José Luis Rubio Willen, director de la Comisión Isabel la Católica para la Causa de Beatificación de la Reina, debe su vocación sacerdotal a la Reina Católica.
El sacerdote José Luis Rubio Willen conversa con Álex Navajas sobre Isabel la Católica en el lugar donde nació la Reina. Foto: Captura Creo TV. Dominio público |
Es
natural, pues, el entusiasmo con el que habla de todo cuando se refiere a ella,
y se muestra convencido de que no tardaremos mucho en venerarla en los altares:
"Presiento que la
beatificación está cerca", expresa en la entrevista. Hay quien intenta
evitarlo, pero "los grupos de presión no valen para nada, porque es como presionar a la Providencia:
los santos no los da el Papa, los santos los da Dios". Ceder a esa presión
"sería quedarnos en el mundanismo, hacernos mundanos".
En
cualquier caso, entiende su misión como "provocadora espiritualmente" para "tirar ese
muro" que eventualmente ha impedido la llegada a los altares de la gran
impulsora de la evangelización de América, que es tanto como decir que la
amplia mayoría de los católicos del mundo le deben hoy la fe.
Esa
evangelización fue algo que "ella tomó como una cosa personal" y tuvo
también consecuencias civilizadoras: "Es la Reina de la civilización del amor, porque cuando llevó
el cristianismo a América, allí estaban en la Edad de Piedra, y aquí estábamos
entrando en los tiempos modernos".
El
programa de Creo TV en el que se enmarcan estas declaraciones incluye una completa visita, guiada por el
sacerdote, a su casa natal, el palacio de su padre Juan II de Castilla y
convento de las Madres Agustinas de Madrigal de las Altas Torres (Álvila), donde nació el
22 de abril de 1451, Jueves Santo. Vemos así la habitación donde su madre, Isabel de Portugal, la dio a
luz, la pila donde
fue bautizada, y la talla de la Virgen del Mar a la que profesaba gran devoción.
El
optimismo de Rubio Willen por el futuro de la causa es sólido, según se
desprende de lo que explica en la entrevista y de la evolución de la causa.
Ésta
arrancó en 1957 con una primera petición llegada a Pío XII (quien "cree en esa petición" y la
impulsa) desde Argentina, formulada por Bertha Bilbao Richter, entonces una joven estudiante de
Filosofía. El proceso diocesano se abrió en 1958 y concluyó en 1972, fecha en
la que se inició en Roma. En 1974 fue aprobada la Positio sobre
los escritos y declarada Sierva de Dios, y en 1990 fue aprobada la Positio histórica.
Desde 2002 hay un informe médico "muy favorable" a un posible milagro, requisito
ordinario para la beatificación.
Rubio
Willen comenta tres hechos que
respaldan completamente la causa:
1. Fama de santidad
Isabel
murió en Medina del Campo el 26 de noviembre de 1504 en olor de santidad.
Cuando, tres meses después, se celebró el funeral por ella en Roma, el obispo
de Acqui (Italia), Ludovico
Bruno, en la homilía, habla de ella como "beata santa",
"santísima fémina" y "la más grande fémina y santísima y beatísima",
porque esa era la vox populi. Eran conocidas
además "la austeridad y
la humildad con
las que vivió".
2. El milagro
A
falta de una proclamación oficial, ya existe un milagro que habilitaría la
beatificación. Se trata de la curación del claretiano Alfonso María Durán, fundador de Miles Jesu, él mismo
un gran adalid de la beatificación. Víctima de un grave incidente cerebral
por el que estuvo cuatro días en coma y con pronóstico médico de muerte irremediable, revivió
de forma inexplicable en el mismo momento en el que su familia, en la Capilla
Real de Granada, había acudido a rezarle por él ante el sepulcro de los Reyes
Católicos.
3. La verdad sobre la expulsión de los
judíos
Navajas
le pregunta al director de la Comisión Isabel la Católica por la expulsión de
los judíos, que para muchos es un obstáculo para su elevación a los altares.
Pero Rubio Willen le quita toda importancia: "Son mitos que quedan para las
gentes que no son estudiosas".
Ninguno
de los puntos controvertidos que analiza la parte histórica de la Positio (27
tomos), y que van desde dicha expulsión a la Inquisición o las capitulaciones
de su matrimonio con su primo Fernando,
ha suscitado duda alguna para los historiadores y postuladores. Lo que pasa,
explica, es que "hay santos que tienen tal potencial que arrastran un mito
con ellos, como Fernando
III el Santo, San Luis
Rey de Francia o Santa
Juana de Arco".
En
realidad, continúa Rubio Willen, "la expulsión es los judíos es un tema muy fácil en el proceso
de beatificación", por varias razones:
-la
expulsión "es por un
mandato del Papa, los Reyes Católicos cumplieron órdenes del Papa";
-hay
que entender "el contexto de
aquellos tiempos": "El pueblo judío estaba mal visto porque era el pueblo que había matado a Cristo. Las juderías habían
creado problemas en muchos reinos católicos de Europa, aunque menos en España y
en Portugal, que fueron los últimos países en expulsarles no renovándoles el
permiso de residencia. El judío español, serfardí, tenía su propia lengua, el ladino, y su
identidad"; esos problemas de los judíos en Europa se debían a
"dos motivos: primero, porque eran los que más sabían de medicina, a años luz de los
árabes; y luego, porque eran los que más sabían de banca, eran
prestamistas";
-los
Reyes Católicos "funcionaron
bien" con los judíos: el médico personal de Isabel, que atendió
todos sus partos, era judíos, como también su jefe de finanzas;
además, España fue el único país de Europa que les dio la oportunidad de
quedarse si se bautizaban: "Yo creo que se convirtieron muchísimos, aunque
algunos llevaban una doble vida".
Ratificando lo
anterior, don José Luis concluye con una anécdota. Hay familias judías hoy mismo que acuden a
Madrigal de las Altas Torres con la estrella de David al cuello a ver su lugar
de nacimiento y son "admiradores
de la Reina". Cuando le preguntó a una de ellas por qué les
interesaban "las cosas de Isabel", respondieron: "Porque Isabel se portó muy bien con el pueblo
judío".
P. H. P.
Fuente: ReL