea de poner en práctica la doctrina social de
la Iglesia.
Colaboró activamente con organizaciones dedicadas a la educación
y capacitación profesional y humana de campesinos, mujeres, obreros, de muy
escasos recursos y en la formación de la juventud universitaria. Este servicio
en favor del prójimo lo siguió realizando hasta los 92 años.
A lo largo de los años, se esmeró en compatibilizar con
equilibrio su vida familiar y su trabajo profesional. Como él mismo decía en
una ocasión, «profesión y vida son inseparables: al lado de las actividades
médico-profesionales y sociales, está la vida del hogar». Clemencia, su esposa,
era maestra. De ella el Dr. Cofino decía: «Ha sido el aliento en los momentos
difíciles; ánimo en los fracasos; alegría en el hogar que vinieron a colmar
cinco hijos». Clemencia falleció en 1963. A partir de este momento Ernesto se
dedicó con mayor intensidad a sus hijos, sin dejar de lado su profesión y el
cuidado de las personas enfermas y necesitadas.
Ernesto murió el día 17 de octubre de 1991 en Ciudad de
Guatemala. Vivió la enfermedad (un cáncer que fue detectado en 1981 y que
resurgió en junio de 1991) buscando la compañía y el consuelo de Dios.
El itinerario de la causa de canonización de Ernesto Cofiño
El 31 de julio de 2000 se abre el proceso diocesano sobre la
vida, virtudes y fama de santidad del siervo de Dios, en presencia del
arzobispo de Ciudad de Guatemala. En el proceso se interroga a 45 testigos a lo
largo de 58 sesiones. La sesión de clausura tiene lugar el 5 de abril del 2001,
en presencia del arzobispo. El 15 de marzo de 2002, la Congregación de las
Causas de los Santos, en Roma, concede el decreto de validez jurídica del
proceso diocesano, y se nombra al relator. Mientras tanto, comienza la
elaboración de la Positio super Vita, Virtutibus et Fama
Sanctitatis del siervo de Dios. Este documento consta de 771
páginas y fue entregado a la Congregación de las Causas de los Santos en
febrero de 2021.
El 15 de noviembre de 2022, bajo la dirección del Promotor de la
Fe, el congreso peculiar de los consultores teólogos del Dicasterio de las
Causas de los Santos da respuesta positiva a la pregunta sobre el ejercicio
heroico de las virtudes por parte del siervo de Dios. Un año más tarde, la
sesión ordinaria de los cardenales y obispos se pronuncia a favor de la
heroicidad de las virtudes de Ernesto Cofiño. Finalmente, en el día de hoy, el
Papa Francisco autoriza que el Dicasterio de las Causas de los Santos promulgue
el decreto de virtudes heroicas del siervo de Dios Ernesto Cofiño.
Fuente: Opus Dei