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Hola, buenos
días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace un tiempo
tuvimos una fuga de agua en una tubería detrás de la pared. El fontanero picó
en la pared, detectó el punto exacto de fuga, reparó la fisura en la tubería y
volvió a cerrarlo otra vez.
Aparentemente
ya estaba todo seco, lo tocabas y al tacto estaba seco. El otro día vino el
pintor con un aparato en la mano, lo puso sobre la pared y dijo: “todavía está húmedo, no se puede pintar”.
Mis ojos y mis
manos decían que estaba seco. Sin embargo, el experto me decía que estaba
húmedo, que solo es la apariencia de la primera capa la que está seca. Si pintábamos saltaría la pintura. La conclusión era que había que esperar a que
se secase bien.
Se marchó el
pintor y me quedé mirando la pared. Me tocaba confiar y esperar pacientemente.
Le decía al Señor que esto me pasa a veces en mi vida. Creo que lo controlo
todo, que todo está seco y, de repente, un acontecimiento me demuestra que soy
frágil y que todo está húmedo.
Cuantas veces
nos dejamos llevar por lo que nos parece, lo que percibimos, y pensamos que es
lo correcto. Pero si llega otra persona y nos contradice, no nos suele gustar,
nos cuesta confiar en la sabiduría de otro, porque nuestro orgullo quiere
saberlo todo.
En esto el
Señor ha sido muy sabio. A cada uno nos ha dado unos dones para que entre todos
podamos construir. Por eso Jesús nos insiste tanto en la comunión. Queremos que
el Señor nos hable directamente a nosotros. Claro que esto sucede, pero muchas
veces el Señor usa instrumentos sencillos para indicarte dónde está la voluntad
de Dios o cuál es el camino a seguir. El Señor muchas veces te habla por medio
de las personas. Un corazón sencillo reconoce la voz del Señor en ellos. No
importa por dónde venga el don, lo importante es recibir el don.
Jesús nos lo
enseñó cuando eligió a sus discípulos. No eran grandes doctores de la ley, Él
les fue instruyendo. Por ejemplo, Pedro, que era un sencillo pescador, fue el
que posteriormente guió a los apóstoles y nos dejó unas cartas magníficas.
Jesús, sus
mejores tesoros, los envuelve en debilidad para que nadie pueda gloriarse.
Hoy el reto del
amor es acoger en tu corazón un consejo que te den, llevarlo a la oración y
discernir qué te pide el Señor. Disfruta de la sabiduría que el Señor ha puesto
a tu alrededor. Serás sabio si sabes acoger con humildad.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
05 abril 2022
Fuente:
Dominicas de Lerma