A remojo
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al
Señor. Que pases un feliz día.
Estábamos a punto de ir a dormir cuando recordé
que me tocaba cocina al día siguiente y teníamos alubias para comer. Fui
corriendo a la cocina a ponerlos a remojo. Cuántas veces olvidar esto nos ha
supuesto un cambio de menú.
Algo que no sabía es que, poner las legumbres a
remojo, aparte de ablandarlas, reducir los tiempos de cocción… hace que se
vayan los “antinutrientes” que interfieren en la absorción de otros nutrientes.
¿Antinutrientes?, pensé… Claro, eso es lo que
tenemos muchas veces cuando vamos a orar. La oración es momento de ponernos a
remojo ante la mirada amorosa de Cristo, para que nos muestre todo aquello que
no deja salir el Amor, que no deja salir aquello que nos da vida y da vida a
los demás.
Antinutrientes son la inquietud ante la
incertidumbre que no deja salir la confianza, el de un enfado que has tenido
que ata el Amor, el de la obcecación que no nos deja abrir la puerta al
hermano, la impulsividad que tapa la verdad… hay cosas que no nos dejan sacar
todo lo bueno y bello que tenemos dentro.
Cuando tenemos un antinutriente en el corazón y
lo alimentamos, impedimos que el Amor venza. Es solo a la luz de Cristo como
podemos eliminar lo que nos quita la Paz y la alegría del corazón y salir de
nosotros mismos.
Jesús vuelve a lo largo de Su vida al mismo
punto de partida: la oración, a poner el corazón a remojo. Así, cuando siente
miedo, ora; cuando afronta algo nuevo, ora; cuando va a predicar… Siempre
señala a la misma dirección.
Hoy el reto del amor es que pongas tu corazón a
remojo cuando sientas un “antinutriente”. Para lo que estés haciendo y mira a
Cristo, con Él podrás recomenzar recobrando la paz.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
14 mayo 2023
Fuente:
Dominicas de Lerma