La barbarie de Hamás es injustificable e inaceptable
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El cardenal Pizzaballa está dispuesto a comprometerse personalmente para devolver la libertad a los niños rehenes de Hamás. (REUTERS) |
En vísperas del 17 de octubre, día en que se
hace un llamamiento a la paz entre israelíes y palestinos, el Patriarca de
Jerusalén de los Latinos puso a los medios de comunicación al corriente de la
situación en Gaza y Cisjordania y declaró su "absoluta disposición" a
ofrecerse a cambio de los niños rehenes de Hamás.
"Un signo muy hermoso de unidad de toda la
comunidad cristiana": así considera el cardenal Pierbattista Pizzaballa,
Patriarca latino de Jerusalén, la Jornada de oración y ayuno por la paz en
Tierra Santa que se celebrará mañana, 17 de octubre. Presidirá una adoración
eucarística a las 18.00 horas en la Iglesia pro-catedral de la Ciudad Vieja de
Jerusalén. En el marco de un encuentro en línea organizado con periodistas por
la asociación Iscom, el cardenal se siente reconfortado por la adhesión que la
iniciativa ha tenido en todo el mundo.
La barbarie de Hamás es injustificable e
inaceptable
"Contactos con otros líderes religiosos
hay, pero no es el momento de hacer iniciativas juntos", admite el
cardenal. "Hablamos entre nosotros, intentamos apoyarnos, comprender las
razones de cada uno. Porque es importante, en un momento de gran dureza de
almas, intentar escucharnos unos a otros. Es lo que intento hacer en este
momento, no sin esfuerzo". Deplorando la "barbarie cometida el sábado
pasado por Hamás", el Patriarca de Jerusalén describió la situación en
Gaza, expresó sus temores ante un posible ataque terrestre de Israel contra la
Franja y manifestó su preocupación por un conflicto que podría extenderse y
convertirse en "regional".
No hay víctimas en la comunidad de Gaza
refugiada en iglesias
Reiterando sin ambages que lo que hizo Hamás el
7 de octubre es "injustificable, incomprensible e inaceptable", el
cardenal Pizzaballa se centra en lo que puede ocurrir en Gaza, con "dos
millones de personas encerradas en su interior", e informa de que la
comunidad de unas mil personas está reunida en su totalidad en los complejos
eclesiásticos: 500 están en la Iglesia latina, otras 400 han encontrado refugio
en la Iglesia ortodoxa griega. Unas 300, tanto cristianas como musulmanas,
están refugiadas en la organización ecuménica cristiana YMCA, que se dedica a
apoyar sobre todo a los jóvenes. Todos ellos se encuentran en la parte norte de
la Franja, de donde deben salir, según el ejército israelí. "Les hemos
dejado total libertad para decidir qué quieren hacer, si trasladarse o
quedarse", señala el cardenal. "Es su elección. Prácticamente todos
han decidido quedarse porque es más seguro, en otros lugares la situación es
aún peor. Además, no saben adónde ir. Incluso desplazarse es peligroso. La
frontera con Rafah está cerrada".
Gran dolor y temor por la ampliación del
conflicto
El relato de Pizzaballa es seco y amargo. Los
alimentos empiezan a escasear. "Estamos intentando conseguir todo el
material posible a través de nuestros contactos: alimentos, medicinas, agua,
gasóleo para los generadores. Estamos viendo con las distintas asociaciones
humanitarias cómo podemos intentar ayudar, estamos intentando insistir para que
al menos se abra un corredor humanitario para traer productos de primera
necesidad", afirma. Declara abiertamente su consternación por los
acontecimientos del 7 de octubre, así como por la rapidez de los cambios que se
están produciendo. Estamos consternados", dice, "es difícil encontrar
espacio para una discusión, no diré calmada, pero al menos sobre una base
razonable. Los territorios están herméticamente cerrados. Lo que temo es que
este conflicto se extienda. Es una situación de gran incertidumbre. Es un gran
dolor". También informa sobre la ausencia de víctimas entre los cristianos
de Gaza. "Hay algunos heridos, pero nada grave. Están todos muy probados,
como puedes imaginar". En caso de que el ejército israelí entre en Gaza
por tierra, el mayor temor expresado por el cardenal Pizzaballa se refiere a la
grave crisis humanitaria que se creará.
"Me
ofrezco a cambio de los niños rehenes de Hamás"
"¿Hay,
habrá alguna vez, espacio para la mediación de la Santa Sede?", es la
pregunta de un periodista. "Hemos dado voluntad, al menos para recuperar a
los rehenes, o parte de ellos. Se está intentando... "Es muy difícil
-responde el cardenal-, porque para que haya mediación hay que tener
interlocutores que son muy difíciles de encontrar. No se puede hablar con
Hamás", añade. Y, hablando de rehenes, el cardenal Pizzaballa no duda en
declarar que está dispuesto a ofrecerse personalmente a cambio de los niños
actualmente en manos de Hamás: "Si esto puede traer la libertad, traer a
esos niños de vuelta a casa, no hay problema. Por mi parte, disponibilidad
absoluta". Repite que es "necesario encontrar una salida, encontrar
una manera de devolver a los rehenes. Tenemos que hacerlo. De lo contrario,
será muy difícil detener estos acontecimientos. Estamos disponibles, también
podemos comprometernos, estamos preparados, cualquier cosa que pueda devolver
un mínimo de calma y desescalada, estamos preparados".
Indignado por
la velocidad de los acontecimientos
"El riesgo
de convertir este conflicto en un conflicto de civilizaciones está ahí. Muchos
hablan de ello. Evidentemente -continuó el cardenal-, es importante evitar esta
llamada a las armas para un choque de civilizaciones, porque nada bueno saldrá de
ello. Tierra Santa siempre ha sido un lugar de encuentro y choque entre Oriente
y Occidente, un lugar de fricción". Por último, el cardenal Pizzaballa
advierte del peligro de que la devastación se extienda también a Cisjordania:
"Es real -concluye-, porque ya antes de esta crisis las tensiones eran muy
fuertes, sobre todo en la zona de Naplusa y Yenín". Y recuerda que en los
últimos días ha habido enfrentamientos incluso con muertos, es consciente de
que todo es muy fluido y que no es fácil entender qué giro tomará en
Cisjordania. "Quizá dentro de unos días lo consigamos".
Antonella
Palermo - Ciudad del Vaticano
Vatican News