La vocación religiosa es
un don de Dios que invita a una persona a consagrar su vida y seguir el ejemplo
de Cristo pobre, casto y obediente. La respuesta debe ser libre y generosa al
amor de Dios
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Antoine Mekary | ALETEIA. Dominio público |
¿Qué es la vocación?
Es importante entender qué
es la vocación en general. Según el Catecismo de la Iglesia Católica, la
vocación es la llamada de Dios a cada persona para que realice su proyecto
único e irrepetible, pensado desde toda la eternidad.
Dios nos ha creado por
amor y nos ha llamado también al amor, que es la vocación fundamental e innata
de todo ser humano, porque el hombre fue creado a semejanza de Dios, que es
amor. Desde nuestro nacimiento, cada persona está destinada a la
bienaventuranza eterna, el Cielo.
La vocación explica y
fundamenta la comunión con Dios y con los demás hombres.
La Iglesia es el lugar donde se realiza la vocación cristiana, que consiste en
seguir a Jesucristo, el único camino que conduce al Padre. La vocación
cristiana se recibe en el bautismo,
que nos hace hijos de Dios y miembros del Cuerpo místico de Cristo, que es la
Iglesia. Este sacramento nos introduce en el misterio pascual de Cristo, que
implica morir al pecado y resucitar a una vida nueva; también nos confiere
una misión específica dentro de la Iglesia y del mundo,
según los dones y carismas que el Espíritu Santo reparte a cada uno.
¿Qué es la vocación religiosa?
La
vocación religiosa es una forma particular de vivir la vocación cristiana que
implica seguir más radicalmente a Cristo mediante los consejos evangélicos de
pobreza, castidad y obediencia. Estos consejos no son mandamientos ni
prohibiciones, sino medios para imitar más perfectamente a Cristo y para amar
más libremente a Dios y al prójimo. Los consejos evangélicos ayudan a
purificar el corazón de los apegos terrenos y a disponerse
más plenamente a la voluntad de Dios.
La
vocación religiosa se concreta en una familia espiritual o instituto religioso,
que tiene una espiritualidad, misión y estilo propios dentro de la Iglesia. Los
institutos religiosos pueden ser masculinos o femeninos, clericales o laicales,
contemplativos o activos, según su carisma fundacional. Estos profesan los
votos públicos de pobreza, castidad y obediencia, y viven en comunidad fraterna
bajo una regla común.
La
vocación religiosa es un don gratuito e inmerecido de Dios que no depende de
nuestras cualidades o méritos humanos. Es una iniciativa divina que busca
nuestra colaboración humana y una propuesta amorosa que respeta nuestra
libertad. Es una aventura apasionante que exige nuestra entrega total.
¿Cómo saber si Dios me llama a la
vida religiosa?
No
hay una fórmula mágica ni una señal infalible para descubrir nuestra vocación.
Cada persona tiene una historia única con Dios, que se va revelando poco a poco
en los acontecimientos cotidianos. Sin embargo, hay algunos elementos comunes
que pueden ayudarnos a discernir si Dios nos llama a la vida religiosa:
1.- ORACIÓN
Es
el medio fundamental para entrar en contacto con Dios, escuchar su voz y
dialogar con Él. La oración nos ayuda a conocer mejor a Dios y a nosotros
mismos, a purificar nuestras intenciones y a discernir los signos de su
voluntad. La oración debe ser constante, sincera y confiada, y debe estar
alimentada por la Palabra de Dios y la Eucaristía.
2.- ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL
Es
el recurso humano que nos ayuda a orientar nuestra vida según el Espíritu de
Dios. El acompañante espiritual es una persona madura, experimentada y formada
en la fe que escucha, aconseja y anima en el camino vocacional. El acompañante
espiritual debe ser elegido libremente, con criterios objetivos, y debe ser
consultado con frecuencia y sinceridad.
3.- VIDA CRISTIANA
Es
el contexto natural donde se manifiesta y se verifica nuestra vocación. La vida
cristiana implica participar activamente en la vida de la Iglesia
-especialmente en la liturgia y los sacramentos- y comprometerse con el
servicio a los demás, especialmente a los más pobres y necesitados. La vida
cristiana también implica cultivar las virtudes humanas y cristianas, como la
humildad, generosidad, pureza y obediencia.
4.- CONOCIMIENTO DE LA VIDA RELIGIOSA
Es
el medio específico para conocer mejor la vocación religiosa y sus exigencias.
El conocimiento de la vida religiosa implica informarse sobre los distintos
institutos religiosos que existen en la Iglesia, sus carismas, obras y
testimonios. También implica entrar en contacto con algunas comunidades o
personas religiosas que nos puedan orientar o invitar a participar en alguna
experiencia.
La
vocación religiosa es la paz interior. Si sientes que tu vocación te llena de
alegría y esperanza, que te da sentido y plenitud a tu vida, que te hace sentir
libre, realizado y en armonía contigo mismo, con Dios y con los demás, entonces
puede ser que Dios te esté llamando a vivir tu vocación con confianza y
entrega.
La
paz interior no significa ausencia de dificultades o dudas, sino certeza de
estar haciendo lo que Dios quiere para ti. Como dice el Papa Francisco:
La
paz del corazón es el indicador más claro para reconocer una vocación” .
No
tengas miedo de abrir tu corazón al llamado de Dios. Él tiene un plan
maravilloso para ti, y solo quiere tu felicidad. Recuerda las palabras del
salmista: «El Señor es mi pastor, nada me falta» (Sal 23,1).
Matilde Latorre
Fuente: Aleteia