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Antoine Mekary | ALETEIA |
Una “sana
cultura deportiva” puede ayudar a “crecer la humanidad”, afirma el papa
Francisco, que lamenta los episodios de intolerancia que a veces se dan en el
mundo del deporte, en un mensaje dirigido a la redacción del Corriere dello
Sport-Stadio , el diario italiano que celebra su centenario (se
fundó en Bolonia el 20 de octubre de 1924).
Poder
unificador
“Aunque
lamentablemente en los últimos años hemos asistido a episodios de intolerancia
que hay que condenar, estoy seguro de que hay muchos otros ejemplos en los que
el deporte ha sabido ayudar a ‘unirse como equipo’, sin que la raza, la clase o
la confesión religiosa sean obstáculos o barreras”, escribe el Papa Francisco en
su carta. “El deporte es uno de los factores que nos hace sentir un solo
pueblo, como cuando nos ponemos de pie para cantar el himno, en casa, en un
estadio o en un complejo deportivo”.
En Italia, los
estadios de fútbol son escenario habitual de actos xenófobos y racistas, la
mayoría de las veces dirigidos contra jugadores de origen africano. El pasado
mes de enero, Mike Maignan, portero del AC Milan y de la selección francesa,
abandonó el terreno de juego tras ser objeto de insultos a gritos durante un
partido en Udine.
“Debemos
rechazar toda lógica de exclusión y de violencia. Y por eso sabemos que la
palabra tiene su valor, para educar en lo que es bueno y bello, más que para
destruir”, escribe el Papa, insistiendo también en la responsabilidad de los
medios de comunicación por el modo en que informan.
El deporte
como escuela de virtudes
“La competición
deportiva es sana, porque exige paciencia, escucha del entrenador, respeto a
los adversarios, a las reglas y a los árbitros, y coordinación con los
compañeros”. De este modo, afirma el Papa, la difusión de una sana cultura
deportiva ayuda a “crecer a la humanidad en sus valores más bellos y
auténticos”.
En referencia a
los Juegos Olímpicos de París celebrados este verano, subrayó la fuerza
interior de los deportistas discapacitados . “Sus competiciones
son un canto a la vida”, afirmó.
En su mensaje,
el Papa recuerda también su juventud en Argentina, cuando de niño jugaba al
fútbol con una pelota de trapo.
“Qué bonito es
vivir el sentimiento de fraternidad. Jugamos juntos y sabemos que en la cancha
sólo somos adversarios, nunca enemigos. Aprendemos la alegría de la victoria y
el sudor y el esfuerzo que ha costado, y también aprendemos de la derrota,
tratando de levantarnos y recordar los errores que hemos cometido para intentar
superarlos la próxima vez”, afirma Francis.
Añade que
también deberíamos intentar “simplemente aceptar nuestra propia diversidad y
nuestras propias limitaciones: todos somos preciosos y únicos, pero no somos
perfectos”.
También destaca
el valor de las parroquias que promueven actividades culturales y deportivas
para los niños. “También hoy necesitamos espacios para el deporte, sobre todo
en las zonas más pobres y aisladas. Pero sobre todo necesitamos adultos que
acojan de verdad a los niños y a los jóvenes, que sepan escuchar sus sueños y,
junto a ellos, desear un futuro mejor”.
Además, en tono
informal, el Papa recuerda que algunos afirman que es hincha del equipo argentino San Lorenzo . Su verdadera
lealtad “sigue siendo un secreto”, escribe divertido.
I. Media
Fuente: Aleteia