Recordó las
palabras de san Francisco de Asís: "¡Que el mundo entero tiemble y
alégrense los cielos, cuando Cristo, Hijo del Dios vivo, está sobre el altar,
en manos del sacerdote!”
![]() |
Cardenal Cantalamessa. Dominio público |
“La liturgia es el
punto de llegada, es decir hacia donde tiende la evangelización”, señaló
Cantalamessa al inicio de su intervención, incidiendo en que “si faltara el
sentido de lo sagrado, faltaría también el suelo o el clima en el que
florecería el acto de fe”.
De este modo, señaló que “la Iglesia puede ser para los hombres de hoy el lugar
privilegiado de una verdadera experiencia de Dios y de lo trascendente”. El
predicador pontificio resaltó que la primera "ocasión en la que pensamos,
también por la similitud externa, es en las grandes reuniones promovidas por
las diferentes Iglesias cristianas”, pero añadió: “la ocasión por excelencia y
la más común para experimentar lo sagrado en la Iglesia es la liturgia”.
En poco tiempo -señaló el cardenal- la liturgia católica se
transformó pasando de una “acción con una fuerte impronta sacra y sacerdotal a
una acción más comunitaria y participativa, donde todo el pueblo de Dios hace
su parte, cada uno con su propio ministerio”. Por tanto, “la Iglesia es el
salón del banquete y la Eucaristía, la Cena del Señor preparada en Él”.
Durante siglos “la parte central de la misa, el canon, pasó a ser
pronunciado en latín por el sacerdote en voz baja, detrás de una cortina o de
un muro, fuera de la vista y del oído del pueblo”. La Iglesia fue entonces
llamada a hacer el esfuerzo del cambio, para poder entrar en su dimensión
participativa de “pueblo”, según el espíritu del Concilio Vaticano II.
Sin embargo, aclaró que "el presente de la Iglesia nunca es una negación del
pasado, sino un enriquecimiento del mismo o, como en el presente caso,
un ir más allá del pasado reciente para redescubrir el pasado más antiguo y
original”.
En esta evolución de “la Iglesia entendida como pueblo” se puede
percibir algo “similar a lo que ocurre con la Iglesia entendida como edificio”.
Porque, cualquiera que sea el cambio o la transformación que se pueda operar, “es siempre la misma Iglesia,
dedicada al mismo oficio santo”.
Al abordar la percepción de la liturgia como un misterio de lo
sagrado, el cardenal Cantalamessa reflexionó: “El sentido de lo sagrado es muy
fuerte allí, pero después de Cristo, ¿es justo y auténtico?”. El purpurado
invitó a considerar la liturgia como un lugar de manifestación del "gran
misterio de la fe", que debe suscitar nuestra "admiración y
asombro", recordando las palabras de san Francisco de Asís: "¡Que el mundo entero tiemble y
alégrense los cielos, cuando Cristo, Hijo del Dios vivo, está sobre el altar,
en manos del sacerdote!”
Por ello, advirtió que es importante “no desperdiciar esta oportunidad que la liturgia renovada ofrece
con improvisaciones arbitrarias y bizarras".
“La liturgia de hoy es muy rica en la Palabra de Dios, sabiamente ordenada según el orden de la historia de la salvación”, subrayó también. En este sentido, invitó a “aprovechar estos medios” que ofrece este misterio para nuestra sanación. Porque, afirmó, "nada puede tocar más profundamente el corazón del hombre y hacerlo sentir la trascendente realidad de Dios que una Palabra de Dios viva, proclamada con fe durante la liturgia y que toca la vida".
Fuente: ReL