La noche de los Oscar hizo que se hablara del diablo. La clave estaba en el consejo que dio Denzel Washington a Will Smith. Pero ambos hicieron algo más, que muchos pasaron por alto
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No solo Denzel Washington acudió
en ayuda de Will
Smith la famosa, podríamos decir que histórica noche de
los Oscar.
También lo hizo el actor y director Tyler Perry. Ambos
empatizaron enseguida con Smith, se acercaron a él y trataron de ayudarlo a
rebajar su arrebato
de cólera.
Washington explicó que lo primero que transmitió a Will Smith
-quien poco después iba a recibir el Oscar a Mejor Actor por «El Método
Williams»– fue una idea para que este reaccionara y se diera
cuenta de que la bofetada que acababa de propinar a Chris Rock en plena
ceremonia en directo era algo mal hecho.
Le dijo: “Ten cuidado en tus mejores momentos. Es
cuando el diablo viene por ti”.
Es un consejo
que en realidad parte del santo Cura de Ars, un hombre de la Francia de los siglos XVIII y XIX que había
tenido mucha experiencia de cómo
actúa el demonio en las personas. Lo había sufrido en
sus propias carnes.
Ahí es donde nos hemos quedado en el relato de la historia del
bofetón tal vez más sonado en la historia del cine después del de Gilda.
Ahora se habla de la expulsión de Will Smith de la Academia, de su
viaje a la India como «desconexión», de Jada Pinket y el problema de la
alopecia, de adicciones del pasado…
Pero la lección de humanidad de Denzel Washington no queda ahí.
Propone un paso más. Lo explicó a Deadline, medio de comunicación
de Hollywood. Dijo que esa noche rezaron. Y añadió
que Tyler
Perry también ayudó: “Afortunadamente había gente allí, no
solo yo sino otros. Tyler Perry vino inmediatamente conmigo”, explicó.
Cuando le preguntaron qué hicieron concretamente con Will Smith,
el también actor contestó: «Algunas oraciones.
No quiero decir de lo que hablamos. Pero cualquiera de nosotros puede estar en
esa situación, excepto por la gracia de Dios».
Washington encauzó el momento de crisis del modo más sabio, a
saber, acudiendo a Dios cuando sabes que humanamente no puedes hacer más. Para
resolver el arranque de ira de Will Smith, que se había dejado vencer por la
tentación del odio y la violencia, solo cabía confiarse a Dios para recuperar
la paz. Washington lo hizo no con superioridad sino acompañando a
su compañero: «¿Quiénes somos nosotros para condenar?»,
explicó a Deadline.
«La única solución fue la oración»
Y añadió: «No conozco todos los entresijos de esta situación, pero sé que la
única solución fue la oración. La forma en que lo vi. La manera
en que lo veo.»
La oración nos aparta de juzgar a los demás y nos pone a su lado
en el camino de quienes, si no lo eran antes, ahora ya son amigos porque lo
estamos amando.
En medio de tantas emociones y tanta pasión como bullía aquella
noche en la ceremonia de los Oscar, Washington y Tyler Perry rezaron con Will
Smith. Hay que decir que un comportamiento así no se improvisa. Tyler Perry es
cristiano, incluso muchos de sus personajes son abiertamente
cristianos y no tiene miedo de decirlo públicamente en su
carrera profesional. Cuando uno piensa de una forma, eso es lo que le sale en
momentos de urgencia, cuando parece que ni siquiera ha dado tiempo a razonar.
Denzel Washington y él rezaron con Will Smith.
Ahora que ha transcurrido un tiempo desde el bofetón, el primer
consejo para el futuro es estar alerta a las insidias del diablo. El segundo:
en cuanto veamos que el demonio ronda, orar. La oración
hace que se aleje este ángel inteligentísimo porque nunca podrá vencernos si
nos unimos a Dios. La oración puede más.
De Hollywood nos llega una lección sobre la importancia de orar. Y
es que de lo peor (un acto de violencia) se puede sacar lo mejor.
Dolors Massot
Fuente: Aleteia