El testimonio de Teresita Castillo, la niña misionera de 10 años que falleció el pasado 7 de marzo por un tumor en la cabeza, deja importantes lecciones
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Photo courtesy of the Archdiocese of Madrid. Dominio público |
Teresita
les deja estas enseñanzas:
1 CÓMO SEGUIR
ALEGRE AUN CUANDO VIENE UNA ENFERMEDAD.
Es bueno educar a los
niños para afrontar las contrariedades de la vida. Desde un contratiempo que
les entristece, hasta una enfermedad en la familia, incluso suya. Hablar de
cómo se pueden ofrecer las dificultades se puede entender mejor mirándolo en la
vida de esta niña ejemplar.
A Teresa le detectaron un
tumor en la cabeza en 2015. Tenía 5 años. La operación y la quimioterapia fue
un éxito, pero en 2008 el tumor volvió a dar la cara. De nuevo hubo que operar.
En 2020, un golpe en la cabeza jugando la llevó de nuevo al hospital, y desde
enero de este año quedó ya ingresada con fuertes dolores. Hasta el desenlace,
su fallecimiento el pasado mes de marzo.
A pesar de las
dificultades, Teresa Castillo nunca perdió la sonrisa, su preocupación por los
demás ni la fe. Encontró en el sufrimiento un camino para acercarse más a Dios.
Teresita decía: “Lo estoy ofreciendo por la gente; por ejemplo, por alguien
que esté malito, por los sacerdotes”. Su madre explicaba que la pequeña
pensaba que Jesús aprovechaba sus sufrimientos para salvar más almas.
2 ENSEÑAR LA
IMPORTANCIA DE LOS MISIONEROS.
No es lo más habitual que
los niños más pequeños se paren a pensar en los misioneros. Quizás el famoso
día de “sembradores de estrellas”. Se les puede hablar de la misión, y sobre
todo, de su significado: dar a conocer a Jesús en todas partes del mundo, y eso
puede ser en el sitio más recóndito del planeta o en el colegio al que van. De
nuevo, Teresita puede dar las claves para abordar este asunto con los niños.
Sorprendía a todos que
pese a su juventud tuviera clara su vocación. Quería ser
misionera. Quería llevar a Jesús a todos los rincones del mundo. Su voluntad
era firme, incluso en los peores momentos de la enfermedad.
Que nuestros hijos conozcan a
esta niña misionera
El vicario episcopal de la
zona en Madrid acudió al hospital La Paz de Madrid donde Teresita estaba
ingresada. El 11 de febrero, un día después de una difícil operación, acudió
junto a los capellanes a verla a la UCI. Se la encontraron en la cama, débil,
con la cabeza vendada. A pesar de ello, la niña le contó lo que ya sabían en su
familia: “Yo
quiero ser misionera, quiero vivir por Jesús”.
El vicario se quedó
completamente impactado, y emocionado la respondió: “Teresita, yo te constituyo
ahora mismo misionera de la iglesia, y esta tarde te traeré el documento que lo
acredita y la cruz misionera’”. Así ocurrió esa misma tarde.
Pidió a su madre: “Esa cruz pónmela en la barra para que la vea bien, y mañana
me la llevo al quirófano. Ya soy misionera”. Su testimonio ha dado la vuelta al
mundo, como corrobora el Delegado Nacional de Misiones, quien anunció que ha
puesto a Teresita como una nueva protectora para los niños en misión.
3 SENSIBILIDAD CON
EL SUFRIMIENTO DEL PRÓJIMO.
Teresita Castillo es hija
única, de nacionalidad rusa. Fue adoptada en Siberia cuando tenía 3 años.
Teresa y Eduardo, sus padres, finalmente habían terminado los papeles y podían
viajar con ella a España para comenzar su nueva vida.
En Moscú, la niña de 3
años vio a una mujer que mendigaba y se puso a hablar con ella. No saben qué se
dijeron, pero la mujer compró con algunas de las escasas monedas que había
conseguido un huevo de pascua de chocolate a la pequeña. Los padres no
entendían nada porque hablaban en ruso, pero se quedaron sorprendidos.
Ya en España,
comprendieron que Teresita tenía esa sensibilidad especial. Sólo unos meses
después, en Madrid, vio a un mendigo al que le faltaban las piernas. Sin mediar
palabra se fue con él y le dio un abrazo y un beso.
Esta escena se repetía con frecuencia.
Allá donde veía tristeza,
llevaba su alegría. Su madre relata que la niña tenía una sensibilidad especial con el
sufrimiento de la gente, y con la soledad. Hasta en los
detalles más pequeños. Quizás podemos plantear a nuestros hijos cómo reaccionan
ellos cuando ven a estas personas, si pueden dar limosna o hacer una oración
por ellos.
4 REZAR CON
ALEGRÍA.
Teresita rezaba todos los
días. En las estancias que por enfermedad estaba en casa, con su madre, iba con ella
todos los días a misa. Y lo mismo intentaba en su colegio
de Galapagar.
En el hogar, la madre la
invitó a rezar con ella un misterio del rosario, pero le sabía a poco, y lo
rezaban entero juntas. Y todas las noches rezaban también.
Ella cantaba el Bendita sea
tu pureza a la Virgen. Su madre la grabó y esos sonidos están
dando la vuelta al mundo. Escucharlos ensancha el corazón porque refleja la
naturalidad infantil con la que se comunicaba con Dios. Puede servir para rezar con
nuestros hijos, cuidar que recen con alegría, no como una
mera repetición de memoria, y que le pongan corazón, cariño, ilusión.
5 AMAR A LA
EUCARISTÍA.
Teresita
Castillo iba a misa siempre que podía. Allí se encontraba con el Señor en el
Pan y el Vino. Su Primera Comunión fue para ella un día increíblemente
especial: “Sentí
que Dios me quería y me amaba, y que me invitaba al Cielo”,
contestaba cuando le preguntaban por ese día.
En su enfermedad, postrada
en la cama sin apenas fuerzas, le llevaban la Comunión a la habitación o a la
UCI. Cuenta el vicario que la constituyó misionera, que cuando fue a visitarla
al hospital lo primero que le dijo ella fue una pregunta: “Me traes a Jesús,
¿verdad?… ¿Sabes una cosa? Yo quiero mucho a Jesús”.
Puede ser un buen
ejercicio recordar la Primera Comunión de
nuestros hijos, o utilizar el ejemplo de Teresita para preparar a quienes aún
no la han recibido. En ambos casos, puede servir para preparar el corazón mejor
a la Eucaristía.
6 CONOCER A LOS
SANTOS.
Su vida se ha hecho viral.
Una historia, un testimonio, que merece la pena ser contado porque huele a
santidad. Ella conocía a los pequeños santos. En el funeral tras el
fallecimiento de Teresita, el padre relató un momento poco antes de la última
operación, cuando quiso dar ánimos a su hija. Teresita respondió: “No papá, yo
me voy al Cielo. He soñado con Carlo Acutis y me voy al Cielo.” Carlo
ha sido recientemente proclamado beato en Asís. Santo
contemporáneo que puede inspirar a los niños de nuestro tiempo.
Los padres de Teresita
Castillo le enseñaban la historia de los santos. De hecho, la
vocación misionera de la niña despertó tras ver una película de dibujos
animados de Teresa de Calcuta. Conocer a los santos es el
primer paso para tratarlos, para poder pedirles intercesiones. Para aprender de
su ejemplo.
Benito Rodríguez
Fuente: Aleteia