En la catequesis de hoy dedicada a la “pasión de evangelizar”, Francisco se centra en el “discurso misionero” de Jesús a los discípulos, e invita a dar testimonio con mansedumbre, humildad y sin mundanidad, que Dios está cerca
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“Ir
mansos y buenos como corderos, sin mundanidad, juntos. Aquí está la clave del
anuncio”: fue la indicación del Papa Francisco esta mañana, en la Audiencia
General celebrada en el Aula Pablo VI. En su quinta catequesis dedicada al tema
de “la pasión de evangelizar”, es decir, el “celo apostólico” el Pontífice
centró su reflexión en el pasaje evangélico de Marcos (3,14) que relata que
Jesús «instituyó a los Doce – que llamó apóstoles - para que estuvieran con él,
y poder enviarlos a predicar».
Francisco
nota que hay un aspecto que parece contradictorio, porque Jesús llama a los
discípulos “para que estén con Él y para que vayan a predicar. Se podría decir:
o una cosa o la otra, o estar o ir”. Sin embargo, añade el Papa, “para Jesús no
hay ir sin estar y no hay estar sin ir”, y explica el por qué.
La misión no se aprende en academia
“En
primer lugar, no hay ir sin estar”, precisa el Papa, porque “antes de enviar a
los discípulos en misión, Cristo – como dice el Evangelio – les ‘llamó’:
El
anuncio nace del encuentro con el Señor; toda actividad cristiana, sobre todo
la misión, empieza ahí. No se aprende en la academia, ¡no, no! Comienza con el
encuentro con el Señor. Testimoniarlo de hecho, significa irradiarlo; pero, si
no recibimos su luz, estaremos apagados; si no lo frecuentamos, nos llevaremos
a nosotros mismos en vez de a Él, y todo será en vano. Por tanto, puede llevar
el Evangelio de Jesús solo la persona que está con Él.
“Igualmente,
no hay estar sin ir”, añade el Papa, porque seguir a Cristo “no es un hecho
intimista: sin anuncio, sin servicio, sin misión, la relación con Jesús no
crece”. Y evidencia que poco después de haberles llamado, “¡ya les envía!” y
esto, significa que “la experiencia de la misión forma parte de la formación”.
El discurso misionero de Jesús
Prosiguiendo
con su catequesis, el Santo Padre afirma que Jesús cuando llamó a los
discípulos, antes de enviarlos a anunciar, les dirigió un discurso contenido en
el capítulo 10 del Evangelio de Mateo, conocido como “discurso misionero”, que
es – explica – como la “constitución” del anuncio. De este discurso, - una
página sola de Evangelio que el Papa aconseja leer hoy - extrae tres
aspectos fundamentales: por qué anunciar, qué anunciar y cómo anunciar.
El anuncio parte de la belleza de lo que hemos
recibido gratis
Refiriéndose
al por qué anunciar, Francisco explica que la motivación está en
"cinco palabras de Jesús que nos hará bien recordar": «Lo recibieron
gratis; denlo gratis» (v. 8). “¿Por qué anunciar? Porque gratuitamente he
recibido y debo dar gratuitamente”, explica, y añade:
El
anuncio no parte de nosotros, sino de la belleza de lo que hemos recibido
gratis, sin mérito: encontrar a Jesús, conocerlo, descubrir ser amados y
salvados. Es un don tan grande que no podemos guardarlo para nosotros, sentimos
la necesidad de difundirlo; pero en el mismo estilo, es decir, en la gratuidad.
En otras palabras: tenemos un don, por eso estamos llamados a hacernos don;
hemos recibido un don y nuestra vocación es hacernos don para los otros, está
en nosotros la alegría de ser hijos de Dios, ¡debe ser compartida con los
hermanos y las hermanas que todavía no lo saben! Este es el porqué del anuncio.
Ir a llevar la alegría de lo que hemos recibido.
Anunciar que Dios está cerca de nosotros
Sobre
el segundo aspecto, qué anunciar, el Obispo de Roma recuerda
las palabras de Jesús que dice: «Vayan proclamando que el Reino de los
cielos está cerca» (v. 7). Y esto, señala, “es lo que hay que decir, en primer
lugar y ante todo: Dios está cerca”.
No
se olviden nunca de: Dios siempre ha estado cerca del pueblo, Él mismo se lo
dijo al pueblo. Dijo: 'Miren ¿qué Dios está tan cerca de las naciones como yo
lo estoy de ustedes? La cercanía es una de las cosas más importantes de Dios.
Son tres cosas importantes: cercanía, misericordia y ternura. No olviden esto.
¿Quién es Dios? El Cercano, el Tierno, el Misericordioso. Esa es la realidad de
Dios.
El
Papa precisa además que acoger el amor de Dios “es más difícil porque nosotros
queremos estar siempre en el centro, nosotros queremos ser protagonistas”. En
cambio, “el anuncio debe dar el primado a Dios, en primer lugar y dar a los
otros la oportunidad de acogerlo, de darse cuenta que Él está cerca. Y yo,
atrás”.
Ser mansos y humildes como corderos
Finalmente,
el cómo anunciar, el aspecto sobre el cuál Jesús se explaya
más y “esto – afirma el Papa - es significativo, nos dice que la forma, el
estilo es esencial en el testimonio”:
El
testimonio no implica sólo la mente y decir algo, los conceptos: no. Implica
todo, mente, corazón, manos, todo, los tres lenguajes de la persona: el
lenguaje del pensamiento, el lenguaje del afecto y el lenguaje del obrar. Los
tres lenguajes. No se puede evangelizar sólo con la mente o sólo con el corazón
o sólo con las manos. Todo implica. Y, en el estilo, lo importante es el
testimonio, como Jesús quiere que hagamos.
“Yo
los envío como como ovejas en medio de lobos” (v. 16), dice el Señor y
Francisco explica que Él “no nos pide saber afrontar a los lobos, es decir ser
capaces de argumentar, contraatacar y defendernos”. Los envía como corderos.
"Nos pide ser así, ser mansos y con las ganas de ser inocentes, estar
dispuestos al sacrificio”. “Y Él, el Pastor, reconocerá a sus corderos y les
protegerá de los lobos”. “Si quiero ser del Señor, - precisa - debo dejar que
Él sea mi pastor, y Él no es un pastor de lobos, es un pastor de corderos,
mansos, humildes, amables con el Señor”.
Mostrar a Jesús más que hablar de Jesús
Siempre
sobre el cómo anunciar, el Papa nota que llama la atención que
Jesús, en vez de prescribir qué llevar a la misión, dice qué no llevar: «No se
procuren oro, ni plata, ni calderilla en sus fajas; ni alforja para el camino,
ni dos túnicas, ni sandalias, ni aldeas» (vv. 9-10). Y sobre este aspecto,
señala:
No
lleves nada. Dice que no nos apoyemos en certezas materiales, que vayamos al
mundo sin mundanidad. Esto es lo que hay que decir: voy al mundo no con el
estilo del mundo, no con los valores del mundo, no con la mundanidad -para la
Iglesia, caer en la mundanidad es lo peor que puede pasar. Voy con sencillez.
Jesús
dice “que no nos apoyemos en las certezas materiales, ir al mundo sin
mundanidad. Así se anuncia: mostrando a Jesús más que hablando de Jesús”. Y
finalmente, yendo juntos, en comunidad:
La Iglesia apostólica es enteramente misionera y en la
misión encuentra su unidad. Por tanto: ir mansos y buenos como corderos, sin
mundanidad, juntos. Aquí está la clave del anuncio. Acojamos estas invitaciones
de Jesús: que sus palabras sean nuestro punto de referencia.
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