Capítulo 58: NO SE DEBEN ESCUDRIÑAR LAS COSAS ALTAS Y LOS JUICIOS OCULTOS DE DIOS
1. Hijo, guárdate de disputar de materias altas, y de
los secretos juicios de Dios; por qué uno es desamparado y otro tiene tantas
gracias; por qué está uno muy afligido y otro tan altamente ensalzado.
Estas
cosas exceden a toda humana capacidad; y no basta razón ni disputa alguna para
investigar el juicio divino. Por eso, cuando el enemigo te trajere esto al
pensamiento, o algunos hombres curiosos lo preguntaren, responde aquello del
profeta: JUSTO ERES, SEÑOR, Y JUSTO TU JUICIO. Y también: LOS JUICIOS DEL SEÑOR
SON VERDADEROS Y JUSTIFICADOS EN Sí MISMOS. Mis juicios han de ser temidos, no
examinados; por que no se comprende con entendimiento humano.
2. Tampoco te pongas a inquirir o disputar de los
merecimiento de los Santos, cuál sea más Santo o mayor en el reino de los
cielos. Estas cosas muchas veces causan contiendas y disensiones sin provecho;
aumentan también la soberbia y la vanagloria, de donde nacen envidias y
discordias, cuando uno quiere preferir imprudentemente un Santo, y otro quiere
a otro. Querer saber e inquirir tales cosas, ningún fruto trae, antes desagrada
mucho a los Santos; por que Yo no soy DIOS de discordia, sino de paz; la cual
consiste más en la verdadera humildad, que en la propia estimación.
3. Algunos con celo de amor se aficionan a unos
Santos más que a otros; pero más por afecto humano que divino. Yo soy el que
hice a todos los Santos; Yo les di la gracia; Yo les he dado la gloria. Yo sé
los méritos de cada uno; Yo les previne con bendiciones de mi dulzura. Yo conocí
mis amados antes de los siglos; Yo los escogí del mundo, y no ellos a Mí. Yo
los llamé por gracia y atraje por misericordia; Yo les llevé por diversas
tentaciones. Yo les envié grandes consolaciones, les di la perseverancia y
coroné su paciencia. 4. Yo conozco al primero y al último.
Yo los abrazo a todos con amor inestimable. Yo soy
digno de ser alabado en todos mis Santos, y ensalzado sobre todas las cosas; Yo
debo ser honrado por cada uno de cuantos he engrandecido y predestinado, sin
preceder algún merecimiento suyo. Por eso quien despreciare a uno de mis
pequeñuelos, no honra al grande, porque yo hice al grande y al pequeño. Y el
que quisiere deprimir alguno de los Santos, a Mí me deprime y a todos los demás
del reino de los cielos. Todos son una misma cosa por vínculo de la caridad;
todos tienen un mismo parecer y un mismo querer; y todos se aman recíprocamente.
5. Y sobre todo, más me aman a Mí que a sí
mismos y a todos sus merecimientos.
Porque elevados sobre sí libres de su propio amor,
se pasan del todo al mío; y en él descansan y se regocijan con gozo
inexplicable. No hay cosa que los pueda apartar ni declinar; porque llenos de
la verdad eterna, arden en el fuego inextinguible de la caridad. Callen, pues,
los hombres carnales y animales, y no disputen del estado de los Santos, pues
no saben amar sino los gozos particulares. Quitan y ponen según su inclinación,
no como agrada a la eterna verdad.
6. Muchos por efecto de ignorancia,
especialmente los que se hallan con poca luz interior, con dificultad saben
amar a alguno con perfecto amor espiritual. Y aun los lleva mucho el afecto
natural, y la amistad humana, con la cual se inclinan más a unos que a otros; y
así como sienten de las cosas terrenas, así imaginan de las celestiales. Mas
hay grandísima diferencia entre lo que piensan los hombres imperfectos y lo que
saben los varones espirituales por la revelación divina.
7. Guárdate,
pues, hijo, de tratar curiosamente de las cosas que exceden a tu alcance: de lo
que debes tratar es de que puedas ser siquiera el menor en el reino de Dios. Y
aunque uno supiese quién es más Santo que otro, o el mayor en el reino del
cielo, ¿de qué le serviría el saberlo, si no se humillase delante de Mí por
este conocimiento, y no se levantase a alabar más puramente mi nombre? Mucho
más agradable es a Dios el que piensa en la gravedad de sus propios pecados, y
la poquedad de sus virtudes, y cuán lejos está de la perfección de los Santos,
que el que porfía cuál será mayor o menor Santo. Mejor es rogar a los Santos
con devotas oraciones y lágrimas, y con humilde corazón invocar su favor, que
escudriñar sus secretos con inútil investigación.
8. Ellos están cumplidamente contentos, si los
hombres saben contentarse y refrenar la vanidad de sus lenguas. No se glorían
de sus propios merecimientos, pues que ninguna cosa buena se atribuyen a sí
mismos; sino todo a Mí; porque yo les di todo cuanto tienen con mi infinita
caridad. Llenos están de tanto amor de la divinidad, y de tal abundancia de
gozos, que ninguna parte de gloria les falta, ni les puede faltar cosa alguna
de bienaventuranza. Todos los Santos, cuanto más altos están en la gloria tanto
más humildes son en sí mismos, y están más cercanos a Mí, y son más amados de
Mí. Por lo cual está escrito que abatieron sus coronas delante de Dios, y se
postraron sobre sus rostros delante del Cordero, y adoraron al que vive por los
siglos de los siglos.
9. Muchos preguntan quién es el mayor en el
reino de Dios, que no saben si serán dignos de ser contados con los ínfimos.
Gran cosa es ser en el cielo siquiera el menor, donde todos son grandes, porque
todos se llamarán y serán hijos de Dios. El menor sera grande entre mil, y el
pecador de cien años morirá. Pues cuando preguntaban los discípulos quién fuese
mayor en el reino de los cielos, tuvieron esta respuesta: Si no os hiciereis
como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por eso, cualquiera que se
humillare como niño, aquel será el mayor en el reino del cielo.
10. ¡Ay de aquellos que se desdeñan de
humillarse de voluntad con los pequeñitos; porque la puerta humilde y angosta
del reino celestial no les permitirá entrar! ¡Ay también de los ricos, que tienen
aquí sus deleites; porque cuando entraren los pobres en el reino de Dios,
quedarán ellos fuera aullando y llorando a lágrima viva! Alegraos los humildes,
y regocijaos los pobres, que vuestro es el reino de Dios, si andáis en el
camino de la verdad.
Fuente: Catholic.net