Hagas lo que hagas, considera realizar alguna acción de reverencia cuando Jesús se haga presente en los elementos consagrados
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Celebración de la Santa Misa. Dominio público |
Además, a menudo hay un breve período de silencio,
cuando el sacerdote no dice nada y simplemente levanta la hostia o el cáliz
para que todos lo vean. Después de cada elevación, el sacerdote hace una
genuflexión.
¿Habría que inclinarse o mirar hacia arriba a la
elevación en la misa?
Después de que la elevación de la hostia y el
cáliz se introdujeron en la misa en el siglo XIII, una de las respuestas más
comunes de la gente fue inclinar la cabeza en reverencia.
Fue una acción para reconocer la Presencia Real de Jesús en la
Eucaristía, reconociendo la llegada del Rey de reyes.
En el siglo XVI, este gesto fue prescrito por
varios concilios y se convirtió en una respuesta estándar.
Sin embargo, san Pío X sugirió una respuesta diferente,
animando a los fieles a mirar hacia arriba y adorar la
hostia eucarística.
San Pío X concedió una indulgencia a
cualquiera que dijera: “Señor mío y Dios mío…» con fe, piedad y amor, mirando
al Santísimo Sacramento, ya sea durante la elevación en la Misa, o cuando se
expone en el altar.
Jesús está ahí
Muchos católicos rezan esta oración en silencio
mientras contemplan la hostia elevada y rezan “Jesús mío, misericordia” en la elevación
del cáliz.
Podemos inclinar la cabeza
cuando el sacerdote hace una genuflexión después de cada elevación.
Ambos gestos se pueden hacer con fe y pueden
conducir a un aumento del amor de Dios.
No existe un gesto
«correcto», ya que depende completamente de la fe de cada uno y de qué
gesto representa mejor su relación con Dios.
Hagas lo que hagas, considera realizar alguna
acción de reverencia cuando Jesús se haga presente en los elementos consagrados.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia