El Arzobispo Metropolitano de Piura, Mons. José Antonio Eguren, aseguró que el Señor de los Milagros, conocido también como “Cristo Moreno”, es el “mayor evangelizador o misionero” del Perú.
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Multitudinaria procesión del Señor de los Milagros en Lima, Perú. Crédito: David Ramos / ACI Prensa |
“Ahora bien, Jesucristo, nuestro Señor, es el primer y más grande
Evangelizador. Él es el Evangelizador viviente en su Iglesia”, precisó.
“En el caso del Perú, no hay mayor evangelizador o misionero que el ‘Señor de
los Milagros’, quien cada año sale a nuestro encuentro para anunciarnos la
Buena Nueva del Evangelio que no es otra sino Él mismo: El Camino a recorrer,
la Verdad a ensayar, y la Vida a vivir”, expresó.
Recordando el Evangelio de este domingo, que presenta la parábola
del publicano y el fariseo, el Arzobispo de Piura animó a agradecer a Dios
porque “la humilde y santificante experiencia religiosa del publicano, es la
experiencia de una muchedumbre de fieles, que en este mes morado de Octubre,
visitan primero a nuestro ‘Señor Cautivo de Ayabaca’, y luego acompañan al
‘Señor de los Milagros’ en la procesión”.
“Como el publicano, se mantienen a distancia, se golpean el pecho,
se arrodillan, e incluso algunos, cuerpo en tierra, se arrastran, manifestando
así su arrepentimiento”, destacó.
“Con gestos de penitencia, que van desde vestir el hábito morado,
ayunar, cantar, caminar descalzos, llevar sus sahumerios, rezar el rosario, y
susurrar pocas pero sentidas palabras acompañadas de lágrimas, invocan del
Señor su piedad y misericordia, su compasión y perdón, su amistad y
comprensió”.
Mons. Eguren aseguró que “son millones de nuevos publicanos, los que buscan al
Señor en estos días, ‘mendigando’ su misericordia, presentándose ante Él con el
corazón desnudo, reconociéndose pecadores en busca de su amor misericordioso”.
“Ellos representan lo que verdaderamente significa ser un
creyente. A diferencia del fariseo de nuestra historia, no desprecian a nadie,
sino que más bien viven la fraternidad, amándose y ayudándose los unos a los
otros. Por eso se llaman entre sí ‘hermanos’”, explicó.
“Ante sus gestos de humildad, el Señor no se queda impasible, sino
que les responde con su compasión y clemencia, con su gracia y amor”, aseguró.
Fuente: ACI