El mundo necesita a Europa, a la verdadera Europa
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Desde Portugal, el Papa Francisco exhorta a
toda Europa a “seguir aportando su originalidad específica” a “abrir caminos de
diálogo e inclusión desarrollando una diplomacia de paz que apague los
conflictos” y “a que incluya a los pueblos y a las personas, sin perseguir
teorías ni colonizaciones ideológicas”.
“Me siento contento de estar en Lisboa, ciudad
de encuentro que abraza diferentes pueblos y culturas, y que en estos días se
vuelve todavía más universal; se transforma, de alguna manera, en la capital
del mundo”. Son las primeras palabras pronunciadas por el Pontífice en su
primer encuentro durante su 42° Viaje Apostólico Internacional a Portugal con
las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo diplomático en el Centro
Cultural de Belém de Lisboa.
Francisco expresa su deseo de que la Jornada
Mundial de la Juventud sea, para el “viejo continente”, un impulso de apertura
universal. “Porque el mundo necesita a Europa, a la verdadera Europa – dice el
Papa – necesita de su papel de constructora de puentes y de paz en su parte
oriental, en el Mediterráneo, en África y en Oriente Medio”. Por tanto,
Francisco espera que Europa pueda aportar, dentro del escenario internacional,
“su originalidad específica, esbozada en el siglo pasado cuando, desde el
crisol de los conflictos mundiales, encendió la chispa de la reconciliación,
haciendo posible el sueño de construir el mañana con el enemigo de ayer, de
abrir caminos de diálogo e inclusión, desarrollando una diplomacia de paz que
apague los conflictos y alivie las tensiones, capaz de captar los más tenues
signos de distensión”.
“¿Hacia dónde navegan, Europa y Occidente, con
el descarte de los ancianos, los muros de alambre espigado, las tragedias en el
mar y las cunas vacías?”
Francisco lanza algunas preguntas al aire para
hacer reflexionar al “viejo continente”: ¿hacia dónde navegas, si no ofreces
procesos de paz, caminos creativos para poner fin a la guerra en Ucrania y a
tantos conflictos que ensangrientan el mundo? Pero amplia el campo aún más:
¿hacia dónde navegan, Europa y Occidente, con el descarte de los ancianos, los
muros de alambre espigado, las tragedias en el mar y las cunas vacías? Son
preguntas que evidencian las preocupaciones del Pontífice que hoy desde
Portugal ha querido hacer públicas en forma de llamamiento. “Es preocupante
cuando uno lee que en muchos lugares se invierte continuamente en armamento, en
lugar de hacerlo en el futuro de los hijos” dice Francisco, pero también se
preocupa por los niños no nacidos y los ancianos abandonados: “Pienso en tantos
niños no nacidos y ancianos abandonados a su suerte; en la dificultad por
acoger, proteger, promover e integrar a los que vienen de lejos y llaman a las
puertas; en la soledad de muchas familias que luchan por traer al mundo y criar
a sus hijos”. Ante estos desasosiegos, el Papa asegura que sueña con una
Europa, corazón de Occidente, que utilice su ingenio para apagar focos de
guerra y encender luces de esperanza: “una Europa que incluya a los pueblos y a
las personas, sin perseguir teorías ni colonizaciones ideológicas”.
Agradecimiento
del Papa a Portugal por acoger la JMJ 2023
“Un océano de
jóvenes está inundando esta acogedora ciudad; y quisiera agradecer el gran
trabajo y el generoso compromiso de Portugal para acoger un evento tan complejo
de gestionar, pero fecundo en esperanza”. Entre agradecimientos, el Santo Padre
recuerda a las autoridades portuguesas que jóvenes de todo el mundo, que
cultivan deseos de unidad, de paz y de fraternidad, “nos desafían a hacer
realidad sus sueños de bien” pues “no están en las calles para gritar de rabia,
sino para compartir la esperanza del Evangelio”. “Y si desde muchos
sectores se respira hoy un clima de protesta e insatisfacción, terreno fértil
para el populismo y las teorías conspirativas, la Jornada Mundial de la
Juventud es una oportunidad para construir juntos” puntualiza.
El Papa propone
tres laboratorios de esperanza
Francisco, para
concluir, ha compartido tres laboratorios de esperanza en los que
“todos podemos trabajar juntos”: el medio ambiente, el futuro y la fraternidad.
“Portugal
comparte con Europa muchos esfuerzos ejemplares para la protección de la
creación. Pero el problema global sigue siendo extremadamente grave: los
océanos se están calentando y sus profundidades sacan a la superficie la
fealdad con la que hemos contaminado nuestra casa común” y “estamos convirtiendo
las grandes reservas de vida en vertederos de plástico”. La propuesta
esperanzadora del Papa es “cuidar el océano con esmero, pensando en las
generaciones más jóvenes”.
El segundo
laboratorio que propone el Papa es el futuro. “Y el futuro son los jóvenes”
puntualiza. El Papa recuerda los números factores que actualmente desaniman a
los jóvenes “como la falta de trabajo, los ritmos frenéticos en los que están
inmersos, el aumento del coste de la vida, la dificultad para encontrar
vivienda y, lo que es aún más preocupante, el miedo a formar una familia y
traer hijos al mundo.” Y en este último factor se ha parado a reflexionar: “En
Europa y, más en general, en Occidente, asistimos a una triste fase descendente
de la curva demográfica. El progreso parece ser una cuestión de avances
técnicos y de comodidades individuales, mientras que el futuro exige
contrarrestar la disminución de la natalidad y el declive de las ganas de
vivir”.
Por último, el
tercer laboratorio de esperanza para el Papa es la fraternidad. Francisco habla
de los habitantes portugueses como ejemplo de sentido de vecindario y
solidaridad, sin embargo – dice el Papa – “en el contexto general de una
globalización que nos acerca, pero sin darnos proximidad fraterna, todos
estamos llamados a cultivar el sentido de comunidad, empezando por la búsqueda
de quienes viven a nuestro lado”.
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
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