Este viernes 3 de junio, el Papa Francisco se reunió en el Vaticano con la delegación de jóvenes sacerdotes y monjes de las Iglesias Ortodoxas Orientales.
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| Papa Francisco. Dominio público |
En esta línea, el Santo Padre aseguró que “la unidad es un don, un fuego que
viene de lo alto. Tenemos que rezar constantemente, trabajar, dialogar y
prepararnos para recibir esta gracia extraordinaria”.
El Pontífice explicó que “la consecución de la unidad no es principalmente un fruto de la
tierra, sino del cielo” y subrayó que “no es el resultado de
nuestro compromiso, de nuestros esfuerzos y de nuestros acuerdos, sino de la
acción del Espíritu Santo, al que debemos abrir nuestro corazón con confianza,
para que nos guíe por el camino de la plena comunión. La unidad es una gracia,
un don”, dijo a continuación.
Partiendo de esta idea, el Papa Francisco defendió que la unidad también es armonía:
“La unidad no es uniformidad, y mucho menos el fruto de un compromiso o de
frágiles equilibrios diplomáticos de poder”.
“La unidad es la armonía en la diversidad de los carismas
otorgados por el Espíritu. Porque al Espíritu Santo le gusta suscitar tanto la
multiplicidad como la unidad, como en Pentecostés, donde las diferentes lenguas
no se redujeron a una sola, sino que fueron recogidas en toda su variedad”,
dijo el Papa.
Además, aseguró que “la
unidad es un camino” y que “no es un plan que se concibe o
un proyecto que se elabora en torno a una mesa. La unidad no se consigue
quedándose quieto, sino avanzando con la nueva energía que el Espíritu, desde
el día de Pentecostés, imprime en los discípulos”.
Por último, el Papa Francisco explicó que “la unidad no es
simplemente un fin en sí misma, sino que está estrechamente ligada a la
fecundidad del anuncio cristiano: la unidad es para la misión”.
“También hoy el mundo espera, aunque sea inconscientemente, escuchar el mensaje evangélico de
caridad, libertad y paz. Es un mensaje que estamos llamados a
testimoniar los unos con los otros, no contra los otros o separados de los
otros”, aseguró el Pontífice.
El Papa agradeció el testimonio que realizan los presentes y “por todas las
semillas de amor y de esperanza que habéis sembrado en nombre de Cristo
crucificado y resucitado en todos aquellos lugares que siguen, lamentablemente,
marcados por la violencia y por conflictos demasiado a menudo olvidados”.
“Que la cruz de Cristo sea la brújula que nos dirija en nuestro camino hacia
la plena unidad. Porque en esa cruz Cristo, nuestra paz,
nos reconcilió y reunió en un solo pueblo (cf. Ef 2,14)”.
“Sobre los brazos de la cruz, el altar de la unidad, coloco ahora estos pensamientos
que he compartido con vosotros. Pueden ser los puntos
cardinales que nos guíen hacia la plena comunión, que es don, armonía, camino y
misión”, concluyó el Santo Padre.
POR ALMUDENA MARTÍNEZ-BORDIÚ
Fuente: ACI
