¿LOS CATÓLICOS ADORAMOS A LOS SANTOS? AQUÍ LA RESPUESTA
La Biblia manda no adorar ni hacerse estatuas de
dioses extraños, por eso hay quien entra en conflicto frente a las imágenes de
los santos. ¿Qué hacer?
Catherine Leblanc | Godong. Dominio público
Un tema bastante controversial y muy antiguo,
incluso tratado en concilios, es el de las imágenes de los santos que los
católicos tienen en sus iglesias y en sus casas, porque los hermanos de otras
confesiones religiosas acuden a la sagrada Escritura para combatirlos, alegando
que el Antiguo Testamento manda no hacer ídolos y que por eso incurren en una
desobediencia a la voluntad divina.
A pesar de que es un
asunto muy estudiado, una gran cantidad de católicos desconoce el sentido
verdadero de mantener un culto especial por los santos, que nada tiene de
pecaminoso ni de contrario con la fe y las enseñanzas de Jesucristo.
¿Están
prohibidas las imágenes?
Para comenzar, hay que
leer claramente lo que prohíbe Dios en el libro del Deutronomio del
Antiguo Testamento:
«No tendrás otros dioses
delante de mí. No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay
arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las
aguas. No te postrarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy el
Señor, tu Dios, un Dios celoso» (Dt 5, 7-9).
Como puede leerse, la
instrucción es clara: no hacerse dioses, por lo que las esculturas e imágenes
que están prohibidas son las que suplantan a Dios. Y nos damos cuenta de que no
están prohibidas, ya que el mismo Dios le ordena a Moisés hacer una serpiente
de bronce (Números
21, 8) y dos querubines de oro para que custodien el Arca de la
Alianza (Éxodo
25, 18), que, es obvio, nadie pensaba que fueran dioses.
El
culto a los santos
Ahora, para tranquilidad
de quienes tienen dudas, comentaremos que hay diferencias importantes en la
manera de rendir culto, si se trata de Dios, de los ángeles y santos y uno muy
especial a la santísima Virgen María. Veamos qué dice el diccionario sobre
estos términos:
«Dulía: Palabra que
probablemente procede de la griega doulos que significa
‘siervo’ y designa al culto que la Iglesia tributa a los Santos y a los
ángeles».
«Latría: tributado a Dios,
por su misma naturaleza, dado que mientras que este último es un culto de
adoración, el referido a los Santos es de veneración. Solo se adora a Dios, a
los Santos y a los beatos se les venera».
El diccionario precisa que
el culto se refiere a sus personas y no a sus imágenes, aunque se manifieste a
través de ellas. Esta es una observación muy conveniente, pues de aquí proviene
la controversia más arraigada.
«Hiperdulía: Un caso
especial es el culto tributado a la Virgen María que recibe el nombre de
hiperdulía o a su esposo San José, que se denomina protodulía». Se entiende
entonces que la adoración como se da a Dios, no se da a ninguna creatura.
Las
imágenes nos ayudan a orar
Con lo expuesto
anteriormente, concluimos que los católicos no ofenden a Dios cuando tienen
alguna imagen en sus casas e iglesias, por el contrario, agrada a Dios el
reconocimiento dado a los santos, quienes son muy cercanos a Él y pueden
allanarnos el camino para conseguir algún favor, a veces de manera rápida,
porque ruegan a Dios por nosotros.
Además, una imagen nos
ayuda a centrar nuestra atención en la realidad del cielo, la que no vemos aun,
pero que tenemos por seguro que existe gracias a que los santos ya
viven allá. Por eso, es muy recomendable recordarlos y pedirles que nos
acompañen durante el tiempo que nos quede de vida, para ser también merecedores
de la eternidad junto a ellos, en la presencia de Dios, nuestro Señor.
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LO HUMANO Y DIVINO
Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra». Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó. (Génesis, 1,26-27)