Sevilla se vuelca en el último adiós al que fuera su arzobispo durante casi 28 años en un funeral presidido por José Ángel Saiz Meneses que ha contado con la presencia de varios purpurados españoles y el nuncio del Papa
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Archidiócesis de Sevilla |
Una abarrotada
catedral de Sevilla ha acogido este sábado la misa exequial por el cardenal
Carlos Amigo Vallejo. Ha presidido la ceremonia el arzobispo de la
archidiócesis, José Ángel Saiz Meneses. Han concelebrado entre otros, los
cardenales Carlos Osoro, Juan José Omella, Antonio Cañizares, Aquilino Bocos,
Miguel Ángel Ayuso Guixot y Ricardo Blázquez además del nuncio en España,
Bernardito Aúza.
El féretro con
los restos mortales de Carlos Amigo fue trasladado por la mañana desde la
capilla ardiente instalada en el Palacio Arzobispal hasta la catedral. Lo
portaron a hombros varios miembros del clero diocesano por las calles de
Sevilla, donde las banderas de las instituciones han lucido a media asta en
reconocimiento a la figura de su arzobispo emérito.
José Ángel Saiz Meneses ha pronunciado una emotiva homilía en la que ha glosado la figura de Carlos Amigo quien «experimentaba este amor de Cristo capaz de llevarle a dejarlo todo por seguir su llamada, capaz serenar el corazón en cualquier situación, y, sobre todo, ante la perspectiva del final de la vida en este mundo».
Ha recordado que Amigo, tras dejar Tánger, recaló en la capital hispalense en 1982 para quedarse como su arzobispo durante casi 28 años, un tiempo que ha dejado una enorme huella en la ciudad: «Desde la unión con Cristo, siguiendo el ejemplo de su Maestro, ‘pasó haciendo el bien’ con su palabra, con sus gestos, con su vida entera, con el espíritu de las Bienaventuranzas: pobreza de espíritu, mansedumbre, sobrellevar el sufrimiento, hambre y sed de justicia, misericordia, limpieza de corazón, construcción de la paz, persecución por ser fieles a Dios».
Ha destacado, sobre
todo, la «entrega sin límites» hasta el último momento de monseñor Amigo que le
llevó a desempeñar su ministerio episcopal «con gran intensidad y amplitud,
inteligencia, cultura, pedagogía, capacidad, entrega, formación, oración, y una
actitud profunda de acogida». También le ha recordado como un hombre que
tendía puentes fomentando en diálogo con otras confesiones y dentro de la
misma Iglesia además de con la sociedad. Como «fiel hijo de san Francisco de
Asís era alegre sencillo y entrañable» y siempre «tenía una palabra amable y
una sonrisa a punto para todas las personas con las que se encontraba, de
cualquier edad y condición». Por eso, Sevilla entera ha llorado a su arzobispo
este sábado, ya que muchos de los que no han podido entrar en la catedral han
seguido desde fuera las exequias.
José Ángel Saiz
Meneses ha concluido su homilía evocando los últimos momentos del cardenal
Amigo: «El pasado miércoles compartí un largo rato con él, con el hermano Pablo
y el hermano Luis Miguel; pudimos charlar sin prisas, pudimos rezar juntos.
Hablamos de Nuestro Señor y del encuentro definitivo con Él y de cómo hay que
amarle con todas las fuerzas y vivir entregados a él hasta el último aliento.
Hablamos también de María Santísima, tan amada por él, y de san Francisco de
Asís. Él escuchaba atentamente y asentía. Al cabo de unos momentos nos dejó,
con gran paz y serenidad».
Y ha añadido:
«En los últimos tiempos repetía que “Dios siempre llega puntual a nuestra
vida».
Antes de
concluir la ceremonia, ha tomado la palabra, muy conmovido, el hermano Pablo
Noguera, secretario personal de Carlos Amigo que ha pedido al arzobispo que
bendiga a todos desde el Cielo, desde donde «solo tendría una palabra para
todos ustedes, – y en la persona del señor arzobispo de Sevilla, Don José Ángel
quisiera que se sintieran todos representados, desde el más alto al más pequeño
–, la única palabra que saldría de su corazón es, ‘paz y bien, hermano’».
A continuación,
se ha entonado el famoso ‘Cántico de las criaturas’ de San Francisco de Asís y
se ha procedido al traslado del féretro a la capilla de San Pablo donde
reposarán los restos mortales del purpurado. Un momento en el que la catedral
entera ha estallado en un sonoro aplauso de homenaje.
Fuente: Alfa y
Omega