A través de los siglos, los fieles han acudido a María llamándola con diversos títulos que sólo buscan expresar su profundo amor por ella, uno de los más conocidos es Virgen del Carmen, la gran estrella del mar
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Virgen del Carmen y San Simón Stock. Crédito: Carmelite Priory. |
La Virgen del
Carmen es una advocación mariana que congrega a multitudes en su fiesta, el 16
de julio, y su origen se remonta al Monte Carmelo, una cadena montañosa en
Palestina que la Biblia relaciona con el profeta Elías, y que además de ser un
referente para los navíos, es considerado un lugar sagrado para los judíos,
cristianos y musulmanes.
Según la
tradición, los religiosos carmelitas se vieron obligados a dejar el Monte
Carmelo en el siglo XIII para protegerse de la invasión de los musulmanes, y
los que se quedaron fueron masacrados.
Antes de
partir, cuando estaban cantando el Salve Regina, la Virgen María se les
apareció y les prometió ser su Estrella del Mar.
Años más tarde,
cerca de 1241, el Barón de Grey de Inglaterra regresó de las Cruzadas en
Palestina con un grupo de religiosos del Monte Carmelo. El noble regaló a la
orden una mansión en la localidad de Aylesford, donde poco después se dio otra
aparición de la Madre de Dios.
La aparición
ocurrió un día en que San
Simón Stock, entonces superior de los carmelitas, imploraba a la Madre de
Dios que interceda para que cesen los diversos ataques que recibía la orden
carmelita.
Mientras
rezaba, el santo llamó a la Madre de Dios “la flor del Carmelo” y “Estrella del
Mar”, y entonces la Virgen acudió en su auxilio y se le apareció con
el escapulario para los carmelitas.
La devoción a
la Virgen del Carmen se propagó por el mundo gracias a la expansión de la orden
carmelita y al gran número de hechos milagrosos que se iban produciendo.
De estos
primeros sucesos milagrosos destaca el de 1845, cuando los tripulantes del
barco inglés “Rey del Océano” se salvaron de morir en medio de una gran
tormenta, por intercesión de la Estrella de Mar.
Según narra la
historia, aquel día las olas azotaban sin piedad y parecía que el barco se iba
a hundir, cuando un ministro protestante llamado Fisher subió a la cubierta con
su esposa, hijos y otros viajeros para suplicar a Dios su misericordia y
perdón.
Un joven
católico irlandés, John McAuliffe, tras ver la gravedad de la situación, abrió
su camisa, se sacó el escapulario y haciendo con el objeto la señal de la cruz
sobre las olas furiosas, lo lanzó al océano. En aquel instante el viento se
calmó y llegó una ola hasta la cubierta que regresó el escapulario a los pies
del joven.
Luego, los
viajeros comenzaron a hacerle preguntas a John y conocieron la historia sobre
la Virgen y su escapulario. Tras ello, Fisher y su familia decidieron ingresar
a la Iglesia Católica para recibir la protección de la Virgen del Carmen.
Desde ese momento,
la devoción a la Virgen del Carmen como la patrona de los marineros se extendió
por el mundo y comenzó a congregar fieles que acuden en su fiesta para pedir su
protección ante posibles naufragios y tempestades en alta mar.
Fuente: ACI
Prensa