La misión hay que vivirla “cada día”
2022.04.20 Jóvenes en la audiencia general del Santo Padre, el miércoles 20 de abril (Vatican Media) |
Para ello, el
Santo Padre Francisco dio algunas indicaciones a los jóvenes de Missio Giovani,
a partir de tres verbos que les pidió que pongan en práctica. Hay que vivir “no
como muertos, sino como resucitados” les dijo.
Levantarse del
propio sedentarismo, cuidar de los hermanos y dar testimonio del Evangelio de
la alegría. Tres recomendaciones, a partir de tres verbos tomados del
Evangelio, dio el Papa Francisco a los jóvenes llegados a Roma de distintos
territorios de Italia para el Congreso Misionero Juvenil, con ocasión el 50
aniversario del nacimiento del Movimiento Juvenil Misionero de las Obras
Misionales Pontificias, hoy conocido como "Missio Giovani".
La misión, les
dijo el Papa, hay que vivirla cada día. Por eso con tres pasajes del Nuevo
Testamento que ve a Jesús y los discípulos en acción el Santo Padre señaló
“tres movimientos muy concretos” que espera puedan sostener el recorrido de los
jóvenes en el futuro: levántate, cuida y da testimonio.
Supera las
parálisis: ¡Levántate!
El primer verbo
-levántate- está tomado del episodio del Evangelio de Lucas en el que Jesús
devuelve la vida al hijo de la viuda de Naín (7:11-17). El Señor se
compadece de la madre que llora a su hijo y le dice “¡No llores!”. Lo dice,
explicó el Papa, “para iniciar una acción”, porque Jesús “se interesa por el
dolor de los que sufren”. Él “ha venido a salvar a los que están en las
tinieblas y en la sombra de la muerte” y al joven le dice: "Yo te lo
ordeno, levántate". Devolver la vida a este muchacho – explicó - significa
dar un futuro también a su madre y a toda la comunidad.
Esta palabra de
Jesús sigue resonando en el corazón de muchos jóvenes de hoy, y a cada uno le
dirige la invitación: "Te digo ¡levántate!". Este es el primer
sentido de la misión sobre el que los invito a reflexionar: Jesús nos da la
fuerza para levantarnos y nos pide que salgamos de la muerte del egoísmo, de la
parálisis del egoísmo, de la pereza y de la superficialidad.
Sucede que
estas parálisis “están por todas partes”, nota Francisco. Y son ellas “las que
nos bloquean y nos hacen vivir una fe de museo, no una fe fuerte, una fe más
muerta que viva”. Por eso “para resolver esta fea actitud”, Jesús dice:
‘¡Levántate!’. Es para que sean "relanzados" hacia un futuro de vida,
lleno de esperanza y caridad hacia nuestros hermanos y hermanas.
Cuida de tus
hermanos
El segundo
verbo, “cuidar” el Papa lo toma de la parábola del Buen Samaritano, que a
diferencia de los dos ministros del culto que ven al herido pero pasan de
largo, se detiene ante él y lo cuida: “lo hace con inteligencia – hace notar
Francisco a los jóvenes. Le presta los primeros auxilios que puede, luego lo
lleva a una posada y le paga al dueño para que lo cuide durante los próximos
días”.
Vivir la
caridad de forma dinámica e inteligente, es, pues, la recomendación del Santo
Padre a los chicos y chicas de la “Missio Giovani”, para que utilicen sus
habilidades y pongan su inteligencia al servicio de la organización de la
caridad con proyectos “de gran alcance”:
Hoy les toca a
ustedes, ¡pero no son los primeros! ¡Cuántos misioneros "buenos
samaritanos" han vivido la misión cuidando a sus hermanos heridos en el
camino! Siguiendo sus pasos, con un estilo y unas maneras adaptadas a nuestro
tiempo, ahora les toca a ustedes llevar a cabo una caridad discreta y eficaz,
una caridad fantasiosa e inteligente, no episódica sino continua en el tiempo,
capaz de acompañar a las personas en su camino de sanación y crecimiento.
Da testimonio,
¡vive como un resucitado!
Porque “todo
cristiano, bautizado en agua y Espíritu Santo, está llamado a vivir como si
estuviera inmerso en una Pascua perenne y, por tanto, a vivir como resucitado”
el Papa Francisco les dió a los jóvenes el tercer verbo: dar testimonio. Lo
tomó de los Hechos de los Apóstoles, que narra de las apariciones de Jesús a
los discípulos tras su resurrección. Jesús, precisó el Santo Padre, “lo hizo
para explicarles el misterio de su muerte, para perdonarles por haber huido en
el momento de la prueba, pero sobre todo para animarles a ser sus testigos en
todo el mundo”. Y animó:
¡No vivir como
muertos, vivir como resucitados! Este don no es para nosotros solos, sino que
está destinado a ser compartido con todos. La misión no puede sino estar
motivada por el entusiasmo de poder compartir por fin esta felicidad con los
demás. Una hermosa y enriquecedora experiencia de fe, que también sabe lidiar
con las inevitables resistencias de la vida, se vuelve casi naturalmente
convincente. Cuando alguien cuenta el Evangelio con su propia vida, traspasa
incluso los corazones más duros.
Una sonrisa
sincera
Concluyendo,
Francisco invitó a los chicos a leer las últimas páginas de la Exhortación
Apostólica Evangelii Nuntiandi de San Pablo VI que describe el
evangelizador y les recomendó:
El anuncio debe
hacerse con una sonrisa: pero no con una sonrisa profesional, o la que se
utiliza en la publicidad de la pasta de dientes, no, eso no funciona. Eso no
sirve de nada. El anuncio debe hacerse con una sonrisa, con una sonrisa
sincera, y no con tristeza.
Compartan
siempre la Buena Nueva - finalizó - y se sentirán felices.
Vatican News