En el mes de julio oramos con el Papa para que la celebración de la Eucaristía este en el centro de la vida de cada católico: “la comunión eucarística con Jesús, Resucitado y Vivo para siempre, anticipa el domingo sin atardecer”
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“La eucaristía nos lleva siempre al vértice de las acciones de salvación de Dios" (Vatican Media) |
La Eucaristía fuente y culmen de la vida
cristiana lleva al encuentro con Dios y el prójimo con el alimento del mismo
Cristo que se queda con nosotros y nos envía al anuncio del Evangelio. Este
mes, el Papa Francisco invita a rezar para que los católicos coloquen en el
centro la celebración eucarística, y se viva el encuentro cercano con el
Señor.
El Santo Padre dedicó una serie de catequesis
sobre la Santa Misa, en una de ella recordó que “La eucaristía nos lleva
siempre al vértice de las acciones de salvación de Dios: el Señor Jesús,
haciéndose pan partido para nosotros, vierte sobre ustedes toda la misericordia
y su amor, como hizo en la cruz, para renovar nuestro corazón, nuestra
existencia y nuestro modo de relacionarnos con Él y con los hermanos” (22 noviembre 2017).
Así exhorta a dirigir la mirada a la cruz de
Cristo, y en ella, contemplada también en el sacrificio de la Eucaristía
encontrar cada día el supremo sacrifico de amor por la salvación de la
humanidad, el alimento de su Cuerpo y su Sangre y su Palabra que hace comunión.
De allí se comprende que “la comunión
eucarística con Jesús, Resucitado y Vivo para siempre, anticipa el domingo sin
atardecer, cuando ya no haya fatiga ni dolor, ni luto, ni lágrimas sino solo la
alegría de vivir plenamente y para siempre con el Señor” (13 diciembre 2017), que nos hace sus discípulos y testigos
de su Evangelio que “en la misa no leemos para saber cómo fueron las cosas,
sino que escuchamos el Evangelio para tomar conciencia de lo que Jesús hizo y
dijo una vez; y esa Palabra está viva, la Palabra de Jesús que está en el
Evangelio está viva y llega a mi corazón. Por esto, escuchar el Evangelio es
tan importante, con el corazón abierto, porque es Palabra viva” (7 febrero 2018).
Se comprende entonces la preocupación del Santo
Padre para que los miembros de la Iglesia, cuerpo de Cristo, vivamos la
celebración de la Eucaristía como centro de la vida, sin ella no hay testigos
del amor de Dios manifestado en la fracción del pan partido y compartido con
sus discípulos.
Hoy los bautizados con el compromiso de la vida
eucarística, son conscientes de que “llevando el tesoro de la unión con Cristo
en vasijas de barro (2 Corintios 4, 7), necesitamos continuamente volver al
santo altar, hasta cuando, en el paraíso, disfrutemos plenamente la
bienaventuranza del banquete de bodas del Cordero (Apocalipsis 19, 9)”. (4 abril 2018).
Acompañemos al Santo Padre en su oración para que por medio de la celebración eucarística se
pueda verdaderamente vivir un encuentro con Jesús y el prójimo en el caminar de
una Iglesia en salida que celebra, se alimenta y vive la adoración de
Eucaristía.
Johan Pacheco
Vatican News