Los regalos en Navidad expresan “la sobreabundancia de la creación y el don que supone la Encarnación de Dios para nosotros”, explica Álvaro Abellán-García, profesor de Teoría de la Comunicación de la Universidad Francisco de Vitoria
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Imagen referencial. Crédito: Pixabay |
La Navidad es
una ocasión propicia para el intercambio de presentes con amigos y familiares.
En algunos países se hace en Nochebuena de la mano de San Nicolás o su trasunto
Papá Noel. En otros, en la fiesta de los Reyes Magos.
Para Álvaro
Abellán-García, profesor de Teoría de la Comunicación de la Universidad
Francisco de Vitoria, los regalos, en especial en Navidad, son “símbolo de don,
gratuidad y generosidad”.
Ese significado
es una novedad cristiana. En el mundo antiguo el regalo consistía en tres
acciones: hacerlo, recibirlo y corresponder “con otro de valor semejante”. El
fin era “cohesionar a la comunidad” haciendo presente a las personas en la vida
de otros a través de ellos.
En el contexto
cultural de la herencia cristiana, el regalo expresa además “la sobreabundancia
de la creación y el don que supone la Encarnación de Dios para nosotros”.
Esto es así
porque “al regalo que Dios nos hace no se puede corresponder”, pues “no tenemos
nada de igual valor”, explica el profesor.
De ahí proviene
que “tengamos la idea, muy profunda, de que el regalo que se hace de corazón,
se hace gratuitamente, sin esperar correspondencia. Así es como nos regalan los
Reyes Magos”, afirma Abellán-García.
Sin embargo, en
una sociedad con marcado acento materialista, los regalos pueden distraer la
atención de lo esencial. Esto ocurre “cuando se convierten en el centro y
pierden su carácter simbólico”.
Así, puede
suceder que “nos invade el antiguo espíritu de buscar reciprocidad y
correspondencia” o que se pongan las expectativas en el objeto, corriendo el
riesgo de no saber recibirlos.
Sin embargo,
“el regalo expresa muy bien el espíritu de la Navidad cuando se entiende como
una expresión de gratitud, donación, agradecimiento”.
Para vivir bien
la entrega de los regalos es necesario “educarnos mutuamente en la lógica de
dar y coger”, de raíz cristiana, que “no sabemos ni podemos vivirla solos”,
explica el experto.
A juicio de
Abellán-García, la reciprocidad, natural en el ser humano, no es suficiente
para una relación correcta porque existen desigualdades. Entonces, “es
necesario introducir la lógica del don, por la que el que tiene da, sin esperar
del otro lo que no puede darle”.
Al contrario,
“quien recibe y no puede devolver, ha de saber acoger humilde y gratuitamente
lo que le es donado. A veces es más difícil aceptar una ayuda que no podemos
corresponder que darla, pues uno se siente indigno de recibirla. Sin embargo,
ambas acciones son importantes”, concluye el profesor.
Por Nicolás de
Cárdenas
Fuente: ACI
Prensa