Cuando una pareja se casa, inevitablemente también lo hace con la familia de su cónyuge; y, en ocasiones, la relación con lo suegros es complicada
![]() |
| Motortion Films-Shutterstock |
A pesar de que
la «suegra autoritaria» es un estereotipo trillado, las relaciones con los
suegros no siempre son fáciles. Si tienes dificultades para llevarte bien
con tus suegros, estos santos que han estado en la misma situación pueden
interceder por ti y (en ocasiones) ayudarte a ver cuánto peor podrían ser las
cosas.
Santa
Pulqueria
Fue la hija
mayor del emperador de Bizancio. Ella gobernó como regente de su hermano
Teodosio hasta que alcanzó la mayoría de edad. Luego gobernó junto a él como
Augusta (emperatriz). Cuando la envidiosa nueva esposa de Teodosio,
Eudokia, llegó, le hizo la vida imposible a Pulqueria y, en última instancia,
logró que expulsaran a su cuñada. Finalmente, Eudokia fue acusada de
adulterio y abandonó Constantinopla. Pasó algunos años como hereje antes
de reconciliarse con Pulqueria y la Iglesia, y retirarse a una vida de
oración; algunas tradiciones la consideran una santa. Mientras tanto,
Pulqueria fue llamada a la corte, donde nuevamente gobernó como emperatriz
incluso después de la muerte de su hermano.
San Etelberto
de East Anglia
Se habría convertido
en religioso si no hubiera sido heredero de la corona de East Anglia (en la
Inglaterra moderna). Incluso después de ser coronado, quería permanecer
célibe, pero lo instaron a casarse para cimentar una alianza política. Etelberto consintió casarse con Santa
Althryda. Althryda era una joven piadosa, pero era un peón en el juego
político de su padre. Muchas señales sobrenaturales no lograron advertir a
Etelberto de que se alejara de Althryda. En cambio, viajó a Mercia, a la
casa del rey Offa, el padre de Althryda, donde fue asesinado por orden de Offa.
Santa Juana
Francisca de Chantal
Estaba
felizmente casada con un barón francés hasta que su muerte accidental la dejó
viuda con 28 años y cuatro hijos pequeños. En su profunda depresión llegó
una carta de su suegro amenazando con desheredar a sus hijos si Juana no se
mudaba con ellos a su casa. Al no ver otra opción, Juana desarraigó a su
familia para vivir con su suegro cruel y exigente, y su amante. Allí vivió
con sus hijos durante siete años. Finalmente, se encargó de las
necesidades de sus hijos ya adolescentes y (bajo la dirección de san Francisco de Sales) fundó las Hermanas de la Visitación.
La beata Lucy
Yun Un-Hye
Era una mujer
coreana casada con el beato Bernabé Jeong Gwang-su. Los padres no
cristianos de Bernabé se opusieron al matrimonio de su hijo con una creyente e
incluso lograron evitarlo durante algún tiempo. Incluso después de que
esto fracasara, se negaron a permitir que los recién casados practicaran su
fe y exigieron que participaran en el culto tradicional a los antepasados. Al
darse cuenta de que nunca serían libres para vivir su fe mientras estuvieran
entre la familia, la pareja se mudó y se convirtieron en evangelizadores y
catequistas exitosos, trabajando juntos para llevar a la gente a
Jesús. Hicieron objetos religiosos, impartieron clases de catecismo,
transcribieron libros religiosos y organizaron reuniones de oración hasta que
ambos fueron martirizados.
San Ignacio Kim
Che-jun
Fue el padre de
san Andrés Kim Tae-gon (el primer sacerdote coreano) y nieto del mártir
beato Pío Kim Jin-hu. Cuando su hijo Andrés fue elegido para ir al
extranjero y estudiar para el sacerdocio, Ignacio sabía el riesgo que correría
su familia al apoyar la vocación de Andrés, pero él accedió y pagó el precio. Fue
traicionado por un yerno y arrestado por su fe. Aunque apostató bajo
tortura, más tarde se arrepintió, se retractó de su apostasía y fue decapitado
por su fe.
La beata
Gaetana Sterni
Fue una mujer
italiana que se casó con un viudo con tres hijos. Murió mientras ella
estaba embarazada de su primogénito, y cuando su bebé murió a los pocos días de
nacer, sus suegros le quitaron a Gaetana a los tres hijastros y la desterraron
a la casa de su madre, separada permanentemente de los niños que había amado
como propios. Pasó el resto de su vida al servicio, primero de su familia y
luego de los enfermos y moribundos. Con algunas compañeras, fundó una
orden religiosa llamada Hijas
de la Divina Voluntad.
La Sierva de
Dios Daphrose Rugamba
Fue una mujer
católica ruandesa casada con un ateo (siervo de Dios Cyprien Rugamba) que luego
se convirtió. Daphrose perdió a su primer hijo por un aborto espontáneo,
pero después de que el segundo nació sano, sus suegros convencieron a su esposo
de que Daphrose estaba involucrada en el ocultismo. Cyprien la acusó de
brujería y la repudió, enviándola a la casa de su familia y quedándose con el
bebé. Después de ocho meses, Cyprien se dio cuenta de la falsedad de los rumores
de la magia negra y llevó a su esposa a casa, pero pasaron muchos años de lucha
(e infidelidad) antes de que los dos encontraran una curación real. Fueron
martirizados en el genocidio de Ruanda.
Meg
Hunter-Kilmer
Fuente: Aleteia
