El 19 de marzo se celebra la fiesta de San José y en la pequeña localidad francesa de Cotignac se produjo en 1519 la que es la única aparición en solitario del esposo de María reconocida por la Iglesia.
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Jean y Jeanne con la pequeña Susana, fruto de la intercesión de San José. Dominio público |
Y
precisamente en esta cercana festividad de San José que se avecina cumplirá el
primer cumpleaños de Susana, un
bebé fruto de la intercesión en Cotignac de este gran santo, patrono de la
Iglesia universal
Esta
historia la cuentan aún emocionados los padres de esta bebé, Jean y Jeanne
Bodet, un matrimonio joven pero que ya estaba resignado a no tener hijos, al
menos de su propia carne. Pero entonces decidieron ir a este santuario dedicado
a San José. Nueve
meses después nacía su hija, y justamente un 19 de marzo, fiesta de San José.
En
una conversación con Famille Chretienne,
este matrimonio asegura que antes del nacimiento de su hija eran católicos, pero más “por costumbre familiar” que por
una convicción real.
Sin
embargo, ellos sabían que muchos matrimonios que no podían tener hijos
peregrinan cada año a Cotignac. Ellos mismos no lograban tenerlos. Desde que se casaron en 2017 han
tenido hasta cuatro abortos espontáneos.
Pero
esta joven pareja asegura que lejos de separarles estas duras pruebas les ha
unido como matrimonio. “Probablemente
hemos madurado más rápido que otros”, comentan.
Estos
años no han estado exentos de sufrimientos, y cada uno los vivía de una manera
diferente. Jean mostraba frustración e incomprensión ante un Dios que no
le respondía. “Yo me repetía: ‘vamos a misa, no vivíamos juntos antes de la
boda, tratamos de hacer el bien, o en todo caso no hacer el mal… y aunque hacemos todo esto Dios no
nos da la alegría de acoger a un niño…”, cuenta Jean.
Por
su parte, su esposa luchaba contra la tentación de “encerrarse en uno mismo”.
Su
familia siempre ha sido un apoyo para este matrimonio. “Rezaron mucho por nosotros, pero no nos dimos
cuenta de todo esto hasta más tarde”, cuenta Jeanne.
En
numerosas ocasiones familiares y amigos les invitaron a peregrinar al lugar al
que San José se había aparecido y pedir allí un hijo. “Escuchábamos
educadamente mientras pensábamos: ‘todo esto está muy bien, pero nos
enfrentamos a un callejón sin salida médico. Entonces, ¿qué puede hacer San José ante un
problema de tiroides o genético?”.
El día que accedieron a peregrinar a
Cotignac
Finalmente,
unos amigos emprendieron
este viaje a Cotignac y este matrimonio se animó a ir. Tras caminar
hasta el santuario colocaron una carta al pie de la estatua de San José y como
era costumbre pidieron un bebé con buena salud.
Pero
allí, en los senderos de la Provenza, experimentaron primero una sanación
interior. Se libraron del sufrimiento, la amargura y la ira que durante tanto
tiempo se había acumulado en su interior debido a la situación que vivían. “Regresé más ligero”, confiesa
él.
Poco
tiempo después de regresar de esta peregrinación Jeanne descubrió que estaba embarazada. Pero pese
a todo sentían miedo ante el resultado de los embarazos anteriores. “¡Habíamos
olvidado escribir en nuestra carta a San José que queríamos un embarazo en
paz!”, bromea Jeann.
La
sorpresa se fue apoderando de ellos cuando el embarazo avanza más y más, hasta
que de manera providencial
el 19 de marzo de 2021 nacía Susana. Nueve meses después de pedírselo a San
José su hija nacía en la fiesta de este santo.
“Nuestra hija no nos pertenece”,
afirma este matrimonio. Un exvoto colocado en Cotignac el verano siguiente da
fe de ello, pues tienen claro que Susana es, en efecto, un regalo, un auténtico
regalo de Dios.
J. Lozano
Fuente: ReL