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Cenizas de una persona fallecida. Crédito: JGA / Shutterstock |
El P. Mauro Carlorosi, sacerdote argentino del Oratorio de San
Felipe Neri y miembro de la Academia Internacional de la Divina Misericordia en
Cracovia, explica por qué la Iglesia Católica prohíbe lanzar las cenizas de los
muertos al mar, conservarlas en casa, usarlas para plantar árboles o hacer
adornos con ellas.
El marco de la reflexión del
sacerdote es la Instrucción Ad
resurgendum cum Christo sobre la sepultura de los difuntos y
la conservación de las cenizas en caso de cremación, publicada por el Vaticano
en 2016.
El texto del Vaticano explica
que “la Iglesia sigue prefiriendo la sepultura de los cuerpos, porque con ella
se demuestra un mayor aprecio por los difuntos; sin embargo, la cremación no
está prohibida, ‘a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la
doctrina cristiana’”.
¿Por qué es importante enterrar a los muertos?
En declaraciones a ACI Prensa, el P. Carlorosi resaltó que “para
nosotros católicos es tan importante enterrar a los muertos que se ha
constituido como una de las tradicionales obras de misericordia corporales, ya
desde el Antiguo Testamento y mucho más luego de Cristo”.
“Es una buena obra a los ojos de Dios porque representa el
verdadero amor a Dios y al prójimo”, agregó.
“Amor a Dios porque es
atender a un hijo suyo, porque es como hacerlo a Cristo mismo que fue
sepultado; y es amor al prójimo difunto porque honra su cuerpo y alma, sobre
todo con la oración; da testimonio de esperanza en la vida eterna a todos e
invita a reflexionar sobre la muerte y el sentido verdadero de la vida”,
destacó el sacerdote.
La cremación
El P. Carlorosi indicó a ACI Prensa que si bien la cremación es
permitida, ahora está “muchas veces ligada a prácticas paganas que desconocen
lo fundamental de la fe católica sobre el cuerpo y el alma humanos”.
“El hombre ha sido creado con cuerpo y alma y, por lo tanto,
también es redimido en cuerpo y alma. Además, por la gracia, el ser humano es
templo del Espíritu Santo. Y, luego de la muerte, el cuerpo resucitará, se
volverá a unir con su alma”, explica el sacerdote.
“No hay una concepción del hombre tan elevada y esperanzadora,
tan positiva tanto para esta vida como para la otra”, subrayó el presbítero
argentino.
El sacerdote precisó luego que “solo
el decaimiento de la fe y la gran ignorancia sobre esta dignidad humana puede
hacer entender que hoy se elija cada vez más la
cremación para fines paganos como esparcir las cenizas y hacer trivialidades”.
En opinión del P. Carlorosi, “el uso injustificado de la
cremación responde a una concepción que hoy se tiene sobre el cuerpo humano”, y
refleja “el pensamiento que hoy se tiene sobre Dios”.
El experto en la Divina Misericordia
indicó que “reside en la cremación injustificada una visión
vacía de sentido trascendente que concibe al hombre como un
simple individuo con capacidad de producir, consumir y gozar pasajeramente para
luego ‘perecer’ como los animales y que no debe ‘molestar’ con sus restos
mortales”.
“Una sociedad que en muchos aspectos
es post-cristiana, y con tupé de racionalidad para no creer en Cristo, sin
embargo, no tiene problemas en creer que un
difunto puede convertirse en planta o esparcir su espíritu en la energía
cósmica. Sin ninguna razón válida”, lamenta el sacerdote.
El P. Carlorosi señaló además que
“dentro de un tiempo la misma cremación podría quedar como anticuada si se impusiera
la costumbre, también pagana, de generar con los restos mortales, lo que hoy se
llama composta humana. Es decir, un ser humano convertido en abono
para la tierra”.
¿Se puede arrojar las cenizas al mar?
El numeral 7 del documento del
Vaticano de 2016 establece que “para evitar cualquier malentendido panteísta,
naturalista o nihilista, no sea permitida la
dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier
otra forma”.
También se prohíbe “la conversión de las cenizas en recuerdos
conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos, teniendo en cuenta
que para estas formas de proceder no se pueden invocar razones higiénicas,
sociales o económicas que pueden motivar la opción de la cremación”.
El P. Carlorosi comentó también que cuando alguien pretende
esparcir las cenizas al mar o hacer algún adorno, se ha alegado de Dios y es
necesario que sea evangelizado.
Cuando el Señor no está en la vida, advirtió, “el hombre se
pierde a sí mismo y no querrá encontrar ninguna razón para respetar
cristianamente los restos de los familiares”.
“Un buen católico, coherente con su
fe, no puede hacer esto ya que revelaría una cosmovisión pagana de
la vida y de la muerte”, precisó.
El sacerdote señaló que aparece entonces un “paganismo que considera
la muerte como la fusión con la madre naturaleza (llamada también Pachamama, o
energía del universo); o un regreso a un estado pre racional donde el alma se
reencarna en otro cuerpo y por tanto los restos mortales no tienen más valor
que una foto”.
¿Por qué no conservar las cenizas de un muerto en casa?
“A la familia y a los amigos hay que amarlos, no utilizarlos, ni
vivos ni muertos. Mis difuntos no son objetos de mi recuerdo personal. No nos
pertenecen, son de Dios, son de la familia, tienen otro fin y necesidad. Son
personas que ¡me necesitan!”, indicó el sacerdote argentino.
Los difuntos, dijo, “necesitan oración, sacrificios,
penitencias, sufragios. Ese es el modo de honrar. Pero no solamente necesitan
mis oraciones, sino de todos los demás familiares y de la comunidad creyente,
tanto de nuestra generación como de las próximas”.
Por eso, remarcó el P. Carlorosi, “deben
estar ubicadas las cenizas en lugares sagrados y adecuados y
deben ser visitados para ser recordados con la ayuda que más necesitan.
“Recordemos que un alma en el purgatorio está viva, sabe de
nosotros desde Dios, y está deseando nuestra ayuda para su alma, más que un
simple e ineficaz recuerdo de su cuerpo”.
El sacerdote lamentó que ahora existan funerales “donde
semi-embalsaman a los difuntos con una posición que los familiares eligen para
despedirse: funerales con jóvenes embalsamados en la posición de jugar a la
‘play’, o abuelas paradas con piyamas, como solían estar en la casa. Parece
surrealista, pero es real”.
“Dime cómo
tratas a la muerte y te diré el valor que tiene para ti la vida”, continuó
el P. Carlorosi.
El sacerdote concluyó señalando que
“tan importante es el tema de evitar la cremación injustificada que el
documento, autorizado por el Papa Francisco, pide se
nieguen las exequias a quien pidiere la cremación y la dispersión de sus
cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana”.
Por Walter Sánchez Silva
Fuente: ACI
Prensa