El mundo se une para la paz, la paz en tierra europea, en tierra eslava, en Ucrania, invadida por una superpotencia como Rusia, el país más grande del mundo
KAY NIETFELD / DPA / DPA PICTURE-ALLIANCE VIA AFP |
Ucrania, con 45 millones de habitantes y una superficie algo más
grande que Francia, se ha visto nuevamente sumida en una invasión rusa, de la
Rusia de Putin, de no confundir con los ciudadanos rusos, que muchos piden la
paz en muchas ciudades, pero son reprimidos por la fuerza de la policía de
Putin.
La guerra es triste, la guerra es horrorosa, porque siega vidas
humanas, separa a las familias y provoca migraciones forzosas. Hoy son cerca de
850.000 los ucranianos que han huido a los países limítrofes, especialmente
Polonia.
Entre los emigrantes hay muchísimas familias rotas en las que el
padre o marido se ha quedado en Ucrania para defender su país contra los
invasores rusos. Han muerto más de 350 civiles a causa de la guerra, entre
ellos unos 18 niños. Esos no volverán. Han dado su vida por su país, contra la
barbarie y la sinrazón de los invasores de Putin. Los ucranianos quieren ser
libres.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, es hoy el héroe de
su país. Nadie se lo tomaba en serio, cuando fue elegido presidente, al ser un
actor cómico, pero hoy es el líder indiscutible de Ucrania, que recibió los
aplausos de todo el parlamento europeo en su intervención ayer desde un lugar
secreto en su país.
Pidió ser como los europeos, gozar de su libertad. “!!No nos dejen
solos!!”, fue su grito ante los diputados europeos, muchos vestidos con
camisetas con los colores de Ucrania. Lo mismo pasó en el Congreso de los
Estados Unidos, ante el discurso del presidente: los colores azul y amarillo
destacaban entre los congresistas.
Por las calles de muchas ciudades en muchas iglesias de Ucrania, y
del mundo, siguiendo el llamamiento del papa Francisco, se ven personas rezando
el rosario y otras oraciones, pidiendo la Paz y la Hermandad entre todos los
hombres.
Muchos ucranianos dispersos por el mundo, ya sea por su trabajo
profesional, o por el deporte, lo han dejado todo, incluso sus familias, para
ir a su país a luchar por la libertad.
Ucrania conoce muy bien cómo dictadores rusos como José Stalin,
crearon un holocausto donde murieron millones de ucranianos de hambre: fue una
gran hambruna que se llamó el Holodomor, literalmente “morir de hambre”. Y morían de
hambre porque no querían colectivizar sus tierras, y porque Rusia vendía los
cereales (miles y miles de toneladas) producidos en Ucrania, para obtener
divisas.
Resistencia de los ucranianos
Hoy la resistencia de los ucranianos ha impedido avances más
rápidos de las columnas kilométricas de tanques y tropas rusas, gracias a su
heroísmo a su sacrificio, a su firmeza en la defensa de su país y en pedir el
fin de la guerra.
Vladimir Putin no se detiene, y no se detendrá. Quiere una paz que
sea un «diktat» (cosa dictada) para Ucrania, su sumisión sin reservas. Por eso
no progresan las conversaciones de paz entre ambos países, tras dos reuniones.
Pero el tiempo pasa contra Putin.
El mundo se ha volcado a favor de Ucrania y ha dejado casi sola a
Rusia, en lo económico, en lo deportivo, en el contexto internacional. Los
países de la OTAN, tratado militar que une a los países industrializados Europa
y de Norteamérica, ayuda a Ucrania enviando armas, pero no puede intervenir
porque este país todavía no es miembro de la OTAN, ni de la Unión Europea,
aunque lo haya solicitado recientemente. La ayuda militar es importante, pero
no hay ni comparación entre el ejército ucraniano y el ruso, al que se ha
sumado Bielorrusia.
Ciertamente Putin pensaba que la ocupación de Ucrania era un paseo
militar. No ha sido así. El mundo se ha vuelto contra Rusia.
La ONU toma partido
La Asamblea General Extraordinaria de las Naciones Unidas de ayer
visualizó el aislamiento de Rusia: 141 países, de los 193 miembros de la ONU,
votaron a favor de la resolución de condena de la invasión de Ucrania, solo
cinco países apoyaron a Rusia: Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea, Rusia y
Siria; 35 abstenciones (y los otros 12 países, entre ellos Venezuela, no
asistieron a la sesión).
El mundo condena a Rusia, porque no ha respetado ni los pactos ni
el derecho internacional. Incluso la siempre no beligerante Suiza ha bloqueado
los fondos rusos por vez primera en la historia. ¿Adónde va Putin? ¿A crear un
paneslavismo que sólo existe en su mente? También se han girado contra Rusia,
Finlandia y Suecia, militarmente neutrales desde siempre.
Putin ha reforzado y unido a una Europa que estaba desunida, y a
una OTAN que el presidente Trump quería romper. No se lo esperaba. Sus cálculos
estaban equivocados, y el mundo sufre las consecuencias.
¿Habrá una tercera guerra Mundial?
De momento el conflicto está circunscrito en Ucrania y la OTAN
(Estados Unidos y Europa) ya han dicho que no intervendrán en territorio
ucraniano. Ahora, por tanto, no se puede hablar de Guerra Mundial.
La persecución contra la economía rusa, la anulación de los
derechos de giro en los bancos y el bloqueo de los activos financieros de los
oligarcas rusos y del propio Putin en el mundo, daña sin duda a la economía
rusa. La fuga de empresas occidentales, entre ellas petroleras, de acero, hacen
que los precios en Rusia se disparen, y el rublo, su moneda, caiga a niveles
nunca vistos. Rusia ha puesto un tipo de interés del 20 por 100 para sostener
la moneda, pero no ha conseguido evitar las colas ante los bancos para retirar
fondos y evitar encontrarse con un “corralito”.
Lo que parecía un paseo militar, como lo fue Crimea, se está
convirtiendo en un calvario para Putin y los suyos. Gestionar tanto aislamiento
internacional, incluso monetario y económico, es difícil. China mira de reojo
lo que ocurre en Ucrania, y piensa en lo que puede pasar si invade la isla de
Formosa, como ha anunciado.
Con todo, también los países occidentales pagarán un alto precio
por las decisiones tomadas. Afectarán a sus economías, con los precios
energéticos –gas y petróleo—muy altos, y con una inflación más alta, lo que
aplaza la reconstrucción económica que se esperaba tras la pandemia del
coronavirus.
Y es que en una guerra no gana nadie, todos pierden, y quien más
pierde es la humanidad entera al ver cómo las personas humanas son destrozadas,
las familias rotas, los niños huérfanos, las madres viudas, el abandono de los
hogares para ir a un lugar desconocido, a otro país. El drama humano de una
guerra no es comparable con ningún otro.
¿A dónde vas Vladimir Putin?
(Intervención de Salvador Aragonés en el webinar que Aleteia
realizó el 2 de marzo de 2022) Aquí puedes ver cómo fue el evento:
https://www.facebook.com/watch/?v=1093718994744032
Fuente: Aleteia