Cada 1 de octubre, la Iglesia da inicio a la celebración del mes del Santo Rosario, una oración querida por muchos santos a lo largo de la historia, difundida por Santo Domingo de Guzmán, por petición de la Santísima Virgen María
![]() |
Santo Rosario | Crédito: Cathopic |
La historia
relata que antiguamente, romanos y griegos acostumbraban a coronar con rosas a
las estatuas que representaban a sus dioses, como signo del ofrecimiento de sus
corazones. La palabra “rosario” significa "corona de rosas".
En línea con
esta tradición, las mujeres cristianas que marchaban al coliseo romano para ser
martirizadas, llevaban sobre sus cabezas coronas de rosas como señal de alegría
y de la entrega de sus corazones para ir al encuentro de Dios. Por las noches,
los cristianos recogían esas rosas y recitaban una oración o un salmo por el
descanso eterno de las mártires.
La Iglesia
recomendó rezar este rosario recitando los 150 salmos de David. Sin embargo,
solo lo realizaban las personas cultas, quedando afuera la mayoría de los
fieles. Ante esta situación, la sugerencia fue que quienes no supieran leer,
reemplazaran los salmos por 150 Avemarías divididas en quince decenas. A este “rosario
corto” se le llamó “el salterio de la Virgen”.
Siglos después,
específicamente en 1208, se cuenta que la misma Virgen María enseñó a Santo
Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores (dominicos), el rezo
del Rosario.
El santo
español se encontraba entonces en el sur de Francia luchando contra la herejía
albigense. Un día, en la capilla que estaba en Prouille, le suplicó a Nuestra
Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.
La Virgen se le
apareció sosteniendo un rosario y le enseñó a recitarlo. Luego le pidió que lo
predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían
y obtendrían abundantes gracias.
Santo Domingo
de Guzmán salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano.
Efectivamente, lo predicó, y con gran éxito porque muchos albigenses volvieron
a la fe católica.
Años después,
el 7 de octubre de 1571, tuvo lugar la batalla naval de Lepanto, cuando la
cristiandad era amenazada por los turcos. Ante el inminente peligro, el Papa
San Pío V pidió días antes a los fieles que rezaran el rosario pidiendo por las
fuerzas cristianas.
Cuenta la
historia que el Pontífice estaba en Roma despachando asuntos cuando de pronto
se levantó y anunció que sabía que la flota cristiana había triunfado. Ordenó
el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros
con la noticia de la victoria. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra
Señora de las Victorias el 7 de octubre.
Un año más
tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del
Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de octubre (día en que
se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7
de Octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.
Durante siglos
los fieles rezaron el rosario dividido en quince misterios: gozosos, dolorosos
y gloriosos. Sin embargo, en octubre de 2002 fue presentada la Carta Apostólica
Rosarium Virginis Mariae, en la que San Juan Pablo II añadió el rezo de cinco
“misterios luminosos”, centrados
en la vida pública de Jesús.
El Santo
Rosario ha sido la oración preferida de muchos santos y pontífices. Así, en
octubre de 2016 el Papa Francisco afirmó que “el Rosario es la oración
que acompaña siempre mi vida; también es la oración de los sencillos y de los
santos… es la oración de mi corazón”.
Fuente: ACI Prensa