En una noche oscura
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Salí muy de
noche para dar una vuelta por la huerta mientras desgranaba algún misterio del
rosario. La verdad es que estaba muy oscuro. Ni siquiera había luna, y mis ojos
tardaban en acostumbrarse a la noche. Empecé a arrepentirme de mi impulso
aventurero, pues me sobrevenía algo de miedo.
Intentaba
razonar que estábamos en clausura y que no había nadie ahí. Pero mis razones no
eran suficientes para dejar de sentir temor ante la oscuridad.
Sin embargo, de
pronto, una luz llamativa me hizo mirar al cielo. Era una estrella fugaz, como
nunca la había visto antes. De un color rojizo y con una estela bien larga a su
paso.
Fue como si el
Señor me dijera: “No tengas miedo, mira al cielo”. Supe que era un regalo de
Él, porque dejó en mí una paz enorme. Así que agarré mi rosario y caminaba sin
temor, entre árboles y claros, con la mirada puesta en las estrellas.
Nuestros miedos
no los calman los razonamientos, sino solo Él. Solo alzando la mirada hacia Él,
de manera que, dejando de mirar la “tierra”, comencemos a verlo todo con una
mirada nueva, con los ojos puestos en el cielo.
A veces
pensamos que la solución está en nosotros, o simplemente nos acostumbramos a
vivir así. Pero no, Cristo quiere transformar cada uno de nuestros miedos en
confianza. Él lo transforma todo: en una noche oscura, revela la belleza de las
estrellas; en un momento de temor, su presencia se hace más concreta; y en el peor
de los casos, de Su muerte ha brotado la Vida y la Resurrección.
Hoy el reto del
amor es mirar al cielo. A lo largo del día vivimos muchas cosas; algunas de
ellas nos hacen mirar hacia abajo, focalizándonos más en la circunstancia y
tratando de encontrar soluciones en nosotros mismos. Cuando sientas que algo
así te sucede, mira al cielo, mira a Cristo y pídele que transforme todo y que
tus ojos puedan verlo.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
27 agosto 2023
Fuente:
Dominicas de Lerma