ASÍ FUERON LOS CUATRO DÍAS DE JOSEPH RATZINGER EN NAVARRA: "LA SENSACIÓN ES QUE NO TENÍA OTRA COSA QUE HACER"

En 1998, el alemán visitó Navarra con motivo de su investidura como doctor 'honoris causa" por su Universidad. El teólogo César Izquierdo recuerda en ECCLESIA aquellos días

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Una de las fechas señaladas para la dilatada trayectoria de la Universidad de Navarra es el 30 de enero de 1998, cuando el cardenal Joseph Ratzinger viajó hasta Pamplona durante cuatro días con motivo de su investidura como doctor 'honoris causa' en Teología por la institución académica. Por aquel entonces el alemán era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Fueron cuatro jornadas de trabajo intenso por parte de Ratzinger, que ya era un teólogo reconocido y una figura relevante de la Iglesia Católica. Residió en el Colegio Mayor Belagua y visitó lugares como la Catedral de Pamplona, donde se reunió con el entonces arzobispo de Pamplona Fernando Sebastián y con los miembros del cabildo.

También pudo conocer diversos lugares de la ciudad y visitar la Clínica Universidad de Navarra. Por otro lado, se reunió con universitarios de varios colegios mayores, profesores de las Facultades de estudios eclesiásticos e investigadores del área biomédica, e intervino en una rueda de prensa, en la que presentó su autobiografía 'Mi vida. Recuerdos (1927-1997)', de la editorial Encuentro.

El teólogo César Izquierdo: "Ratzinger era un hombre tímido pero muy amable"

Una de las personas que coincidieron con Ratzinger durante su estancia en la capital navarra fue el teólogo César Izquierdo, quien ha compartido en ECCLESIA su experiencia con quien en 2005 sería elegido Sucesor de Pedro. 25 años después de aquella visita, asegura tener los recuerdos muy presentes.

“En primer lugar, yo digo que me pareció de una gran generosidad que dedicara cuatro días enteros a estar aquí entre nosotros, algo que no es frecuente en el ámbito de la Universidad. Cuando se trae a una personalidad para un acto hay que medir los tiempos porque tiene muchísimas ocupaciones. Pero Ratzinger estuvo aquí con la sensación de que no tenía otra cosa que hacer. Es un detalle que nos impresionó. Todo el mundo quería hablar con él, para los teólogos era una figura que marcó la segunda mitad del siglo XX y era ocasión única tenerle”, ha explicado Izquierdo.

Entre sus memorias, el teólogo de la Universidad de Navarra mantiene con nitidez la cercanía de Benedicto XVI, y que se reflejó en una comida que se celebró en la propia institución académica: “Recuerdo que los profesores de Teología podíamos presentar proyectos y él nos respondía con una grandísima amabilidad y ninguna prisa. Fueron días que nos marcó a todos, no porque cambiaran las cosas sustancialmente, sino por gozar de un intelectual de esta categoría de un hombre de la Iglesia”, ha expresado.

Las reuniones desde el 30 al 2 de febrero de 1998 se sucedían para el cardenal Ratzinger, quien mantuvo encuentros con profesores de Teología y Derecho Canónico donde regaló a sus asistentes “conversaciones interesantísimas, con mucho contenido”, ha especificado César Izquierdo.

También celebró misa en un colegio mayor femenino o en el seminario de Bidasoa. El acto académico en el que Joseph Ratzinger fue investido doctor 'honoris causa' en Teología se celebró el 31 de enero de 1998 en el Aula Magna de la Universidad de Navarra y fue presidido por el prelado del Opus Dei y gran canciller de la Universidad de Navarra Javier Echevarría. Asimismo, asistieron las principales autoridades navarras.

El entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe fue apadrinado por el profesor de la Facultad de Teología Pedro Rodríguez. También recibieron la distinción el economista hebreo Julian Simon y el farmacólogo calvinista Douwe Breimer.

De aquellos días, la Universidad de Navarra editó un cuadernos de uso privado por voluntad del propio Ratzinger, que recogía sus testimonios incluso en las reuniones más informales: “A día de hoy es privada”, ha reiterado Izquierdo.

Sobre la personalidad de quien fue Papa de 2005 a 2013, el teólogo le ha definido como “un hombre tímido pero muy amable, con la sonrisa siempre en los labios”.

Por José Melero Campos

Fuente: Ecclesia