Tras décadas en la Nueva Era y alejada de la fe, Miriam experimentó el destino que le esperaba tras la muerte: primero se acercó por el miedo y después, por amor a la Virgen.
Miriam. Dominio público |
Un
cuento que comenzó en la adolescencia, cuando Miriam contempló impotente cómo "las influencias del mundo"
cobraban un gran poder en su vida, sin que la fe que recibió desde la
infancia en su familia o la escuela pareciese poder evitarlo.
Así,
el yoga y el movimiento
hippie comenzaron a sustituir su fe y hacerla alejarse de una religión
a la que comenzó a "juzgar" y rechazar como fuente de paz, creyendo
encontrar "el amor y la verdad a través del yoga y la meditación".
"Llegué
a pensar en meterme en un ashram -un lugar de meditación y enseñanza hinduista-
[creyendo que allí] podría encontrar un paraíso", admite.
Su
dedicación fue tal que dedicó varias décadas a estas disciplinas orientales y
de nueva era y llegó a ser
una profesional en varias de ellas como el reiki.
A
esta última se acercó buscando imitar "a Jesús, que sanaba con las manos,
y buscando esos métodos". Primero fue la bioenergía y después los tres niveles de reiki karuna y
gracias a su práctica pudo ser testigo de lo que creía que eran
"auténticos milagros".
Sin
embargo, una pregunta resonaba siempre en lo más profundo de su conciencia:
"¿A quién estás llamando con todo eso? Veía muchos "milagros"
pero, ¿a quién estaba
sirviendo?".
Las "crisis" laborales, familiares y
de salud, camino a la gracia
Pero
el tiempo siguió pasando y tanto María como sus orígenes en la fe dejaron paso
a las crisis tras presentarse previamente en forma de sutiles pensamientos.
La
primera vez se dio cuenta de que "no creía en nada" salvo en sí misma. Pero la
segunda involucró a lo que más quería, su familia.
"Vi
que mi hijo pequeño
comenzó a andar por malos caminos y una amiga me trajo la Virgen
peregrina a casa. Me quedé sin palabras porque yo ya estaba muy lejos de
eso. La acepté, la puse en el cuarto de mi hijo y empecé a hablarle, sin rezar.
Y reaccionó: se alejó de sus amigos y empezó a estudiar", relata Miriam.
Sin
embargo, pese a una primera intervención mariana, Miriam no supo "ser
agradecida"… y llegó una tercera crisis, esta vez relativa a su trabajo.
Nuevamente acudió a la Virgen, en este caso a la de Guadalupe, y aunque recibió
ayuda, fue "otra vez ingrata".
Convencida
de que "había encontrado la verdad" en sus estudios de Nueva Era,
continuó viviendo al margen de la fe hasta que llegó un cuarto momento de
quiebra.
La última "crisis":
experimentó "la oscuridad" del "otro lado"
"Ahí
me dio muy duro. Enfermé
gravemente y tuve una experiencia en la que el Señor me permitió
experimentar por unos segundos lo que era estar `al otro lado´", relata.
Lo
que vio le hizo reflexionar: "Era un lugar muy oscuro, vacío, donde
escuchaba mis pensamientos como si fuesen un eco y decía: `Creo que he muerto.
¿Dónde estoy? Esto no es la luz ni nada de lo que yo había buscado, es oscuro y
vacío´", pensaba.
Solo
en ese momento, cuando pensó en que "algo importantísimo había
faltado" en su vida fue cuando volvió en sí, sintió su cuerpo y tomó
la resolución de dejar "las tonterías" de la nueva era, "porque
este es el verdadero final al que llegaremos algún día".
La quinta intervención de María: "Volví a
rezar el rosario"
Por
quinta vez, María intervino, pero en esta ocasión a través de su hijo, cuando
le dijo que estaba entrando en un grupo de oración. "¡Yo también estoy
buscando uno, avísame que quiero ir!", le dijo emocionada a su hijo.
Al
poco de comenzar el grupo, Miriam se sintió completamente "dispuesta a
seguir" hasta que tomó una resolución y volvió a rezar el rosario.
"No
me fue nada fácil porque mi mente estaba muy lejos, yo antes era como una hoja
llevada por el viento, como si todo fuese amor… metía a mi casa a todos los que
llamaban con cuarzos y piedras, peor cuando me di cuenta gracias a mi grupo de oración,
todo eso se tiró a la basura, se quemó y limpié sin compasión",
relata.
En
el momento de sufrir la experiencia, llevaba 40 años en la Nueva Era y se
convenció de que todo para lo que había vivido durante ese tiempo le iba a
"llevar a un lugar oscuro y vacío".
Solo
tras ser consciente de ese engaño, Miriam empezó a buscar cómo lograr que su
alma "regresase al Creador".
En pleno coma, despertó al escuchar el
nombre de María
Entonces
comenzó a desempolvar la formación que había recibido en la fe desde la
infancia y a buscar cómo ofrecer
"amor, amor y amor" a los demás y "enderezar" su propio
camino, convencida de que la única forma de hacerlo es "ser muy
firmes y radicales" en los principios de fe y no abrir las puertas a tanta confusión que se da hoy en
día".
Miriam
concluye su "cuento con la Virgen" hablando de su madre, "una de
las influencias más fuertes" de su vida que falleció durante la pandemia:
"Dios me permitió llegar a su lado. Estaba apoyada en mi regazo, casi en coma, y cuando mi hermana
le mencionó a la Virgen fue como una luz y una sonrisa, como su hubiese
encontrado al amor más anhelado de la vida. Y eso me dijo: `Miriam, ahora
tienes que seguir sus pasos´".
J. M. C.
Fuente: Cari
Filii.