El día en que la Iglesia les acogió plenamente y pudieron comulgar ella vestía de azul en homenaje a la Virgen y tomaba 'María' como nombre de Confirmación. Su marido tomaba el de 'Juan Pablo', por el Papa
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Neena y Wade. Dominio público |
Pero
sólo hace unos años que adquirió devoción por la Virgen, y de hecho hace sólo
unos años que es católica. Su
historia de fe ha dado vueltas y revueltas, y repasarla -la ha explicado en Coming Home Network-
le hace asombrarse por el amor de Dios y los tiempos de Dios.
Recorriendo el continente con un jugador
de béisbol
Neena se casó con un jugador de béisbol
profesional. Eso significó que durante años le acompañó a las
distintas ciudades con los distintos equipos con los que competía. Viviendo de
forma provisional en
muchas ciudades, del norte y del sur, también conocieron de forma provisional
muchas iglesias.
Los
dos eran cristianos protestantes, él más devoto que ella... pero ella creció en devoción a medida
que se acostumbró a rezar por él, sus partidos, sus lesiones...
"Del
buen ejemplo de mi marido aprendí rápidamente el hábito de leer la Biblia cada
día y confiar en la Palabra de Dios", recuerda. También rezaba siempre pidiendo a Dios que les colocara,
a la familia, "donde Él pudiera usarnos".
Se mudaban al menos 4
veces al año, y
durante seis años fueron de una ciudad a otra, en un remolino de partidos,
cenas tardías y luego, cuando llegaron
los bebés, amamantar en las gradas o en la furgoneta. Pasaban mucho
tiempo en "moteles gobernados por los ratones" o en casas de
huéspedes. A varios niveles, admite, "viajar fue un regalo hermoso que al
final nos hizo profundizar en la fe".
Buscando más del Señor
Visitaron muchas
iglesias protestantes y las analizaron con ojo crítico: el coro, las
actividades infantiles, si tenían café, el estado de la moqueta... "Aprendí sobre el Señor y lo
alabé en cafeterías, anfiteatros, miradores en el parque, santuarios
tradicionales recién hechos u otros de la época de la Guerra Civil. En todos se
proclamaba el nombre de Jesús y mi corazón a veces se conmovía, pero yo estaba
inquieta, siempre buscando".
Buscaban
iglesias "bíblicas" con predicadores valientes, basados en la
Palabra. Lamentó ver que algunas congregaciones eran muy acogedoras y
cordiales, pero no hacían nada por defender a los más vulnerables.
Un libro de un Papa... y la defensa de
la vida
"Mi
marido Wade aún no puede decir qué le impulsó -aparte del Espíritu Santo- a tomar el libro del Papa san Juan Pablo II 'El Evangelio de Vida'", recuerda Neena. "Le
vi pasar mañanas enteras
leyéndolo y explicándome las ideas que se le ocurrían con 'el libro
del Papa', como le llamaba".
Neena
veía a un Wade deportista, muy alto y muy fuerte. Pero le habían contado la
historia de su gestación. Su madre había tenido la rubeola estando embarazada y los ginecólogos le habían
propuesto abortar a su bebé. Ella se negó y su comunidad cristiana
rezó por ella pidiendo el milagro de un niño sano. El niño nació bien, creció, y ahora ganaba dinero jugando al
béisbol. Pero Wade y Neena había adquirido fuertes convicciones
provida, y más cuando engendraron sus propios bebés.
Neena
recuerda que visitando una
iglesia bautista el predicador proclamó: "¡Demos gracias a Dios por la
Iglesia Católica Romana y su inquebrantable defensa de la vida!" Neena
y Wade no sabían nada del catolicismo, pero estaban de acuerdo en eso.
Acaba la vida itinerante
A
partir de cierto momento, dejaron
el béisbol y la vida itinerante y volvieron a Kentucky. Neena se
sentía agotada. No podía amamantar a su segundo bebé porque su leche carecía de
nutrientes.
También
estaban espiritualmente cansados. Probaron varias iglesias y no les convencían.
Sobre todo, sospechaban
que la "comunión" no podía ser simplemente tomar un zumo de uva en
vasitos una vez al mes, como es la práctica en muchas denominaciones
protestantes. Entendían que tenía que ver "con la sangre y el sacrificio
del Cordero de Dios". Intuían que era algo muy sagrado.
Un
tiempo, cansados, dejaron de ir a probar iglesias y se quedaban en casa viendo sermones
por Internet el domingo.
Neena
tenía una amiga que había ingresado en una congregación religiosa en España, y
que venía a Kentucky de visita. Y al mismo tiempo, Wade acababa de conocer un católico de fe firme. Era la primera
vez en sus vidas que podían hablar de la fe con católicos devotos y
formados.
A
Neena le incomodaba la devoción mariana y a los santos. Wade escudriñaba una y otra vez Juan 6, el discurso sobre
el Pan de Vida, la comunión, que los católicos insisten que es la
Carne y la Sangre mismas de Cristo, algo místico pero real, y no un símbolo.
Un
domingo por la mañana, Neena y Wade decidieron ir a probar en su primera misa católica, con sus
bebés. Pese a las distracciones de los pequeñajos, "tan pronto se
abrieron las puertas de la catedral, experimenté el descanso que Dios
ofrece". Cantaban el
Salmo del día: "Sólo en Dios reposa mi alma". Y eso es lo
que Neena experimentó. "Me encantan esos momentos en que Dios habla tan
claro. Me rompí en
lágrimas y en un descanso verdadero".
Clases para entender la doctrina
Neena
y Wade, impactados, se apuntaron a las clases de iniciación cristiana para
adultos que ofrecen las parroquia católicas. Querían comulgar, y pensaban que
antes debían pasar por esa especie de curso-trámite. Pero acudían a él con muchas de las objeciones clásicas
protestantes. Especialmente temían que honrar a María y los santos quitara
algo de honor a Dios. Los profesores, pacientes y experimentados, les animaban a tener un corazón abierto,
"sólo por si estuvieras equivocado". ¿Cuánto de lo que
defendían era devoción, y cuánto era orgullo o vanidad o aferrarse a lo
conocido?
A
Neena le asombró que un
día se apuntó a las clases su hermano camionero, un hombre muy activo,
intranquilo, difícil de entretener, que "iba de tipo duro". Para
su asombro, ¡le gustó! "Nos vemos la semana que viene", dijo.
Perseveró, ¡e incluso encontró a la que sería su esposa en el curso! Neena no
dejaba de sorprenderse.
El paso hacia María
Neena
leía apologética en Internet y veía programas de fe en EWTN, pero el tema mariano se le
atragantaba. "Mi cabeza no conectaba con mi corazón", explica.
Se
acercaba el momento de hacerse plenamente católicos en 2017 y profesar que
creían las enseñanzas católicas. Pero ella no lo tenía claro.
Su
amiga religiosa, desde España, le dijo: "Conságrate a María". Neena
tomó un libro sobre como hacer una consagración así, lo dejó, lo retomó, lo
dejó... Se puso a rezar un
rosario diario. "Durante un mes leía, y luchaba, y rezaba, y sentía que
algo en mí se ablandaba... ¿mi corazón?"
Paseando
con sus hijos, el mayor, mientras buscaba ardillas y gusanos, le preguntó:
Ella
casi se cae al suelo, impresionada. Ahí había una enseñanza, también sobre la
maternidad, incluso la de María. "Me
imaginé a María caminando con un pequeño Jesús parlanchín. Me imaginé a Jesús
llevando la cruz al Calvario y a María caminando a distancia, pero con
Él. Desde entonces, creo que nunca he pensado en la Madre Bendita sin pensar en
su hijo".
El
día en que la Iglesia les acogió plenamente y pudieron comulgar ella vestía de
azul en homenaje a la Virgen y tomaba 'María' como nombre de Confirmación. Su
marido tomaba el de 'Juan Pablo', por el Papa.
Hoy
son apicultores y tienen una pequeña granja. Ven a Dios en los hermanos en la parroquia, en los niños, en la
naturaleza. Por sus viajes han visto que Dios también actuaba ya en
otras épocas y lugares. "A él no le limita el lugar, las circunstancias ni
las estadísticas del béisbol.
Neena
añade que, igual que conocer a sus suegros, le ayudó a conocer y amar más a su
esposo, conocer a María ayuda a amar más a Jesús. Para expresar su amor por
ambos escribió su libro para niños "A Garden for Mary".
Neena también escribe sobre fe y otros temas en su blog Words Like Honey .
P. J. Ginés
Fuente: ReL