La vida del gran Papa San Juan Pablo II estuvo llena de ocasiones memorables, pero hay un día que el santo polaco consideró el más especial de todos.
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San Juan Pablo II. Crédito: The White House: Dominio público |
Sin
embargo, el día que el santo mismo consideró el más feliz de su vida estuvo
marcado por una devoción que influyó profundamente en su pontificado.
Para
San Juan Pablo II, el día más feliz de su vida fue cuando canonizó a una
religiosa de su natal Polonia: Santa Faustina Kowalska, a quien Jesús le
reveló las promesas de su Divina Misericordia.
Si
bien San Juan Pablo II tenía alrededor de 18 años cuando Santa Faustina
Kowalska falleció el 5 de octubre de 1938, el santo no sabía de la vida de la
religiosa polaca, ni del mensaje que recibió del Señor de la Divina
Misericordia.
El
joven Karol Wojtyla conoció la historia, que impactaría profundamente toda su
vida, cuando estaba en un seminario clandestino durante la Segunda Guerra
Mundial.
En
la década de 1950, debido a una errónea traducción al italiano del Diario de la
Divina Misericordia y otros asuntos sin resolver, el Vaticano prohibió la
difusión de esta devoción; pero se volvió a permitir seis meses antes de que el
Cardenal Wojtyla fue elegido Sucesor de Pedro.
Ya como Pontífice, el santo, inspirado por Sor Faustina y su revelación, dedicó
su segunda encíclica Dives
in Misericordia (Rico en Misericordia) a la Divina
Misericordia.
En
el libro Testigo de Esperanza: La biografía del Papa Juan Pablo II, el autor
estadounidense George Weigel escribió que el pontífice II le dijo “que se
sentía espiritualmente ‘muy cercano’ a Sor Faustina”, y que “estuvo ‘pensando
en ella durante mucho tiempo’ cuando comenzó a escribir Dives in Misericordia”.
“Como
Arzobispo de Cracovia, Wojtyla defendió a Sor Faustina cuando su ortodoxia
estaba siendo interrogada después de su muerte en Roma, debido en mayor parte a
la traducción errónea al italiano de su diario, y promovió la causa para su
beatificación”, precisó.
Durante
su pontificado, en muchas ocasiones San Juan Pablo II escribió o habló de la
importancia de pedir a Dios su Divina Misericordia para el mundo entero.
El
19 de abril de 1993, el Santo Padre beatificó a Sor Faustina Kowalska y en su
homilía elogió la forma en que la santa llevó a mucha gente al corazón
misericordioso de Cristo, y destacó la importancia de esta devoción en la
época.
“¡Es
realmente maravilloso cómo su devoción a Jesús misericordioso se está
esparciendo en nuestro mundo contemporáneo y está ganando tantos corazones
humanos! Indudablemente es un signo de los tiempos- un signo del siglo veinte”,
dijo.
“El
balance de este siglo, que ahora está terminando, adicionando los avances que
frecuentemente han sobrepasado a las eras anteriores, presenta una profunda
inquietud y miedo al futuro. ¿Dónde sino en la Divina Misericordia, el mundo
puede encontrar refugio y una luz de esperanza? Los creyentes entienden esto
perfectamente”, añadió.
Al
poco tiempo, el 30 de abril del 2000, San Juan Pablo II canonizó a Santa
Faustina y dijo que ese fue “el día más feliz de mi vida”.
“Hoy
mi alegría es grande al presentar la vida y el testimonio de Sor Faustina
Kowalska a toda la Iglesia como un regalo de Dios para nuestro tiempo”, señaló.
San
Juan Pablo II destacó la importancia de la revelación de la santa en el
contexto histórico del siglo pasado. “Por la Divina Providencia, la vida de
esta humilde hija de Polonia estuvo completamente ligada a la historia del
siglo XX, el siglo que acabamos de dejar atrás”, dijo.
“De
hecho, fue entre la Primera y Segunda Guerra Mundial que Cristo le confió a
ella su mensaje de misericordia […] aquellos que recuerdan, que fueron testigos
y participantes en los eventos de esos años y de los horribles sufrimientos que
causaron a millones de personas, saben muy bien cuán necesario era el mensaje
de misericordia”, precisó.
Ese
día también fue muy importante para la Iglesia Católica, pues San Juan Pablo II
instituyó la fiesta de la Divina Misericordia y dispuso que se celebre el
domingo siguiente a la Pascua.
Cada
año en esta fecha se conceden gracias especiales –similares a una indulgencia–
a las almas que se confiesan y reciben la Comunión. En la revelación, Jesús
prometió a las almas que cumplen estos requerimientos en esta fecha que serían
devueltos a su puro estado bautismal y otras gracias más.
Breve
biografía de Santa Faustina
Santa
Faustina, que fue bautizada como Helena Kowalska, nació en Polonia en 1905 en
el seno de una familia pobre, pero devota católica.
La
santa ingresó a la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la
Misericordia a los 20 años, luego de ser rechazada en varios conventos por su
pobreza y poca educación. Allí, la joven santa tomó el nombre de Sor Faustina y
vivió en los conventos en Polonia y Lituania.
Jesucristo
se apareció a la religiosa en el convento, le pidió que se convirtiera en su
apóstol y secretaria de su misericordia.
Luego,
le reveló sus promesas, le pidió que se pinte una imagen de su Divina
Misericordia con unos rayos rojos y blancos brotando de su corazón, y que
difunda al mundo la novena a esa devoción cristiana. La santa escribió sobre
esta revelación y todas las promesas en su diario.
Antes
de la muerte de Sor Faustina, que ocurrió el 5 de octubre de 1938, la devoción
a la Divina Misericordia ya se había extendido por Polonia.
Fuente: ACI