"La lógica dominante es aquella de las estrategias de los Estados más poderosos para afirmar sus propios intereses": lo expresó Francisco en su catequesis de la audiencia general dedicada al viaje a Malta
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"Malta
representa el derecho y la fuerza de las naciones pequeñas que deberían llevar
adelante la lógica del respeto y la libertad, opuesta a la colonización de los
más poderosos".
Durante
la audiencia general de hoy, el Papa Francisco recordó su reciente viaje
apostólico a Malta. Mencionando una vez más, las palabras con las que el
evangelista Lucas en los Hechos de los Apóstoles describe el modo en que Pablo,
naufragado en la isla, fue acogido: "con una humanidad poco común",
el Pontífice afirmó que eligió estas palabras como lema de su peregrinación,
"porque indican el camino a seguir no solo para afrontar el fenómeno de
los migrantes, sino más en general para que el mundo se vuelva más fraterno,
más vivible y se salve de un “naufragio” que nos amenaza a todos nosotros, que
estamos – como hemos aprendido – en la misma barca".
Domina la lógica de los estados más poderosos
En
este horizonte, Francisco define a Malta "un lugar-clave", sobre todo
geográficamente, por su posición en el centro del Mar Mediterráneo, entre
Europa y África, una “rosa de los vientos”, donde se cruzan pueblos y culturas.
Y añade:
Hoy
se habla a menudo de “geopolítica”, pero lamentablemente la lógica dominante es
la de las estrategias de los Estados más poderosos para afirmar los propios
intereses extendiendo el área de influencia económica, ideológica y militar.
Malta representa, en ese cuadro, el derecho y la fuerza de los “pequeños”, de
las Naciones pequeñas pero ricas de historia y de civilización, que deberían
llevar adelante otra lógica: la del respeto y de la libertad, de la
convivialidad de las diferencias, opuesta a la colonización de los más
poderosos. Lo estamos viendo ahora. Y no sólo de un lado: también de otras...
Después de la segunda guerra mundial se ha intentando poner las bases de una
nueva historia de paz, - pero, por desgracia, no aprendemos, ¿eh? - pero
lamentablemente ha ido adelante la vieja historia de grandes potencias
competidoras. Y, en la actual guerra en Ucrania, asistimos a la impotencia de
las Organizaciones de las Naciones Unidas.
Migrantes y acogida
El
Santo Padre se detiene una vez más en el fenómeno migratorio y recuerda su
encuentro, antes de dejar Malta, con los numerosos migrantes hospedados por el
Centro de Acogida Juan XXIII, dirigido por un fraile franciscano de 90 años,
ejemplo de celo apostólico y de amor por los migrantes. E insiste en que
"no hay que cansarse de escuchar sus testimonios, porque solo así se sale
de la visión distorsionada que a menudo circula en los medios de comunicación y
se pueden reconocer los rostros, las historias, las heridas, los sueños y las
esperanzas" porque, asegura, "cada migrante es único, es una persona
con su dignidad, sus raíces, su cultura. Cada uno de ellos es portador de una
riqueza infinitamente más grande que los problemas que puede implicar su
acogida". Y sobre la acogida, precisa:
Ciertamente,
la acogida debe ser organizada, debe ser gobernada, y antes, mucho antes, debe
ser proyectada juntos, a nivel internacional. Porque el fenómeno migratorio no
puede ser reducido a una emergencia, es un signo de nuestros tiempos. Como tal
debe ser leído e interpretado. Se puede convertir en un signo de conflicto, o
en un signo de paz. Depende de nosotros.
Malta, laboratorio de Paz
Quien
en Malta ha dado vida al Centro Juan XXIII ha hecho la elección cristiana y por
eso lo ha llamado “Peace Lab”: laboratorio de paz, afirma a continuación el
Pontífice, definiendo Malta en su conjunto como un "laboratorio de paz",
que puede realizar "esta misión suya si, desde sus raíces, toma la savia
de la fraternidad, de la compasión, de la solidaridad". Valores que el
pueblo maltés ha recibido junto con el Evangelio, y gracias al Evangelio podrá
mantenerles vivos".
Es tiempo de nueva evangelización
Francisco
explica que fue a Malta para confirmar a sus habitantes "en la fe y la
comunión" y afirma que la isla "es un lugar clave también desde el
punto de vista de la evangelización". De sus dos diócesis, recuerda, han
salido muchos sacerdotes y religiosos, pero también laicos, que han llevado su
testimonio cristiano a todo el mundo. "Por eso - precisa - mi visita ha
sido sobre todo un acto de reconocimiento, reconocimiento a Dios y a su santo
pueblo fiel que está en Malta y en Gozo". Y agrega:
Sin
embargo, también allí sopla el viento del secularismo y de la pseudocultura
globalizada a base de consumismo, neocapitalismo y relativismo. También allí,
por eso, es tiempo de nueva evangelización. La visita que, como mis
predecesores, realicé a la Gruta de San Pablo ha sido como ir a la fuente, para
que el Evangelio pueda brotar en Malta con la frescura de sus orígenes y
reavivar su gran patrimonio de religiosidad popular. Esta es simbolizada en el
Santuario mariano nacional de Ta’ Pinu, en la isla de Gozo, donde celebramos un
intenso encuentro de oración. Allí sentí latir el corazón del pueblo maltés,
que confía tanto en su Santa Madre. María nos lleva siempre a lo esencial, a
Cristo crucificado y resucitado por nosotros, a su amor misericordioso. María
nos ayuda a reavivar la llama de la fe tomando del fuego del Espíritu Santo,
que anima de generación en generación el alegre anuncio del Evangelio, ¡porque
la alegría de la Iglesia es evangelizar!
Por último, el Obispo de Roma reitera su
agradecimiento al Presidente de la República de Malta, a su familia, al Primer
Ministro y a las autoridades civiles que le acogieron, así como a los obispos,
a toda la comunidad eclesial, a los voluntarios y a todos los que le
acompañaron en la oración.
Ciudad del Vaticano
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