En su primer discurso dirigido a las autoridades, a la sociedad civil y al cuerpo diplomático, el Pontífice se centró en la paz, la protección del medio ambiente, y el respeto de las tradiciones religiosas, aspectos que representan a Mongolia
![]() |
Vatican News |
Abrazar con la
mirada el amplio horizonte que nos rodea, superando las visiones estrechas y
abriéndonos a una mentalidad amplia, como invitan las ger, residencias
nómadas. Es así como el Papa Francisco dedica sus palabras al pueblo mongol en
su primer discurso, resaltado por el espíritu de paz que sobresale su cultura,
y el respeto por la naturaleza, siempre atentos a no romper los delicados
equilibrios del ecosistema. Una cultura, la mongola, que es ejemplo para
quienes, tampoco quieren cerrarse en la búsqueda de un miope interés
particular, sino que desea entregar a la posteridad una tierra todavía
acogedora y fecunda.
Su primer
discurso dirigido, como es tradición, a las autoridades, a la sociedad civil y
al cuerpo diplomático, el Papa, recordando la Pax Mongolia, establecida
por Gengis Khann, para poner fin a conflictos seculares y crear un ambiente de
coexistencia pacífica, Francisco rogó a Dios, que sobre la tierra, devastada
por tantos conflictos, se recreen también hoy, en el respeto de las leyes
internacionales, las mismas condiciones.
La acción de
paz de Mongolia
Mongolia, les
dijo el Papa con su amplia red de relaciones diplomáticas, su activa adhesión a
la ONU, su compromiso por los derechos humanos y por la paz, desempeña un papel
significativo en el corazón del gran continente asiático y en el mundo. La
acción de paz de Mongolia, no se detiene allí, Francisco recordó su
determinación en detener la proliferación nuclear y a presentarse al mundo como
un país sin armas nucleares.
Un discurso
denso, donde el Pontífice delineó las problemáticas que afectan a este mundo
herido, un espíritu consumista, que no solo genera injusticias, sino que lleva
a un individualismo que olvida a los demás y a las buenas tradiciones
recibidas.
El respeto por
las tradiciones religiosas
La importancia
de la religión inspirada en su patrimonio espiritual original y no corrompida
por desviaciones sectarias, son soportes fiables para la construcción de
sociedades sanas y prósperas, son un freno a la peligrosa carcoma de la
corrupción. En el marco de las tratativas en curso para estipular un acuerdo
bilateral entre ambos estados, Francisco pidió que los católicos locales,
ayudados por hombres consagrados no tengan dificultad para ofrecer a
Mongolia su contribución humana y espiritual, representando un canal importante
para alcanzar las condiciones básicas para el desarrollo de las actividades
ordinarias en las que está comprometida la Iglesia Católica, entre ellas, las
iniciativas de desarrollo humano integral, en los sectores de educación,
sanidad, asistencia, investigación y promoción cultural.
Patricia Ynestroza - Ulán Bator
Vatican News