"Un pueblo que se llama cristiano no puede jactarse de querer neutralizar completamente a otro pueblo, tanto más cuando ese pueblo es también cristiano"
![]() |
Foto de archivo (VATICAN MEDIA Divisione Foto) |
El arzobispo ucraniano de Pisidia, que encabezó
la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla ante el Vaticano en
la liturgia de los Santos Pedro y Pablo, alienta toda iniciativa de diálogo por
la paz. "Un pueblo que se llama cristiano no puede jactarse de querer
neutralizar completamente a otro pueblo, tanto más cuando ese pueblo es también
cristiano"
El rechazo de la violencia, que no
va de la mano con los principios básicos de justicia y caridad, está en el
centro de la entrevista concedida a Vatican News por el arzobispo de Pisidia
Job Getcha, representante de la delegación del Patriarcado Ecuménico enviada al
Vaticano por el Patriarca Bartolomé con ocasión de la solemnidad de San Pedro y
San Pablo. En la estela de la exhortación que el Papa Francisco le dirigió al
final de la liturgia del 29 de junio - "avanzad juntos, en el seguimiento
y el anuncio de la Palabra, creciendo en la fraternidad"-, el metropolita,
que al día siguiente de la fiesta de los dos santos patronos de Roma fue
recibido con la delegación en audiencia por el Pontífice, reflexiona sobre la
realidad de la guerra que desde hace casi año y medio vive su país natal.
La preocupación por "la
atormentada Ucrania" volvió a aparecer en las palabras del Papa, tanto
tras el rezo del Ángelus en la solemnidad de San Pedro y San Pablo como en el
discurso pronunciado ante la delegación del Patriarcado Ecuménico. "La
guerra exige de todos -escribió Francisco- un esfuerzo creativo común para imaginar
y realizar caminos de paz, hacia una paz justa y estable". En este
sentido, ¿cómo ve su Eminencia la misión de paz del cardenal Zuppi, enviado del
Papa?
El mismo tema ha sido abordado
también en la carta del Patriarca Bartolomé enviada al Papa con motivo de la
fiesta, citando la famosa Encíclica sinodal del Patriarcado ecuménico de
Constantinopla, dirigida a todas las Iglesias cristianas del mundo en 1920,
contra las guerras, en la que se subrayan los peligros que pueden derivarse del
uso de la violencia, es decir, "agredir los fundamentos mismos de la fe
cristiana y la esencia de la vida y la sociedad cristianas", como la
guerra, que pone de manifiesto "muchos síntomas malsanos en la vida de los
pueblos cristianos", y revela a menudo "una gran falta de respeto
incluso por los principios elementales de justicia y Caridad”. Según el
Patriarca Bartolomé, "debemos solidarizarnos con el sufrido pueblo
ucraniano y rezar por la paz en todo el mundo". En este espíritu, toda
iniciativa de diálogo por la paz mundial es bienvenida. Desgraciadamente, según
nuestras informaciones, la misión del cardenal Zuppi no pudo avanzar mucho en
este punto.
Encarnar el estilo de Dios para
superar cerrazones y egoísmos que generan divisiones y discordias. Esto es lo
que el Papa sigue deseando para los cristianos. ¿Qué otro llamamiento cree que
puede hacer como representante de la delegación del Patriarcado en esta
coyuntura?
Esto es absolutamente cierto.
También debemos recordar las palabras de Cristo: 'En esto conocerán todos que
sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros’. (Juan 13:35). Un
pueblo que se llama cristiano no puede jactarse de querer neutralizar
completamente a otro pueblo, ¡más aún cuando este pueblo también es cristiano!
En la tradición oriental, el término "economía divina" no se utiliza
en términos de economía financiera, sino para ensalzar la importancia de la
caridad, la misericordia y la reconciliación. Todo ello debe ser la brújula
entre nosotros, los cristianos, y no la exaltación nacionalista. El gran
teólogo Ioannis Zizioulas recordó que los únicos conceptos, palabras, que
nuestro Señor no percibe son los de raza y nación. Recordó que no debemos ser
prisioneros de nuestra propia historia.
El Papa Francisco -a la luz de la
15ª sesión plenaria de la Comisión mixta internacional para el diálogo
teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa- afirmó la necesidad
de "buscar juntos un modo de ejercer el primado que, en el contexto de la
sinodalidad, esté al servicio de la comunión de la Iglesia a nivel
universal". ¿Cómo resuenan estas palabras?
El Papa Benedicto XVI también ha
declarado en varias ocasiones que, en lo que respecta a la primacía del Papa,
Roma no debería exigir a las Iglesias ortodoxas nada más de lo que se
estableció y experimentó durante el primer milenio. La experiencia del primer
milenio es nuestro denominador común. Y el documento de Alejandría (§5.4),
refiriéndose al documento de Chieti (§21), lo reitera claramente: "La
interdependencia de la sinodalidad y del primado es un principio fundamental en
la vida de la Iglesia. Está intrínsecamente ligada al servicio de la unidad de
la Iglesia a nivel local, regional y universal. Sin embargo, los principios
deben aplicarse en contextos históricos específicos, y el primer milenio ofrece
valiosas orientaciones para la aplicación del principio mencionado".
En su discurso, el Papa señaló que
"la comunión entre los creyentes no es cuestión de ceder y transigir, sino
de caridad fraterna". ¿Qué importancia tiene este énfasis?
Muy cierto. El diálogo de la
caridad es el camino hacia la unidad entre los cristianos. Pero el diálogo de
la caridad debe ir acompañado del diálogo de la verdad. Como dijo el Patriarca
Bartolomé en su carta al Papa Francisco: "Este diálogo de la verdad
implica una búsqueda seria y responsable y el compromiso de los obispos, el
clero y los teólogos designados oficialmente por sus Iglesias locales, así como
el apoyo en la oración de todo el pueblo de Dios, el clero y los laicos, ya que
nunca se podrá tomar una decisión sobre el restablecimiento de la comunión
entre nuestras Iglesias hermanas si no es a través de la sinodalidad.”
¿Qué espera de la Asamblea General
del Sínodo sobre la Sinodalidad, que, además, comenzará precisamente con una
oración ecuménica en la Plaza de San Pedro?
Que la Iglesia católica romana
vuelva a ser una vez más una Iglesia sinodal. Este es, por otra parte, el deseo
del Papa Francisco ya expresado en 2015: "El camino de la sinodalidad es
lo que Dios espera de la Iglesia en el tercer milenio”. Juan Crisóstomo
recordaba que la Iglesia es la asamblea del pueblo de Dios y su instrumento la
sinodalidad.
(Se agradece
la colaboración de Nikos Tzoitis)
Antonella Palermo - Ciudad del
Vaticano
Vatican News