Sus palabras pueden ser difíciles de digerir, pero quizás ofrezcan la clave para una alegría y felicidad duraderas
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Considerado uno de los santos más influyentes de los últimos 500
años, san Francisco de Sales destacó
en el siglo
XVII como escritor espiritual.
Escribió uno de los clásicos espirituales más populares de todos
los tiempos, la Introducción
a la vida devota.
Con esta obra cambió el panorama de la escritura espiritual y
ofreció inspiración a incontables almas desde su publicación. Su espíritu
amable y sus consejos prácticos hacían de este libro algo aplicable a cualquier
edad.
Francisco
de Sales desafía al alma a examinar su apego a las actividades de ocio y a
ciertos tipos de entretenimiento.
Los juegos, los bailes, los
festines, las pompas, las comedias no son esencialmente cosas malas, sino
indiferentes, y pueden ejecutarse bien o mal.
Aunque sea lícito jugar, bailar,
adornarse, asistir a representaciones honestas y a banquetes, si alguien llega
a aficionarse a ello, es cosa contraria a la devoción y, en gran manera, peligrosa.
No está el mal en hacerlo, sino
en aficionarse.
Los niños corren y se cansan
detrás de las mariposas; a nadie parece mal, porque son niños. Pero, ¿no es
cosa ridícula y muy lamentable ver cómo hombres hechos se aficionan e
impacientan por bagatelas tan indignas, como lo son las cosas que acabo de
enumerar, las cuales, además de ser inútiles, nos ponen en peligro de desarreglarnos
y desordenarnos, cuando vamos en pos de ellas?
Es un mal sembrar de
afectos inútiles y vanos la tierra de nuestro corazón, pues ocupan el lugar de las
buenas impresiones e impiden que la savia de nuestra alma sea empleada por las
buenas inclinaciones.
Philip
Kosloski
Fuente:
Aleteia