“ÉL SE HIZO POBRE PARA ENRIQUECERNOS CON SU POBREZA"
Dominicas de Lerma |
Como ya ha llegado el frío, todas sacamos la ropa de
invierno y la vamos poniendo en “circulación”. Algunas hermanas, llevan forros
polares y una falda de lana bajo el hábito. Otras que, no nos gustan las gomas
que nos aprieten, llevamos vestidos de lana que se hacen añadiendo a una falda,
un jersey.
Entre el ajuar que saqué este año, había una falda
algo pasada, de tanto uso. Pensé, si merecía la pena el unir un jersey
nuevo?... En esta duda estaba, cuando pregunté a la hermana costurera: “¿Crees
que merece la pena unirla un jersey? Entonces, me enseñó la falda que ella
llevaba y, ¡Dios mío, se veía la luz a través, como un colador!. Y añadió:
“mira, creo que esta, está peor que la tuya y todavía la tengo en uso”
No me hizo falta preguntar más porque me quedé muy
pensativa ante esta anécdota que, me enseñaba muchas cosas.
En la oración, vi que hemos hecho voto de pobreza
voluntaria, para asemejarnos a Cristo pobre que, “no tenía lecho propio ni
donde reclinar la cabeza”. Y Él, sí que careció de todo y a veces el hambre y
la fatiga acompañarían sus correrías y a los que lo acompañaban.
Jesús, también vio mucha pobreza a su alrededor:
enfermos, endemoniados, tristes y llorosos por la muerte de un ser querido y
demás. Y a todos se acercaba, con las manos y el corazón, rico de compasión y
misericordia, porque veía en sus hermanos pobres que le reclamaban, lo que Él
traía a manos llenas: “se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza”.
Él, se hizo hombre y pobre como todos, pero también
era Dios y vino para llenarnos de gracias y dones. Y nos ha concedido, a
imitación suya, emplear nuestra pobreza compartiendo con todos los más
necesitados.
Pues, en el convento, siempre hay una hermana más
necesitada que uno mismo. A mí, me toca descubrir dónde puedo enriquecer,
observando no superficialmente sino dentro del corazón de cada uno.
Hoy el reto del amor es, amar con Cristo aquello de lo
que carezco y buscar a alguien a quien yo pueda ayudar con “la riqueza de
amor”, que el Señor me ha regalado.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma